V E I N T I D O S

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Suspendieron las clases para mañana

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Suspendieron las clases para mañana.

Creo que le he transmitido mi mala suerte a la preparatoria, apenas asistí dos días y suspenden el día siguiente. La tormenta de nieve no tiene intenciones de pasar y aún cuando termine, habrá mucha nieve que limpiar y servicios que recuperar.

No se como sentirme al respecto, es una combinación de alivio y tristeza. No tendré que enfrentar a Kang mañana, y eso alivia mi ansiedad pero también me entristece, ahora que he hablado con él, quiero seguir haciéndolo.

La noche ha caído, y estoy sentada al lado de la ventana, viendo la nieve caer, recordando mi último ataque de pánico y como Kang estuvo conmigo al teléfono hasta qué pasó, distrayendome con pensamientos de nieve cayendo. Él ha sido tan bueno conmigo, tan.... Comprensivo.

Una parte de mi aún no se cree el día de hoy, hablé con Kang, Erick y Diego, chicos de mi edad y no morí en el intento. Hace unas semanas, Si alguien me hubiera dicho que el día de hoy pasaría, les habría dicho locos alegando que eso era imposible.

Yo no podría hablar con gente de mi edad.

Mucho menos chicos.

Mucho menos con un chico que me gusta.

Supongo que el Dr. B tiene razón, cada avance por pequeño que sea es un avance que me impulsará hacia adelante en mi camino a una vida normal.

El día de hoy fue bastante normal. Yo fui normal.

Por primera vez siento que si puedo lograrlo todo, tengo más motivación, sobretodo después de esa conversación que tuve con Diego. El hecho de haber tenido un efecto positivo en la familia de Darío aún sin conocerlos me ha hecho sentir mucho mejor.

Respiro sobre la ventana, empañándola para trazar la letra K con mi dedo. Me recuerda a la sensación de mi dedo mojado por pintura cuando jugaba sobre el lienzo.

Alguien se aclara la garganta y me giro para ver a Kamila en la puerta de mi habitación en sus pijamas con dos tazas en sus manos.

—¿Chocolate caliente?

Le sonrío.

—¿Existe alguien que pueda decirle que no al chocolate caliente?

Ella asiente, —Andy.

—Andy no cuenta.

Ella se adentra en la habitación y se sienta en el borde de la ventana conmigo, y me pasa la taza de chocolate caliente. Por un rato no decimos nada, no es incómodo, solo somos nosotras, dos hermanas disfrutando de un buen chocolate caliente frente a la ventana, observando la nieve caer. Tomo varios sorbos de mi chocolate antes de romper el silencio.

—Se que quieres preguntar.

Ella alza una ceja.

—No se de que hablas.

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