Capítulo 6

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Dominic entendió al instante el porqué de las ropas de Aslan y Morgan. No, no iba a permitir que su hermana menor fuera a esos lugares, mucho menos a estas horas de la noche y que los Cielos lo ayudarán; ¡él era un hombre comprometido! Por muy curioso que estuviera por ver esa clase de lugares, no podía rendirse ante el pecado tan fácilmente. O eso era lo que su madre hubiera dicho en desaprobación a sus actos.

— Por favor, recuérdenme por que acepte venir —. Dominic se encontraba mirando en un punto oscuro del carruaje en penumbras, acompañado de su primo y mejor amigo, este estaba al lado de él y le dio una palmada reconfortante en el hombro.

— Por que eres un hombre que pronto seré privado de toda clase de placeres, hermano — Aslan sonrió con picardía y un brillo travieso alcanzó a sus ojos azules —. Consideralo como tus "despedidas de soltero" — guiño coqueto y se preguntó por qué Kenia estaba enamorada de él si era un idiota.

— Ni más ni menos, Dominic. Hace tiempo que dejaste de filtrar y romper corazones, ¿en serio quieres reservarlo todo para una mujer que ni sabes su nombre? — dijo Morgan con el ceño fruncido, enfatizando su desagrado por el compromiso que su madre había organizado para el príncipe.

Dominic simplemente gruño.

— No se ni por qué me tomé la molestia de haberlo considerado, es una horrible idea.

O tal vez no lo era. Después de que Morgan y Alsan explicaran su plan de a dónde querían llevar a los hermanos en medio de la noche, Kenia se escandalizó a pesar del brillo y del rubor que cubría sus mejillas. "¡Son unos cerdos! ¡Aciagos inmundes!" Había gritado a los cuatro vientos mientras levantaba sus faldas y le daba una última mirada ofendida hacía Aslan, su querido Aslan que escapaba la mayor parte de las noches desde que se había ido, para entretener a su corazón afligido de pasión. Según él se decía que no lo hacía con la intención de pagar por placer, sino para pasar un rato agradable entre la luz de las velas y que la incertidumbre condujera todos sus movimientos.

Aquellas palabras habían hecho eco en el ser de Dominic. Momentos antes de que los tres se subieran al carruaje para salir por una de las puertas laterales del palacio, pudo entender un poco las palabras de Aslan. Y no solo era la adrenalina del momento, sino la curiosidad de saber como sería ese lugar realmente. Mientras bajaban los escalones envueltos en sombras, Morgan se había encargado de informarle a Dominic de cómo era el famoso La Quimera, haciendo un tremendo detalle de todas las veces que había escapado del palacio a escondidas para encontrarse con Aslan y partir al burdel en medio de la noche. Los ojos se le habían ido al momento en que su primo le explico cómo escapaba y pagaba para que el conductor no hablara a nadie de estas huidas de un miembro de la realeza. Y peor aún, no daba créditos a lo que había pasado apenas unos minutos antes, pues siendo él un príncipe, sabía que era algo inapropiado y muy irresponsable por parte de él. Sentío verdadera vergüenza en el momento en que el lacayo que los iba a llevar hasta dicho lugar lo miró de hito en hito, para después dar una reverencia y susurrar "Alteza, ¿de verdad?" y Dominic sabía que no había vuelta atras.

Aquella escapada estaba manchando mucho su honor y orgullo como hombre, ¿que tan bajo estaba cayendo justo antes de casarse? Era un adulterio sus acciones, pero ahora tenía que enfrentarlas y cargar con las consecuencias.

— Mañana todo el Reino sabrá que estuve en un prostíbulo — dijo contradiciendo sus propios pensamientos.

— Hombre, ¿eso es lo que te preocupa en serio? — dijo Morgan cuando lo volteo a ver con cara de indignación —. Si crees que La Quimera es un lugar donde se venden putas y va cualquier animal a follar, dejame decirte que no sabes nada de tu Reino — estaba a la defensiva y Dominic bufo con sorna.

LA QUIMERAWhere stories live. Discover now