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5 de Febrero

Fue un día como hoy cuando logré establecer el primer contacto contigo.

Quizás aún pienses que todo fue por pura casualidad pero te diré un secreto: las casualidades no existen, sobretodo en cuestiones de amor.

Fue todo con propósito.
Ese encuentro tarde o temprano tenía que pasar.

Muchas veces con cariño me llamabas 'tramposa' y tienes razón, al principio lo fui.
Esa fría noche de invierno yo no necesitaba hacer ningún tipo de llamada, pero no se me ocurrió nada más para enganchar una conversación contigo.

Esa vez me ignoraste, aunque sé que no lograste olvidar el color de mis ojos bajo la luna llena.
Muchos hombres se perdieron en ellos, pero tú lograste encontrarte a ti mismo y también descubrir a la mujer que se esconde detrás de ellos: la verdadera Altagracia.

Por varias semanas antes te observé, perdido en la multitud.
La atracción que yo sentía por ti, aún sin conocerte, me desconcertaba.
¿Dónde se había ido ese desprecio que yo sentía por todos los hombres?
Contigo, nunca existió.

Te esperé, parada delante de esa cafetería cerrada, sabiendo que tenías que pasar por allá para llegar a tu casa.
Traté de acaparar tu atención, pidiéndote un celular que nunca necesité.
Me diste la espalda; seguro a ti también de pequeño te habían enseñado a no confiar en los desconocidos.

Me sentí una estúpida, persiguiendo un extraño y tratando de encontrar en él quien sabe que.
Sin embargo, no desistí en mi intento y unos días después, mi plan dió sus primeros resultados.

El camino hacia tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora