40. DÍA 10.

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------JAMES------

No pude dormir en toda la noche, luché contra mis deseos de ir a su cuarto.

Me paro de la cama y me estiro antes de dirigirme al baño para ducharme. Al salir me visto y bajo las escaleras encontrando a Dorian y Casy viendo tele.

—¿Y Neithan? —voltean a verme al mismo tiempo.

—Me dijo que iría a la casa de Amado y se llevó a Abigail —me avisa Dorian de lo más normal y vuelven a quedar absortos en la pantalla.

Vuelvo a subir las escaleras vigilando que nadie ande cerca antes de entrar sin hacer ruido a la habitación de Andrea, cierro muy despacio por si acaso.

Verla dormir es tranquilizante; está con ambas manos cerca de su rostro. Me acerco a la cama agachándome para retirarle unos cabellos que tiene sobre el rostro, luego me pongo de pie yendo hacia la ventana, corro la cortina hacia un lado dándole paso a la luz solar que no duda en interrumpir el sueño de la hermosa chica.

Gruñe malhumorada en tanto me siento a su lado en la cama.

—Hablemos —digo lo suficiente alto como para que me note.

Voltea a verme sorprendida.

—¿Qué haces aquí? —se incorpora apoyándose al espaldar de la cama tallándose los ojos levemente.

—Ya lo dije, quiero que hablemos.

Sonríe a boca cerrada, somnolienta. La camiseta de tiras que usa sin brasier me desconcentra.

—Está bien —jala las cobijas hacia ella tapándose hasta los hombros—, pero solo dame una hora más —deja su cabeza en mi hombro y le doy un beso en la coronilla cruzándome de brazos, después de un rato se queda dormida y cierro mis ojos también.

Me despierta la alarma de su celular, se mueve incómoda y alza la cabeza para cogerlo de la mesita de noche de su lado para apagar la maldita alarma. Me mira como si hubiera olvidado que llegué hace más de una hora.

—No era un sueño —afirma para sí misma.

—No, y sigo queriendo hablar —le recuerdo cerrando los ojos.

Siento que se sube sobre mí poniendo las piernas a los lados, su boca va a mi cuello chupando y besando, la sostengo por la cintura.

—Yo no quería despertarme, lamento que ahora tengas que contentarme después de arruinarme el sueño —sus manos van al filo de mi camiseta y la alza para quitármela, me recorre el abdomen con las manos mientras su boca sigue en mi cuello.

Amo su obsesión con mi abdomen, me incentiva a seguir haciendo ejercicio para que tenga lo que le gusta, yo me cobraré el esfuerzo disfrutando de todo su cuerpo.

—No fui yo, fue tu alarma —refuto quitándole la camiseta—, gracias alarma —sus pechos quedan al aire poniéndome duro, está solo en shorts de tela.

—¿Quién fue antes que la alarma? —acerca su rostro al mío—. Me levanté hace veinte minutos, pero no lo notase en absoluto... —sus labios se acercan a los míos y corroboro lo que dice cuando me besa notando que se fue a lavar la boca.

Sonrío y me da un beso en la mejilla antes de volver a mis labios. Toco uno de sus pechos poniéndole duro el pezón con los dedos, lo estrujo y se mueve sobre mi erección rozando los pezones en mi pecho, me toma por la nuca y las ganas se me vuelven incontenibles.

Nuestras bocas exigen, nuestros cuerpos exigen, sigue moviéndose y a mi mente llega una cosa, algo en lo que pensé mucho por varias noches y de lo que ahora estoy seguro, alejo mi boca de la suya y se queja.

YUANFEN. (#1)Where stories live. Discover now