Capítulo X

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De tu mente no puedes esconderte pequeña niña zorra, lo sabes.

Ella suda en frío, su cuerpo se tensa, su respiración se pausa, puedo sentir ese miedo, la impotencia de no poder mover un solo músculo, intentaba articular una palabra, pero no podía. Ahí, tendida en su cama se sentía presa de su propio cuerpo, una claustrofobia interminable.

Fueron apenas unos cuantos minutos para mí, pero no para ella, no para mi hermosa Heylie. Pude ver sus pupilas contraerse en un despertar agresivo, respiraba con dificultad, parecía sofocada, soltando una pequeña lágrima reaccionó solo para exhibir su paranoia, buscando con la mirada en cada rincón de su habitación, como si algo la acechará.
—Fue un sueño Hey Hey, fue solo un sueño— se repetía a sí misma una y otra vez, pero  no se lo creía, parecía un delirio paranoide, completamente loca.

La madrugada fría paso tan lento como ella podía esperarla, sus parpados solo hicieron contacto para parpadear, el insomnio la invadió por completo y yo estaba ahí contemplando su miseria, ni siquiera tuve que hacer algo para que ella alimentará mi ego, de nuevo era mía, mi chica.

—Heylie— la voz de Sarah tocando a la puerta de la habitación de Roussie resonó por toda la casa, pero ella no atendió, el silencio era más que tenso y Sarah podía sentirlo en un escalofrío.
—Heylie, cariño, hora de ir al colegio. ¿Heylie? ¡Dios mío, no!—
La escena era espléndida, literalmente podia saborearla. La hermosa Heylie yacía en la fría  duela color caoba, misma que se teñía de un rojo hermoso y brillante, el olor a metal en su sangre que cubría aquel pijama de panda que tanto le gustaba, parecía una caza furtiva de animales exóticos y nada podía alegrarme más el día que esto.

—¿Cuál es su emergencia?
—Me llamo Sarah Larson, mi esposo es el detective Thomas Larson necesito una ambulancia mi hija intento suicidarse ¡Pierde mucha sangre!
—Enviaremos una ambulancia de inmediato.

La voz cortada de Sarah me estimulaba, demaciado, era vigorizante ver sus intentos desesperados por ayudar a esa joven moribunda.

Las sirenas de las ambulancias ensordecen mis ideas paramédicos toman a Heylie para introducirla en el vehículo que la transportaria al hospital de Stone City, donde nuestra amistad se dió.

Cuando Llegue Por Ti.Where stories live. Discover now