4. El chico que me enamoró. | Mats Hummels

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4.

— Advertencia: Ninguna

— Género: Amor

Desde siempre me gustó ver los entrenamientos de mi hermano en su club.
Todos sus compañeros me caían super bien, eran como mi segunda familia, al igual que él, me protegían. Resulté ser la hermana adolescente de Joshua Kimmich, el chico por el que todas mueren, excepto yo, con mucha obviedad, era un tonto y aparte mi hermano.

Era un día muy frío como de costumbre en Múnich, y con una chamarra del club acompañado de un gorro de invierno y un café caliente, veía el entrenamiento de todos los chicos para su próximo partido el fin de semana, últimamente había visto a un chico en especial con el que no recuerdo haber cruzado palabra alguna, siempre me observaba, no le veía directamente pero sentía su mirada siempre que me acercaba a hablar con Joshua. Incluso alguna vez el mismo se dió cuenta y me causó risa que le llamará la atención.

Luego de media hora andando por todo el campo, mi mejor amigo, Thomas se acercó a charlar un momento haciéndome compañía.

- Hey, ¿qué tal Bianca? - saludó dándome un beso en la frente. Le sonreí y se colocó a mi lado.

- Estoy bien, gracias. - tomé un sorbo de café y veía como se colocaba otra sudadera encima. Thomas era un chico muy guapo a mi parecer, pero nunca mi tipo, divertido, alegre, pero era muy tonto y demasiado directo con sus palabras. - ¿Qué tal tú?

- Pues, ahora que recuerdo, necesito decirte algo. - abrió sus ojos de sorpresa y riendo, me miró. - Le gustas a un chico de aquí.

- No me digas. - reí. - ¿Quién es? - pregunté observando a cualquiera que estuviera pendientes de nosotros, ya que estábamos solos.

- Tranquila, no te aceleres. - rodó los ojos y se cruzó de brazos observando a sus compañeros. - Me dijo que no te contara absolutamente nada, pero soy Müller, no sé porqué confían tanto en mí. - río por sí mismo. Eso me había dado una pista, ya no le diría tantas cosas sobre mí, imagínate que les cuente a medio mundo.

- Entonces, ¿Quién es? - insistí.

- Lewandowski. - me miró serio. Abrí mis ojos sorprendida, jamás me hubiera imaginado que semejante amigo estuviera... - ¡Ah, te la creíste inepta! - gritó llamando la atención de todos, algunos reían por la misma risa de Müller, yo quería partirle la cara por ser un mentiroso sin remedio. Entonces su escándalo hizo que mi hermano se acercara a preguntar, que había ocurrido.

- Éste idiota que es demasiado mentiroso, retiro su título como mejor amigo. - le respondí de una forma demasiado inmadura. Le hice reír a los dos de nuevo y volvió a joderme.

- Te voy a decir la verdad, le gustas a Hummels, mujer. - susurró el alemán una vez que se relajó. Joshua estaba atento a mí reacción, eso quería decir que ya lo sabía. Pero yo no, ¿quien rayos era Hummels?

- No sé quién coño es. - cuestioné burlándome yo misma.

- ¿Recuerdas al chico que se le caia la baba cuando se quedó viéndote y entonces dije que iba a partirle la cara? - contestó ahora mi hermano con un rostro serio. Mi boca se abrió en una O cuando recordé al chico, era el mismo que últimamente no dejaba de verme, bueno, ahora tenía una explicación obvia.

- Bueno, no lo conozco hací que ya está. - encogí mis hombros restándole importancia. Y ese gesto se ganó la atención de los dos chicos.

- ¿Enserio? ¿No vas ni hablarle después de lo que te dije? - alzó una ceja el rubio Müller.

- El no sabe que me haz dicho nada, ¿O sí? - cuestioné observandole. Negó con la cabeza y miró a mi hermano.

- Joshua, tu hermana es una malvada.

- ¿Ah, enserio? - respondió con sarcasmo.
Müller río y se levantó de mí lado para caminar al túnel de vestuarios y yo junto con ellos.

Cambiamos drásticamente de tema y ahora solo nos reíamos del polaco que comenzó a burlarse además, de Kimmich. Era divertido no saber nada de ese chico Hummels, sobre todo porque acababa de salir de una ruptura con mi ex, de 3 años. Por eso mismo tenía un mejor amigo, él no me dejaba tenerlo, y ahora que estaba soltera me sentía mejor que cuando estaba comprometida. Todos los chicos entraron a las duchas y yo tomé asiento en algunos bancos afuera de sus vestuarios, me gustaba escuchar música mientras esperaba. Hasta que alguien se sentó en la única banca restante. Su olor tan varonil de su colonia me enamoró por completo.

- Hola Bianca. - sonrió de manera inmediata al verme. Sus ojos se iluminaban de una forma que yo recordaba perfectamente.

- ¿Quién eres? - susurré cuando sus manos ya estaban en mis mejillas obligándome a verle.

- Yo soy Mats Hummels. - sonrió más. - El chico que se enamoró de tí.

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