𝟬𝟳

531 118 11
                                    

—¡No! ¡Esa no es una buena opción! ¡No estoy ni estaré de acuerdo con esa idea! —Llevaba una hora hablando de lo mismo con mi padre pero él no entendía que no quería irme.

—No me grite, señorita —Dijo elevando su voz, pero sin gritar.

—¿Por qué no tomas en cuenta mi opinión?

—Porque yo soy el que manda y tú —me señaló, ahora sí se estaba enojando —¡la que obedece!

—Pero...

—¡Pero nada! —Suspiró—, ve a empacar; nos iremos dentro de poco tiempo.

—No me quiero ir, padre. —Mis ojos empezaron a cristalizarse, quería llorar de frustración.

—¿Sabes? Ahora que lo pienso mejor... Debí de desaparecerme al igual que lo hizo tu madre cuando naciste.

—¿Qué estás diciendo? —Sollozé, sus palabras me habían herido.

—¡Lo que escuchaste!

No lo reconocí en ese momento, ya me había regañado antes pero, nada comparado a esto.

—Me voy.

—¡Perfecto! Me dejaste el camino fácil.

—Hasta... Nunca, padre —salí de su oficina con dirección a mi habitación.

Iría por mi ropa y otras cosas personales. Todo eso lo puse en una maleta y salí de mi casa... Sabiendo que ya nunca sería lo mismo. Ya no tenía ni siquiera un padre.

Limpié mis lágrimas, tengo que ser fuerte, queda mucho por hacer en el futuro.

No me di el tiempo siquiera de pensar a dónde ir. No tengo tíos, mucho menos abuelos o primos.
Amigas tampoco tengo. En el colegio las niñas solamente me hablan para decirme que les presente a Jeno, JaeMin, SanHa o cualquier otro amigo. Y si no es para eso, es para decirme insultos como “fácil” o “zorra” simplemente porque tengo amigos hombres. Aunque no les tomo mucha importancia a sus comentarios.

¡JaeMin! Él es como un hermano para mí. Tal vez... Mmm... Lo llamaré.

—¿Hola? ¡JaeMin! —Traté de que mi voz saliera lo más normal posible pero fracasé.

—Hola pequeña, ¿qué pasa? ¿Te sientes bien?

—Podemos hablar en... ¿estás en tu casa?

—Sí, ¿de qué quieres hablar? ¿Quieres que valla por ti? —Se oía preocupado.

—Te diré cuando llegue a tu casa, no te preocupes, no es necesario que vengas por mí. En un momento estaré allá.

—Está bien, cuídate, te espero aquí.

—Claro, adiós —contesté y corté la llamada.

secrets ; sanhaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora