¿Quién Es Ella? «Terminada» Jacob Satorius, Johnny Orlando, Magcon, Blake Gray

Capítulo 57

Nathalie's P.O.V.

Al llegar a casa me duche y dormí un poco, fue un día divertido, por un momento sentía que no era su prisionera.

— ¿Estas? — pregunta del otro lado de la puerta.

— Estoy durmiendo — da una sonora carcajada y abre.

— Hoy la pasé genial junto a ti — informa.

— Yo también.

— Estaba pensando en que... podrías llamar a alguien y pues.. no se.. — se rasca la nuca y evita mi mirada.

— Gracias, gracias, gracias — lo abrazo.

Me da mi celular y nuevamente muchas notificaciones aparecen.

Decido llamar a Mario.

— Nath, te extraño muchísimo, por favor vuelve — dice rápidamente.

— Yo también te extraño mucho, Mario. No es mi descición volver.

— ¿Quien te rapto? ¿Donde estas?

— No lo sé y está a mi lado.

Las lágrimas no tardaron en llegar y Alex me mira con desaprobación.

— Nath... Te amo, te amo. Ya nada es lo mismo sin ti. Quiero que vuelvas.

— Yo también quiero volver, Mario. Los extraño a todos y también te amo mucho, mucho, mucho.

Alex me quita el celular de las manos y cuelga.

— Tu no amas a nadie que no sea yo — escupe con enojo — Nadie te ama más que yo — se tira del pelo y da un sonoro gruñido — Pero esto no se queda así...

Esto no me gusta nada, la forma en que lo dice me asusta y la forma en que me mira me aterra y si respiración agitada me estremece.

Me toma por sorpresa y me tira a la cama con brusquedad, empieza a desnudarme con desespero. Ya no puede abstenerse más, desabrocha el botón delantero de sus pantalones, se baja la cremallera y libera su miembro ya preparado.

— Debería darte una lección —con gentileza acaricia la parte baja de mi espalda.
— Debería demostrarte que cuando cruzas la línea siempre hay consecuencias —se inclina sobre mi y juega con la punta de su miembro en mi entrada.

— Por favor, no lo hagas. — suplico, aunque si soy sincera... esto me excita.

— ¿Y si te lo hago durante horas y te privo de que te corras? ¿Te gustaría?— hace caso omiso a mis suplicas.

Ahora sé que las cosas se harán como él diga.

— Alex…

— ¿Alex qué? — dice exigente colocándose el preservativo con cuidado.

— Alex, n... no lo... hagas. — suplico.

— En un castigo, tú no exiges, Muñequita — sonríe maléficamente. — Domino yo —¡Zas! Me da un azote en la nalga derecha seguramente para darme a entender quién manda —¿Entendido? — gimo de dolor y no pronunció palabra, acto seguido, me besa en el coxis cariñosamente. Y sin más, sujetándome bien por las caderas, me penetra por detrás. Sale y volve a empujar más adentro, hasta estar completamente alojado en mi interior.
Mis gritos y gemidos resuenan por toda la habitación, lo hace con ferocidad y salvajismo.
Nunca había experimentado invasiones tan potentes y eso es porque sólo lo he hecho con una persona aparte de él y Mario lo hizo con delicadeza, a diferencia de Alex.

Lo da todo, y es intenso. Tan intenso que las duras embestidas y el ángulo de penetración provocan que me alze de puntillas.
Me toca entre las piernas, se mueve en mi interior de un modo profundo a la vez placentero, y esta considerando que puedo soportar más aquella agonía, así que decide alargarla.
Quiero que pare porque no aguanto más, me duele de una menta indescriptible, aunque siendo sincera, Mario lo hace mejor, porque el lo hace con amor y cuidado a diferencia de Alex.