Mi compañera Gardevoir

El sentido de la vida.

Iba caminando por la calle, recién terminando de un día más en la escuela, intentado evitar a todo mundo e ignorando las clases.

Era una tarde nublada, se sentía una brisa fría que arrastraba con ella pequeñas gotas de agua.

Caminaba lentamente, cabizbajo, sin fijarme en mis alrededores. La música estaba a máximo volúmen. Sentí una lágrima resbalar por mí mejilla izquierda.

De repente alguien me detuvo tomándome del brazo. Tiré fuertemente para que la persona me soltara, lo cual funcionó, pero al parecer quería insistir y volvió a tomar mi mano.

Enfurecido, tiré aún más fuerte y caminé más rápido con el afán de dejar atrás a la persona que, sinceramente, me importaba lo más mínimo quién era y lo que quería.

Esta vez note que no se iba a rendir, ya que volvió a tomar mi mano y ahora también tiró fuertemente de mi mochila para que me detuviera.

.-¡Qué quieres! - grite enfurecido.

.-Que te detengas.

Me giré y era Vanessa, me venía siguiendo desde la escuela y no me di cuenta en ningún momento.

.-¿Qué demonios quieres?

.-Quiero hablar contigo, saber que sucedió, que tienes, el por qué estás así.

.-¿Qué clase de pregunta estúpida es esa? Llevo días así y ahora resulta que ya te preocupaste por ello.

.-Ya se que tienes días así, pero quería dejar pasar un tiempo para que despejaras tu mente y poder hablar más tranquilos.
Así que dime, ¿qué sucede?

.-Me sigue sorprendiendo que preguntes algo más que obvio. No sirvo para nada, solo causo problemas, me dejo llevar por malos pensamientos, ¡me odio a mi mismo joder!

.-Entiendo que te sientas mal. -dijo mientras me daba un cálido abrazo.

.-Y yo entiendo que me quieras ayudar, pero... -La tomé de los hombros y la separé de mí- Déjame solo.

Seguí tomandola de los hombros para después empujarla fuertemente para atrás.

.-No te quiero cerca de mí.

Me giré y continúe con mi camino. Al empezar a caminar pude escuchar a Vanessa llorar, mientras estaba parada estática en su lugar.

.-¡Dejá de llorar con un demonio! -le grité furioso sin siquiera girarme.

Ignore por completo si se quedó parada o si continúo llorando, seguí caminando en camino a casa.

Al llegar a mi casa, me fuí directamente a mi cuarto sin inmutarme a saludar a nadie.
Solo quería llegar a mi cama a llorar y ahogarme en mi propio sufrimiento.

Me tiré en mi cama, abracé una almohada y comencé a llorar. Por mala suerte mía, como todas las veces que me siento mal, los malos recuerdos y la culpa me dominaron, haciéndome recordar el sufrimiento de algunos años, las malas decisiones que he tomado y el daño que he causado en otras personas.

No sé cuánto tiempo pase llorando, ni quiero saberlo. Después de un tiempo, me dormí para intentar tranquilizarme. Desperté y salí de mi casa a caminar para intentar despejar mi mente mientras escuchaba música para tranquilizarme.

Iba viendo a todos lados, observando los lugares donde pasaba intentado desconcentrarme un rato. Del otro lado de la calle pude ver a una chica, tenía puestos unos jeans negros y una camiseta gris, su pelo era de color negro azabache, se veía bastante linda. Noté que comenzó a saludar en mi dirección, pero supuse que era para alguien más así que solo seguí caminando.