Capítulo 57: Encierro

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Miranda

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Miranda.

—Ahora mismo no puedo hablar, Esteban.

—Bueno, podríamos hablar en otro momento si tuviera la certeza de que vas a contestar en celular.

Noto el tono mordaz en el que me responde. En toda mi vida, solo me ha hablado así cuando tenemos un gusto diferente en cuanto a libros se refiere, en ningún otro momento ha sido así.

—Sé que he estado un poco incomunicada —anuncio mientras avanzo entre la gente—, pero de verdad, ahora no estoy en casa y...

—Sí no puedes hablar, por lo menos escúchame.

—Ya sé de qué quieres hablar, y mi respuesta seguirá siendo la misma —le advierto, para que no trate de hacerme cambiar de opinión.

Gruñe desde el otro lado de la línea.

—¡No seas tonta! ¿Sabes lo que cualquier joven de tu edad daría por una oportunidad así?

—Con gusto se la daría al que más la deseara.

—No puedes decir que no.

—¡ya lo hice, Esteban! —empieza a enojarme su insistencia.

—Si te lo hubiera propuesto antes de que conocieras a ese noviecito tuyo, me hubieras dicho que sí inmediatamente.

—El hubiera no tiene sentido en esta conversación. Nunca me propusiste nada parecido.

—¡Porque pensé que realmente querías esa carrera de mierda! —prácticamente grita en mi oído, debo bajar el volumen de la llamada— Ahora que sé que no, te ofrezco lo que todo el mundo quiere. Cumplir tus sueños.

Trago saliva.

El sueño de tener mi propio lugar, rodeada de libros y de lectores como yo, alejada lo más posible de la insensibilidad y brutalidad de las personas... si, lo he querido por mucho tiempo. Pero ahora estoy con Nico, y no lo dejaré. Por fin está abriéndose conmigo, no me atrevería a romperle el corazón jamás.

—Mi carrera no es tan mala —argumento—. Está bien. Me graduaré, trabajaré muy duro, y cuando tenga algo de dinero...

Mi abuelo se ríe de mí con tanta crueldad que lágrimas pinchan mis ojos.

—Te diré algo, niña. Trabajar en algo que no amas te destruirá. Te comerá desde adentro. Vas a mentirte a ti misma, tal y como lo estás haciendo ahora, dirás que solo tienes que acostumbrarte, que con el tiempo será mejor, y no. El maldito tiempo solo abrirá más la herida de estar obligada a hacer algo que no amas para sobrevivir —habla con tanto convencimiento, que por unos segundos, yo también creo en sus palabras—. Te va a destrozar, Miranda.

Mi ClichéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora