22. Te amaré sólo a tí. | André Silva.

2.9K 53 0
                                    


22.

advertencia: ninguna

género: romance.


Giré la perilla y saqué las llaves con suavidad y cuidado. Intentaba entrar a la casa sin hacer demasiado ruido, podía interrumpir el dormir de mi prometido que debía estar completamente fundido en sus sueños. Cerré con delicadeza una vez dentro, me quité el pesado abrigo que traía puesto y caminé hasta la sala para dejar mi bolso en uno de los sillones.

Aunque, me llevé la sorpresa de encontrar la televisión encendida en unas caricaturas que yo conocía muy bien, el volúmen estaba bajo, sonreí. Recorrí mi vista al portugués que dormía demasiado mal acomodado en uno de los sillones con un brazo apunto de llegar al suelo, revisé rápidamente la hora en mi teléfono, dos y cuarto, de verdad era muy tarde.

- André - me acerqué a él, tomé su brazo izquierdo y lo acomodé encima de su pecho. - André, despierta. - susurré tomando su mano, la acaricié observando su rostro. Abrió lentamente sus ojos y sonrió medio dormido, entrelazado nuestros dedos y habló.

- Perdón por haberme dormido sin tí. - habló somnoliento, mi corazón se arrugó al escuchar sus palabras. - La verdad es que tenía planeado una sorpresa cuando llegaras pero, es muy tarde. - me miró a los ojos y no dejaba de sonreír. - Te hecho de menos. - hizo un puchero que me hizo reír de inmediato.

- Lo lamento, pero últimamente tengo mucho trabajo, es mi último año. - susurré pasando mis manos por su cabello, igual de suave y sedoso.

- Estudias demasiado, casi no nos vemos. - se quejó, y yo me levanté y me senté a su lado, acurrucó su cabeza en mi cuello y me abrazó por la cintura. Era las quejas que no podía evitar escuchar cada que lo veía.

- Faltan solo días, es cuestión de tiempo. - suspiré, era agotador pero lo mejor de todo es que ya había acabado mi carrera. No obtuve respuesta de su parte pero seguía sintiendo su respiración en mi cuello, me hacía cosquillas. Lo aparté de inmediato y hablé - ¿Mañana estás libre?

- Sí, no tengo entrenamientos. - lo pensó un momento.

- Genial, entonces prepárate para un día sólo conmigo. - reí y me acerqué a besar su frente. Sentí sus manos apretar mi cintura aún más pero me levanté luego. - Vamos, tenemos que dormir, es muy tarde.

- Daisy. - me llamó a la vez que sujetaba mi mano para detenerme.

- ¿Qué pasa? - giré a mirarlo. Su rostro había cambiado un poco, sus ojos miraban a su regazo, tomé el mismo asiento y acaricié su mejilla. - Puedes contarme, anda. - me acerqué a besar su mejilla.

- ¿Me amas? - preguntó sin chistar. Frunció su ceño y me miró seriamente. No podía evitar las ganas inmensas que tenía de reír, ¿qué clase de pregunta era ésa?

- ¿Qué dices? - le sonreí en broma. Me miró esperando. - Por supuesto, eres mi prometido, ¿porqué no debería de quererte? - luego de plantar un corto beso en sus labios, lo miré detenidamente, - ¿Porqué me preguntas eso? - fruncí un poco el ceño, imitando su desentendimiento.

- Bueno, últimamente ya no nos vemos demasiado, ni viviendo juntos porque... - pausó, tomó mis manos en las suyas y no quitó su vista de ellas. - Puede que sólo sea por un tiempo, tu terminas tú carrera, yo sigo con mis entrenamientos diarios. Pero, siento que estamos descuidando un poco la relación y siento que eso no puede ser, no quiero que se vea afectada. - tragó saliva y subió su mirada a la mía. Estaba nervioso. - Y no lo sé, en cualquier momento te puedes olvidar de mí, quizás te das cuenta que yo no soy el hombre para tí, quizás prefieres a alguien que si entienda tu carrera y tus estudios. - su voz comenzó a sonar quebrada. Eso me había impresionado bastante, jamás me hubiera imaginado su forma de pensar. - Daisy, dime algo, ¿soy suficiente para tí? ¿lo soy? - preguntó en voz baja antes de abrazarme fuertemente, seguramente no quería que le viera llorar.

- Eres más que suficiente para mí, André. - lo abracé haciéndole sentir bien. - No me fijaría en nadie más que no fueras tú, porque si estoy a tu lado, eso significa que no quiero encontrar a nadie más, sólo tú. - tomé sus hombros y lo separé lentamente, sus mejillas estaban húmedas, lo tomé delicadamente y me acerqué a sus labios. - Te amaré sólo a tí.

- ¿Vas a quedar en Milán hasta terminar tu carretera? - preguntó mirando mis labios, fruncí el ceño y lo pensé un momento. Aunque muchas veces ya lo haya previsto.

- Supongo... - murmuré intentando continuar hasta escuchar su voz. Escuchó con confusión y se alejó un poco.

- ¿Qué supones? - interrumpió, incliné mi cabeza un poco de lado y miré a otro lado.

- Supongo que sí tu me quieres contigo siempre, yo no dudaré de eso. Me iré a donde vayas. - le sonreí. Suspiró de alivio y se volvió a acercar a mis labios y darme un lento beso. Tomé entre mis manos su cuello y lo acaricié. - Silva, creo que sería mejor dormir... - reí luego de verle un puchero muy tierno en su cara, asintió con la cabeza y subimos tomados de la mano las escaleras hasta nuestra habitación.

Tres meses después, Diciembre 2018.

- ¡Hey, André, Alexander, vengan acá ahora mismo! - grité y crucé mis brazos encima de mi pecho, mirándolos con una sonrisa. André y el pequeño de ojitos azules se acercaron a mi a paso lento. Por la carita del niño pensé que se había tomado la broma enserio.

Una torre de juguetes de plástico estaban obstruyendo el paso de las escaleras, algo que no me había acostumbrado a ver porque, claro, el pequeño niño de un año disfrutaba de todo lo que ambos le ofrecimos. Alex se había robado el corazón de todas las personas que se topaba con nosotros, André siempre me bromeaba que no se explicaba el porqué de sus ojos azules, era biológico.

- ¿Nos vas a regañar? - habló André haciendo un pequeño puchero en su cara. Tomó en sus brazos al bebé y me miró como perrito abandonado. Me reí de su actitud y me acerqué a ambos y les planté un beso en la mejilla.

- Venga, hay que preparar esta casa, mañana es fin de año, ¡por dios! - dije a mi prometido, tomé en mis manos con delicadeza a Alex y a punto de darme media vuelta para arreglar al niño, me detuvo. - ¿Sí?

- Estoy demasiado nervioso por tus padres, sé que ya los conozco pero, me da algo de miedo mi suegro aún. - le sonreí burlonamente, miré a Alex y me acerqué a plantarle un beso a mi chico.

- Tranquilo, sabes cuánto te quieren.

- No sé que sería de mí si tu no estuvieras conmigo. - tomó mi mano en su cuello y la besó con ternura. - No sabes lo afortunado que soy por tenerte aquí. ¡Mírate, esposa y madre de mi primer pequeño!

- Es la mejor parte. - le sonreí sonrojada.

- Créeme, yo, en lo que resta de mi vida, voy amarte sólo a tí. - se acercó de inmediato a mis labios y me besó con pasión. Mi corazón comenzó a latir demasiado, sus manos rodearon mi cadera y con delicadeza, también amarró a Alex al abrazo.

Stories football. Where stories live. Discover now