CAPÍTULO 39

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Y aquí estoy...

Contando los minutos para salir de esta habitación desde que me informaron que estaban arreglando todo para darme de alta. Estoy desesperada por irme y no volver a visitar un hospital en mucho tiempo.

Jamás si fuera posible.

Aunque consciente de mi mala suerte, debería contratarme un médico personal o mudarme cerca de un hospital... Si tuviera dinero, claro.

Al menos me alcanza para hacerme alguna limpia o algo por el estilo, porque parece que atraigo golpes y accidentes todo el tiempo.

No me han dejado ver a nadie y no tengo nada con que entretenerme. Literal, me quitaron hasta los calzones. Ni siquiera se cuánto tiempo llevo aquí, aunque no creo que sea mucho, un pequeño golpe no es para tanto.

El lado bueno... Al menos tuve tiempo de sobra para pensar ciertas cosas que tengo pendientes.

Pasado unos minutos, la enfermera regresa trayendo una bolsa con mis cosas personales y y me deja a solas para que me vista.

Estoy arreglando un poco mi cabello con mis dedos cuando la puerta se abre de nuevo, es la misma chica amable de hace rato. Me informa que ya puedo marcharme y me guía por los largos y confusos pasillos hasta llegar a donde se supone que me espera mi familia.

Mi familia.

-Gracias/ digo con amabilidad cuando ya hemos llegado, ella asiente y se pierde de nuevo en el mismo laberinto.

Me quedo de pie un momento en el mismo sitio donde me dejó la enfermera. La señora Mariana está sentada en una de las sillas de metal del fondo con un vaso desechable entre sus manos y sus ojos fijos en su acompañante. Junto a ella, el señor Jesús parece estar atendiendo una llamada en su celular, todo sin dejar de darle unas miraditas tiernas a la antes mencionada.

En otra hilera de sillas, se encuentra mi hermana recargada en el pecho de Freddy. Mi jefe la sostiene con una de sus manos alrededor de sus hombros, y con la otra le da suaves caricias sobre su cabeza. Alonso está sentando en el suelo, tiene los ojos cerrados, se nota el cansancio acumulado, pobre de mi hermano.

Nadie ha notado mi presencia todavía, avanzó unos cuantos pasos más y justo cuando voy hablar, Jos, sentando en la silla continua a Freddy, levanta la cabeza y sus ojos me captan de inmediato.

Sus grandes ojos me miran con sorpresa, los míos en cambio se empañan. De pronto unas inmensas ganas de llorara se apoderan de mi y un nudo se instala en mi garganta, me he puesto muy sensible últimamente.

No soy consciente de cuando es que me arrojo a sus brazos, ni de quién aprieta más a quien. Solo me mantengo así, entre sus brazos y su pecho, colgada como una garrapata, aunque siento que me duele hasta el apellido.

Hey! Yo también quiero abrazar a mi hermana/ se queja una vocecita a mis espaldas, escucho el gruñido de Jos y sonrió, yo tampoco quiero soltarlo.

Después de unos cuantos papeleos más, al fin estamos camino a casa. Jos y yo vamos en el asiento trasero del auto del señor Jesús, quién por cierto no ha dejado de preguntarme si estoy comoda, si necesito algo, bla bla bla, está peor que Jos.

Apenas estacionamos frente al edificio, el auto de Freddy aparece detrás de nosotros. Me apresuró a bajar, y me quejo por enésima vez para que dejen de tratarme como si pudiera rompermer algo hasta con el viento. Exagerados.

En el momento en que la puerta del departamento se abre de golpe, caigo en cuenta que no había visto a Vianey antes.

Ella sale dando grandes pasos sobre sus grandes tacones, su cara refleja asombro, preocupación y un poco de alivio en cuanto llega a mi para rodearme con sus delegados brazos.

Amor a Primera Vista (Jos Canela)Where stories live. Discover now