Siete

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CAPÍTULO 7

El encargado de llevarle el desayuno interrumpió ese pequeño lapso en donde la conversación tomó seriedad y Aruma agradeció la interrupción. Le agradeció al sujeto y comenzó a devorar el hot cake, persuadiendo a Cian a que hiciera lo mismo y se olvidara de lo que estaba diciendo. Pero como era de esperarse, el joven se quedó mirándola con fijeza, sin mover un solo músculo.

Avergonzada, temió mirarlo a los ojos y se concentró en el café. Al cabo de unos minutos, él también comenzó a desayunar con movimientos mecánicos.

-Si me aseguras que vas a elegirme a mí, me mudaré a Bozeman—dijo justo cuando ella se llevaba una rebanada a la boca de hot cake; y cruzó la mirada con él por error.

- ¿Elegirte entre quiénes? –inquirió, recobrando la compostura. Era exactamente lo mismo que Ashton le había dicho.

-Entre mis primos, los amigos de Baker y él, por supuesto—contestó. Agarró una servilleta y se limpió la comisura de sus labios con elegancia.

-Escucha, Cian—lanzó la servilleta a su plato casi vacío con enfado—me agradas, me encantó muchísimo conocerte, pero todo esto de la enemistad con Ashton me tiene con los pelos de punta. A ninguno de los dos los conozco del todo, y me salen con que entre ustedes se conocen; y luego quieren que los elija, pero, ¿para qué? ¿Qué traman los dos? ¿Qué quieren de mí? Tienen a mis compañeras que les darán lo que buscan, yo no. No estoy interesada.

-Dejaré que te calmes y hablaremos.

-No. Si Ashton no quiere decirme que pasa, lo harás tú—ladró, irritada.

Cian arqueó una ceja, mostrando placer en lo que ella decía y en su fuerte temperamento.

-Toma, esto no resolverá tus dudas, pero es un paso más para que llegues al final de todo lo que quieres saber—habló con la voz más seductora, haciendo que el coraje de Aruma flaqueara y volviera a caer a sus pies. De su gabardina, extrajo un libro. Un libro peculiarmente familiar para ella y se dio cuenta que se trataba del mismo libro negro y extraño de la librería—guárdalo muy bien y no dejes que nadie a parte de ti lo vea o lo toque. Cuídalo de Ashton Baker.

-Espera, ¿Qué demonios estás diciendo?

-La verdad está ligada a ese libro—lo deslizó hacia ella.

- ¿Qué tiene que ver este viejo libro?

-Todo. Así que cuídalo, porque cuando nos veamos de nuevo, será para que me des una respuesta—dijo y, por consiguiente, se puso en pie. Ella se quedó congelada, con el libro en sus manos—te veré pronto, belleza.

Y tras despedirse, avanzó hasta donde Aruma estaba y se inclinó ligeramente para plantarle un beso cariñoso en la frente.

La chica lo vio caminar a la puerta y alejarse.

No comprendía lo que acababa de pasar, por lo que cogió el ramo de rosas, guardó el libro en medio de su abrigo y corrió a la cabaña, en busca de Elise o de Ashton, cualquiera de los dos.

Cian se había marchado muy rápido porque ni si quiera lo alcanzó a divisar por la montaña.

-Aruma, gracias a Dios, ¡Ahí estás!

Nunca había estado tan alegre de escuchar la voz de Ashton como ese momento.

- ¡Ashton! –exclamó y le echó los brazos encima. Extrañamente deseaba tenerlo cerca y llenarse de paz.

-Tranquila, ¿estás bien? ¿Qué ocurre? –la preocupación en su voz fue palpable.

-Estoy bien, es solo que quería verte—respiró hondo y se aseguró que el libro estuviera a salvo dentro del abrigo.

LATIDO ETERNO© Libro I, Próximamente en FísicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora