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¿Leila?
Miré con curiosidad a Kristal mientras Ryan luchaba con la puerta del auto, tal era su deseo de llegar hasta ella que casi se tropieza al bajar, su pie enganchándose en el cinturón de seguridad.
—¿Oigan, que sucede?
Pero ninguno me oye, Kristal va con paso fuerte hacia la casa y Ryan la sigue, por lo que termino persiguiéndolos a los dos. Apa, ¿Qué está sucediendo aquí? Ese nombre, Leila, pica algo en mi memoria pero es muy entrada la noche y tengo mucho sueño, mi cabeza no está para pensar. Me cuesta seguirles el paso.
—Puedo explicarlo...—En cuanto Ryan quiso tomar el codo de Kristal esta lo arrancó de su agarre. Vaya esto de veras que era malo, ¿Qué podría haber sucedido para que lleguen a esta situación? Pero luego el nombre viene emparejado con un cuerpo de dinamita y aquel rostro angelical y exclamo sin darme cuenta:
—¿Están hablando de esa Leila?
Ambos detienen la discusión y su atención se enfoca en mí. Ryan tiene los ojos desorbitados, con una expresión de "si dices algo más te arrancaré la tráquea" pero Kristal me mira expectante.
—¿La conoces?
Sabía que debía de mantenerme callada, Ryan me mataría, pero fue la expresión en el rostro de Kristal la que me hizo hablar. La forma en la que se protegía con los brazos, como intentando sostenerse y mantenerse erguida. Los ojos rojos al punto del llanto...
—Ehh, pues la única que conozco yo es la hermana de William.
—Si,—dice Kristal, sus ojos volviendo con veneno hacia Ryan—y también su ex. Con la cual terminó segundos antes de que fuéramos Mates. Aquella de la cual jamás me dijo nada al respecto y tuve que sentarme a tomar el desayuno más incómodo de mi vida.
—No te dije nada al respecto porque no era necesario—exclama Ryan, al borde de la desesperación— Se suponía que William no debía de llevarte a la manada...
—¡Ah pues claro, eso me hace sentir mucho mejor! No me has dicho nada porque pretendías mantenerla oculta, pero ahora te he arruinado los planes. ¿Acaso pretendes que me disculpe por haber descubierto a tu maldita amante?
Una punzada de pánico me atraviesa y Ryan parece sorprendido por la furia en sus palabras.
—Dios mío Ryan, ¿Qué hiciste?—Murmuro, llevándome la mano a la boca. No puede ser verdad, Ryan jamás incumpliría de esa manera... Pero yo sabía que él tenía secretos, de los cuales Kristal no sabía nada. Que sería uno más...
—¡No he hecho nada! Kristal,—añadió tragando sonoramente e intentando volver su voz a un tono calmado—, es cierto que la conocía antes, pero hace meses que terminé con ella, bien antes de que te conociera y no tengo deseos de volver a verla o a ninguna otra mujer.
—¿Entonces porque mantenerla en secreto? Ni siquiera quisiste decirme de Jamison por miedo a que me cruzara con ella, ¿cierto?
El conflicto se vio patente en el rostro de mi pobre primo idiota. Estaba atrapado en un dilema y no sabía cómo salir.
—Lo de Jamison... honestamente lo olvidé, ¿de acuerdo? Cuando se lo entregué a Will lo hice creyendo que moriría, no volví a pensar en él. Lo lamento—Podía ver a Kristal luchando con esa explicación, insegura acerca de si creerle o no. No sabía quién era este Jamison, aunque el nombre si me sonaba conocido, pero había que estar ciega para ignorar la forma en la que Ryan miraba a Kristal, como un hombre pobre que estaba a punto de perder su único tesoro. ¿Realmente podría él haberla engañado? No, me rehusaba a creerlo. Pero Kristal tampoco actuaría así por cualquier cosa. Ryan, al ver que Kristal no discutía aprovechó su oportunidad—. De verdad, jamás la he vuelto a ver y tampoco pensaba pasar por la manada de William porque no tenía interés en volver a hablarle. Tú eres la única persona que me interesa, mi Mate, mi compañera. Nadie más que tú. Además—añadió— incluso cuando estuvimos juntos no fue nada serio, sólo cogíamos.
