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Jimin siente algo en el pecho y algo en el estómago.

Algo horrible. Algo feo. Algo triste. Algo negro.

Nunca lo sintió.

Jamás nadie le dijo que algo que quería no podía ser suyo.

Y nunca quiso a nadie ni nada como quiere a Hoseok.

Sin embargo, aquí y ahora esto le está demostrando lo contrario.

Hoseok no es suyo y nunca lo será.

Pero... ¿por qué?

Habían tenido una cita al estilo Disney. Y Hoseok ama Disney. Jimin quiere ser su príncipe azul perfecto.

Estuvieron bajo la luz de las estrellas, contándose chistes y cantando, conociéndose más como la Cenicienta y su príncipe.

Hubo de esos besos donde antes de alcanzar los labios del otro chocaron contra su nariz y terminaron riendo ante tal vergüenza, hasta que sus labios chocaron por fin y en un beso, sus risas terminaron.

Donde hubo fuegos artificiales y estrellas detrás de los párpados, donde ángeles parecían tocar arpas a su alrededor y la magia entera parecía envolverlos en una burbuja de algodones de azúcar y chocolate.

Se suponía que todo iría bien.

Jimin conoció su sabor favorito en los labios dulces y cálidos y perfectos contra los suyos, tan finos y al mismo tiempo, carnosos de Hoseok.

Y en sus ojos su color favorito.

Marrón claro con gotas de oro en las pupilas y en lo maravilloso que las estrellas se veían reflejadas en su mirada.

Su sonido favorito en la risa ruidosa y escandalosa y tan infecciosa, que lo hizo reír por horas, no tanto por los chistes que decía, si no por la risa misma.

Como cuando alguien te hace reír no por lo que dice, si no por como lo dice. Y el chiste no es el chiste, si no la persona que lo dice.

Esa risa es de la que Jimin ha querido ser causante toda la vida.

Y sus hoyuelos, pequeños descansando sobre las comisuras de sus labios, Jimin solo quería besarlos una y otra vez hasta llegar a cien besos, luego perder la cuenta y comenzar de nuevo.

Y encontró su textura favorita en la suavidad y calidez de las mejillas sonrojadas de Hoseok cuando lo miraba demasiado y de donde sus manos no podían ir lejos teniendo que contenerse para simplemente no estar con la palma pegada al rostro del pelillia toda la noche.

Jimin no sabía si se había enamorado en una sola noche o si este sentimiento estaba creciendo dentro de él desde hace tiempo y esa noche solo fue la culminación de lo evidente.

Pero Jimin moriría por Hoseok.

Eso se sentía como el amor. Toda la felicidad simple y sin complicaciones solo por la existencia de una persona tan maravillosa que mueve todo en el interior con tan poco.

Cuando una persona pone de cabeza tu mundo.

Jimin tenía planes. Quería casarse con Hoseok y ser el padre de sus hijos. Quería hacerlo llorar en la boda por las cursilerías que diría con sus votos.

Quería llevarlo a millones de citas y a Disneyworld hasta que se conocieran todas las atracciones de memoria, quería ver todas las películas de Disney con Hoseok.

Quería besarlo más, quería hacerlo reír hasta llorar y quería ser su consuelo todas las veces que Hoseok no fuera tan fuerte y se pusiera a llorar.

Quería todo. Quería a Hoseok.

Creía que podía tenerlo.

Y ahora no tiene nada.

Por eso en este momento, esto se sentía como la muerte.

No sabe otra forma de explicar el hecho de que su pecho siente una fuerte opresión y la sensación de ahogamiento está ahí.

Siente que no puede respirar y ni siquiera se compara con uno de sus ataques de asma.

Siente que no puede respirar porque duele. Respirar duele.

Se siente como el momento en tu vida que todo cambia sin que hayas hecho nada para que cambie y aunque quieras cambiarlo, al parecer, no puedes hacer nada.

Ya sucedió. Es como la muerte de un ser que amas y al que nunca volverás a ver.

Excepto, que es su propia muerte, en este caso.

Hoseok está besando a otro chico frente a él, frente a sus ojos y aunque Jimin parpadee para que desaparezca la imagen cuando abra los ojos, no sucede, sigue ahí.

Y el hecho de que el chico es Jungkook, solo hace las cosas peor.

Jimin siente sus mejillas húmedas y sus ojos igual de mojados y levanta una mano hasta su rostro dejando caer al oso, porque un solo brazo no lo puede sostener.

Al tocar su mejilla se da cuenta que está llorando.

Hay lágrimas gruesas que caen y caen de sus ojos y sus mejillas están empapadas, mientras siente que su nariz se congestiona también.

Dicen que las lágrimas expulsan hacia afuera el dolor y lo disminuye hacia adentro.

Jimin está seguro de poder refutar eso.

El dolor es demasiado intenso y no cree que unas lágrimas...ni todas las lágrimas para el caso, lo detengan.

Puede ver las manos de Jungkook sobre la cintura de Hoseok, donde las suyas estuvieron hace días y encajaban tan bien.

Su pecho al ras del otro, justo donde el corazón de Jimin latía aquella noche, cercano al de Hoseok.

Sus cuerpos totalmente amoldados, como no se supone que Hoseok debería encajar con ningún otro cuerpo que no fuera el de Jimin.

Las manos de Hoseok en las mejillas de Jungkook. Y eso es lo que más duele.

Porque demuestra que pudo haber sido él mismo quien lo empezó, al menos, que es participante activo del beso y no está siendo contra su voluntad.

Sus labios juntos, unidos en un beso.

Jimin se siente traicionado. Y se siente tan dolido. Tan triste. Y no lo entiende. Y quiere a su mamá.

Jimin recuerda que solía pensar, en medio de la inocencia cuando era un niño, que los sentimientos eran unos huesos colocados en su pecho y cuando alguien le hacía daño, estos se rompían.

Ahora, en la inocencia de una persona que ama por primera vez y que llega a la conclusión de que ama tanto a alguien que moriría por él, comprende que no son huesos los que se rompen, es el propio corazón.

Y sí, los corazones sí se rompen y duele un infierno.

Jimin no sabe que apenas comienza en realidad.

Mientras los chicos siguen besándose frente a él, pero sin saber que los ven, deja patea al maldito oso a sus pies y corre hacia otro lado, para ver si puede escapar del dolor de algo que no ve.

Lo que no sabe que es su corazón roto está en su pecho y aun va doler, no importa que tan lejos corra, que tan lejos huya, el dolor ya lo lleva dentro suyo y de ahí, solo el mismo Hoseok lo podrá curar.

Las únicas personas que reparan corazones son los que tienen la capacidad de romperlos en primer lugar.

***

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Gracias por leer! 

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