No sé si querrán leer este capítulo... Pero lo publico de todas formas *inserta emoji diabolico* Lean bajo su propio riesgo jajaja
—¡SACHA!
Aaron se tira junto a su prima y esta vez Sammara lo deja ir. El pequeño cae junto a Sacha y comienza a quitarle la mordaza mientras yo me retuerzo contra el agarre de hierro de Cai. En cuanto el trapo cae de su boca, revelando unas comisuras rojas y magulladas, Sammara vuelve a colocar su cuchillo bajo el cuello de Aaron y Sacha la mira con odio.
—Es sólo un pequeño maldita, déjalo ir. No tiene nada que ver con esto.
—Primero quiero que le cuentes a Kristal lo que hemos averiguado. Está un poco reticente a creerlo viniendo de nosotras.
Sacha la mira fijamente pero cuando me observa a mí su mirada rehúsa la mía, bajando culpable. Mi corazón late incómodamente.
—Las escuché,—llora Aaron— ellas dicen que Ryan hizo algo horrible, que ha matado gente. Pero Kristal y yo sabemos que eso no es cierto. ¡Diles!
Pero Sacha no dice nada.
Ella no lo niega, ni lo reconoce. Aprieta los labios en una línea fina y mantiene la vista hacia el suelo mientras Aaron suplica a su lado. Yo también enmudezco, no puedo reconocer esta sensación que recorre mi cuerpo, esta certeza de que una horrible verdad está frente a mis ojos.
Me puse de cuclillas, la Loba liberando mis brazos para poder llegar hasta Aaron y acunarlo contra mí y me dirige a Sacha con voz calmada, muy distinta a como me sentía por dentro.
—Sacha, ¿sabes de que están hablando?
—Yo...—ella traga y me mira brevemente a los ojos pero su mirada revolotea a mis hombros—. Yo no sé qué es lo que te han dicho.
—¡No!—Mi negativa resuena entre nosotros y por toda la cueva y Sacha por fin me mira a los ojos, sorprendida, pero sin esconderse en más mentiras.— No puedes hacer esto. No puedes esconderte,—la tomo del brazo, notando que sus manos están atadas con un complicado aparato de metal similar a un aparato de tortura medieval— ¿Por qué no estas negando lo que dicen? ¿Por qué te quedas así, sin luchar?14
—Kristal...—gimotea Aaron incomodo con como le ruego. Debería de estar defendiéndola como él, pero yo puedo ver que aquí está pasando algo muy malo—. ¿Qué estás diciendo?
Pero lo ignoro. Porque necesito saber, porque siento que mi mundo se cae a pedazos a mi alrededor y no puedo hacer nada para detener las piezas.
—¿Es cierto que tú y Ryan han estado guardando un secreto?
Sacha suspira, un sonido ronco que denota la existencia de lágrimas pero endurezco mi corazón para no ablandarme. Necesito estas respuestas.
—No es lo que tú crees,—comienza, su voz casi una súplica—no sé qué es lo que te han dicho, pero Ryan no tuvo mala intención, el sólo quería buscar una forma de ayudar a los Lobos.
—¿Ayudarlos?—Ruge Cai,— ¡ha matado a cientos de Lobos!
—¡El jamás quiso matar a nadie!—Chilla Sacha y se dirige hacia mí, suplicante, sus manos golpeteando aquellas ataduras de metal contra la piedra en su intento de llegar hasta mí— Kristal, ¿recuerdas a Umira, la Delta que tuvo que dejar de trabajar poco antes de que volvieras?
Tengo el recuerdo de una mujer de unos cincuenta años, albina, que estaba en el área de cocina. Habían pasado unos días luego de haber sido rescatada de los Dobrovsky cuando noté su ausencia y me dijeron que había caído enferma y no podía trabajar más.
