Capítulo 2

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Apenas habí­a dado un mordisco a la tostada que se preparó como desayuno cuando notaba que iba a explotar, y no es que estuviese saciada de comida, simplemente los nervios podí­an con ella en ese momento. Aitana no se podía creer que en menos de media hora fuese a ver a Amaia. Todo revoloteaba en su estómago  y las preguntas se estrellaban en su cabeza rompiéndola aún más, como si eso fuera posible.

A mediados de agosto se podía notar la brisa, que dejaba una menor sensación térmica, por lo que decidió llevar una sudadera roja, en la que ponía mucho amor y olía a la academia con esa fragancia peculiar que le hací­a sentirse en casa.

Y allí­, en medio de la Puerta del Sol, el tiempo se detuvo por unos instantes, como si ese año fuera hubiese sido en vano mientras Amaia daba luz a sus inseguridades con un abrazo.

-Estas preciosa Amaia, estás igual, nada ha cambiado- sus ojos derramaban lágrimas como si de un grifo se trataran, y sus cuerpos volví­an a juntarse para asegurarse de que todo era real.

-Tienes ojeras, estás igual de delgada, ¿estás bien? - A Amaia no se le pasó por desapercibido, porque esa sombra de Aitana no era la amiga que conoció hace dos años.

-Han pasado muchas cosas, todo ha cambiado, pero cuéntame, ¿ y tú que tal ?

Mientras se poní­an al día y organizaban sus vidas andaban hacia una cafetería medio vacía para evitar fotos y revueltas de noticias sobre las extriunfitas.

-Venga Amaia, cuéntamelo todo- insistí­a la catalana.

-Aitana, hemos hablado casi a diario, está todo dicho. Tras sacar mi primer disco tuvo mucho éxito y una gran acogida, ahora estamos trabajando en el segundo, aunque a contrareloj, porque sale a la venta a finales de diciembre y aún quedan los últimos retoques.

-Me alegro muchísimo por ti. ¿ Cómo llevas la relación con los demás?

-No ha variado mucho ¿sabes? Quedamos un par de veces el mes pasado para ir a la playa y acordamos en organizar una escapada a Noruega todos juntos, y cuando digo todos es todos, que ahora estás en España y no tienes excusa.

Aitana sacó su sonrisa más sincera, pero cuando parecía que las cosas no podían estropearse lo hicieron, porque si hay la más mínima posibilidad de que algo salga mal, va a salir mal, y así­ fue como en la radio que se escuchaba de fondo en aquella cafetería comenzó a sonar "Llegas tú", y cada parte de Aitana se rompió por dentro.

-¿ Y él cómo está? -Se atrevió a preguntar la chica del flequillo, siendo consciente de la incomodidad de la situación.

- Eso qué más da ahora, tú estás bien, él está bien, es verdad que el tiempo pone a cada uno en su sitio- pero Amaia vio que esa respuesta no la consolaba, así que no le quedó más remedio que seguir -La gente le adora -añadió con su mirada más sincera- Su último disco era imposible de comprar. Cada vez que salían más a la venta volvía a agotarse en menos de un mes, y así hasta hace poco. Ahora mismo está realizando firmas en las ciudades más importantes - su mirada se dirigió al suelo mientras se mordía el labio, queriendo ocultar algo, a lo que Aitana miraba atenta con sus grandes ojos cristalinos mientras asumía toda la información.

- Quedé con Ana para ir mañana a la firma de discos de Luis aquí­ en Madrid- esa fue la primera vez que Aitana volvía a escuchar algo sobre él.

 -Amaia, tengo muchí­simas ganas de volver a ver a Ana y mañana sigo en Madrid, es el viernes cuando vuelvo a Barcelona con mis padres. Avísame para tomarnos algo- la felicidad de la chica en aquellos momentos era infinita.

- Jo Aitana, no sabemos cuánto vamos a tardar, no podemos hacer cola como cualquier fan normal porque eso sería quitarle el protagonismo, además de que provocaríamos un descontrol en la cola si nos ven. Ana habló con los organizadores de Fnac y a mitad de la firma entraremos por la puerta de reservado para que nos firme el disco y volver a salir corriendo. Aunque puedes apuntarte y venir con nosotras.

-Está bien, así podré pasar el día con vosotras, os he echado muchísimo de menos.

No fue una decisión fácil. Había pasado más de un año y medio desde la última vez que estuvieron juntos, y no fue una situación para nada agradable.

Con Luis todo iba viento en popa, su relación era como un barco que siempre avanzaba, hasta en los días más tormentosos. Junto a ellos caminaban muchas personas que les apoyaban por igual en sus carreras musicales, pero también tenían a aquellas que se les hacían llamar haters, y era un peso constante, porque todos los días se encargaban de recordar que estaban ahí.

Puede que en invierno las relaciones se enfríen, o puede que no, pero la suya siguió el curso de la naturaleza durante las estaciones del año y el frío la marchitó.

La prensa no ayudó mucho, porque no llegaron a superar el drama que se había montado cuando Aitana y Vicente fueron vistos juntos en la misma discoteca de Barcelona, y las noticias exageradas dejaban mucho que pensar entre ellos.

Tras una semana de peleas constantes las cosas estaban bastante complicadas entre ellos, porque los eventos, el trabajo y los haters no ayudaban a aportar calma a su relación. Su última noche como pareja, un Luis echo ruinas entró en el piso recién comprado de Aitana y la discusión se les fue de las manos. Todo se derrumbaba en el exterior de la burbuja que habían creado y las constantes críticas llegaron a su máximo esplendor. Ella siempre intentó ahogarlas, a diferencia de Luis, que esa noche las soltó como el llanto de un recién nacido al respirar aire por primera vez, y esa fue la última mirada que tuvieron el uno del otro, dolida, triste y sin ninguna esperanza de continuar con lo que el destino juntó.

Veinte años cargados de experiencia mostraban a una Aitana madura, aunque para qué engañarnos, ella decidió mudarse a San Francisco porque en España no podría esconderse por las esquinas cada vez que escuchase alguna de sus canciones en la radio.

Quiero aclara que esto es todo un fanfic. 

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Por Última Vez-AitedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora