Dos

1.5K 82 50
                                    

CAPÍTULO 2

- ¿Viste sus ojos? ¿Acaso los viste? ¡Son espectaculares!

El gritito chillón de Elise le puso los vellos de punta a mitad del almuerzo en la cafetería. Era la única universidad que les otorgaba veinte minutos para comer antes de retomar las clases, y para Aruma, esos minutos eran gloriosos, ya que se podía dar el lujo de comprar comida decente y un poco cara; pero su "amiga" no dejaba de parlotear acerca del chico nuevo. Y se preguntó si tal vez había sido buena idea acercarse más a ella o haberse mantenido al margen de su soledad.

-Sí, Elise, los vi perfectamente—contestó, abatida y le dio un mordisco a su hamburguesa con doble queso.

- ¿Sabes qué es extraño? –siguió hablando la chica con la boca un poco llena después de haberse comido más de la mitad de su burrito de un solo bocado.

- ¿Qué? –la miró con una ceja elevada.

-Parece ser que también sus amigos se mudaron con él para estudiar juntos.

- ¿Amigos de quién? –Aruma se había perdido en su comida que dejó de prestarle atención por un momento.

- ¡De Ashton Baker, el nuevo! Mira—le señaló con la barbilla y ella no tuvo más remedio que seguir con la mirada la dirección a donde le había indicado.

Aruma volvió el rostro hacia atrás y vio que era cierto lo que Elise había dicho. El nuevo estaba sentado en una mesa con cuatro chicos más, igual de atractivos que él, a quienes jamás había visto en el instituto. Eran similares en la vestimenta y todos tenían un aire tranquilo y sereno, sonrisas cálidas y angelicales, lo cual la perturbó. ¿Acaso Ashton Baker se había mudado con sus amigos? ¿O eran sus familiares?

-Todos son guapísimos. Hubiera sido fabuloso que los cinco estuvieran en nuestro salón, ¿verdad?

-Es algo perturbador, Elise. Nadie se trae a sus amigos o familiares a la misma universidad en un mismo día.

-Deberíamos averiguar en qué salón están.

-Paso. Tengo muchas cosas que hacer como para perder el tiempo en investigar a una bola de mortales con cutis de bebé—dijo.

Elise simplemente se encogió de hombros sin despegarles la mirada de encima al nuevo grupito de chicos atractivos, y al parecer, no había sido la única chica que los notó, sino todo el resto de féminas de la universidad; porque comenzaron a acercarse por grupitos o de dos en dos hacia ellos con total coquetería, con el fin de conseguir sus números telefónicos, o bien, una noche candente con alguno de los cinco.

Aruma no se tomó la molestia de mirarlos y optó por terminar su hamburguesa.

Más tarde, casi a la hora de que las clases terminaran, ella y Elise se habían puesto a platicar acerca de lo que harían en cuanto llegaran a Moose Pass y no aburrirse con el protocolo de los profesores, siendo conscientes que, por muy listas que fueran, no tendrían mucha posibilidad de escaparse por el pueblo.

El propósito de la excursión era únicamente para recaudar fondos para la graduación a través de servicios comunitarios a los bosques o lugares turísticos de esa región, a cambio de dinero suficiente. Es decir, iban a ir a prestar sus servicios.

-Tú debes ser Aruma Kirkpatrick, ¿no es así?

La recientemente mencionada alzó la vista por encima de sus gafas de aumento y frunció el ceño. Era el nuevo. Elise ahogó un grito en cuanto lo vio.

-Así es, y tú debes ser el chico nuevo, por supuesto—dijo con un matiz de sarcasmo. Podría ser guapo y su rostro haber sido tallado por los propios ángeles celestiales, pero si se acababa de acercar para molestarla, estaba dispuesta a enviarlo muy lejos.

LATIDO ETERNO© Libro I, Próximamente en FísicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora