Mailen Onisse, nacida en Santorini, Grecia, vivió allí hasta los 7 años, cuando se mudó a Holmes Chapel, un pequeño barrio en Reino Unido, allí estuvo durante 10 años, hasta que se muda a Beacon Hills, un pueblo en California, USA.
Ahora tiene que e...
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Mailen se despertó sobresaltada, estaba en medio del bosque con la ropa sucia, llena de barro y con una jaqueca increíble. Se levantó del suelo tocándose la cabeza, lo último que recuerda es estar en el río, sentada en una roca, y ya está. A lo mejor se había quedado dormida y era sonámbula. Empezó a caminar, no sabía dónde estaba, pero pasados unos minutos vio la casa quemada, la de los Hale. Ahora si sabía dónde estaba.
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Ya había salido del bosque, entró en su coche y se fue a su casa a cambiarse. Poco a poco el dolor de cabeza se iba yendo, pero seguía ahí.
Llegó a su casa y se tomó un paracetamol. Se cambió y se volvió a subir al coche, ya que quedaban unos minutos para el partido y le había prometido a Lydia ir.
Cuando llegó al instituto no había empezado el partido, el equipo estaba adentro cambiándose. Se sentó en donde siempre, no veía ni a Allison ni a Lydia. Entonces el equipo salió, Scott se sentó en el banquillo con Stiles. Lo que le pareció raro a Mailen, se acercó a ellos y se sentó en el banquillo.
—¿Qué haces aquí, Scott? ¿No juegas?— el moreno negó.
—Voy mal en algunas asignaturas— ella asintió.
—¿Alguien sabe lo que pasa?— preguntó Stiles.
—Aún no— Scott suspiró cansado.
—No pinta bien, ¿no?— Stiles hizo una pausa mirando a Scott—. Veremos a gente gritar, correr para salvarse, sangre, muerte y mutilaciones a mansalva— Mailen hizo una mueca, si Gerard estaba planeando algo con el Kanima, que por cierto, ahora es él el que lo controla, se iba a armar gorda.
—Eso parece.
—Scott, el otro día cuando vi que Matt le pegaba a mi padre, y yo estaba allí tirado sin poder hacer nada— Stiles contó con los ojos llorosos—, yo solo... yo quiero ayudar sabes— Mailen asintió, concordando con Stiles—. Pero no puedo hacer las cosas que tú haces, no puedo.
—No pasa nada.
—Vamos a perder, amigo.
—¿De qué narices habláis?— preguntó el entrenador apareciendo por detrás—. Tú— le dio a Stiles en el hombro—, ponte el casco y sal ahí, entras por Greenberg.
—¡¿Qué?! ¿Qué le pasa a Greenberg?— pregunta Stiles ansioso. Mailen ríe, sabe la manía que le tiene el entrenador al pobre Greenberg.
—¿Que qué le pasa a Greenberg? Es un paquete. Y tú eres... menos paquete— Mailen sonríe.
—Voy a jugar— dice Stiles asombrado, Scott ríe—. ¿En el campo? ¿Con el equipo?— el entrenador niega cansado.
—Sí, a menos que prefieras jugar contigo mismo— Mailen ríe aún más fuerte.
