Capítulo 8

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Los jugadores eran más rápidos de lo que deberían (antes de irse al mundo de los adultos, les hacían un examen, estudiaban sus enfermedades, sus calificaciones, su velocidad al correr y muchas cosas más).

  Había estudiado los resultados de los exámenes que les habían hecho los adultos antes de irse, era mucho mayor, más de lo que sus cuerpos resistían, era como si la hubieran hecho algo a sus cuerpos.

Hola paranoia, era raro no verte por aquí.

  De pronto veía como todo y todos se movían demasiado lento.

-Tú no tienes paranoia- dijo una voz a lo lejos.

Debo estar volviéndome loco, ¿por qué imaginé esa voz?
¿De quién es?

Nunca la había escuchado.

>>Hola Evan, soy Tyler, no nos queda mucho tiempo, debes escucharme, quiero que nos reunamos mañana para hablar, a las cuatro en el club de Donnovan, los adultos no sabes de mí gracias a que alteré el tiempo y espacio, pero aún así debió irme, nos vemos después.

  Y de pronto todo volvió a tener la velocidad de antes.

Definitivamente me estoy volviendo loco.

-¿Estás bien?- Preguntó Xavier.

-Sí, ¿por qué?

-No lo sé, vi que movías muy rápido tus ojos.

-Se supone que el de la paranoia aquí soy yo, cálmate Xavier, no es para tanto, de seguro te confundiste.

-Sí, lo siento.

¿Acaba de disculparse?
Creo que eso es algo nuevo.

  Nuestro equipo iba perdiendo por treinta puntos y el tiempo tampoco estaba a nuestro favor.

  Donnovan pidió tiempo y sonó un silbato. Mi equipo ser sentó en las bancas, Donnovan estaba parado enfrente de nosotros, estaba serio (demasiado diría yo), todos se quedaron callados y vieron a Donnovan.

-Bien -dijo Donnovan- por lo que hemos visto, sus capacidades son mucho mayores a las nuestras, pero eso no significa que no podamos ganar, sé que están cansados, pero por favor, cada vez que se sientan cansados, hagan cualquier cosa para quitarles el balón al equipo contrario, pero sin cometer faltas.

  Se pararon y volvieron al juego, se veían mucho más animados y seguros de quite ganarían.

  El equipo contrario tenía el balón, Pablo corrió hasta el, pero se veía muy cansado, aún así les quitó el balón y encestó, todos se pararon y celebraron, el juego continuó así hasta que quedamos.

145 - 135.

  Les habíamos ganado.

  Todos se veían muy felices (excepto los adultos, claro, ellos estaban muy serios).

  Me paré y caminé hasta donde estaba Santiago.

-Jugaron bien- dije.

-Gracias, pero, ¿tú quién eres?

-Soy Evan.

-No te recuerdo, y si me disculpas, tengo que irme.

Control total (Completa)Where stories live. Discover now