Harry Y Hermione (one shots)

Vuelve Hermione parte II

Si algo malo puede pasar, pasará.

Todo sucedió como una cadena de acontecimientos funestos, una cosa tras otra, en un círculo que desde el principio comenzó con problemas.  Cuando era un niño siempre creí que había una fuerza mayor que haría que, con el tiempo, todo mejoraría aún viviendo con los Dursley y sucedió. Salí de ese mundo, para venir al mío, dónde conocí personas a las que les agrade, y otro gran tanto que se peleaban mi cabeza. Pero conocí la amistad en dos personas, qué tal vez, tontamente siempre dí por sentado que estarían ahí como habían demostrado tantas veces antes, de nuevo, me equivoqué.

Desde que Ron me encontró besando a Hermione no me a dirigido la palabra. Aún ahora me parece extraño pensar en eso, ni en mis más locos sueños pude haber creído que eso pasaría algún día. Si alguien me lo dijera en el pasado, probablemente le habría roto la cara al decir semejante estupidez sobre nosotros. Es como mi hermana, o lo era... Porque estoy bastante seguro de que besar a quién creías tu hermana no debe sentirse de ese modo, y es lo que más me aterra.
Me he quedado solo. Sin un Ron, sin una Hermione y sin la poca razón que me sostenía.
                       
                              •••••

—¿Los arreglos?— repito incrédulo.

El único lugar que aún sentía ajeno a lo demás eran mis clases con Dumbledore, y ahora que está diciéndome que pasare las fiestas con los Weasley me siento preocupado. Allá será imposible no ver a Ron, además de que no estoy seguro de que me quiera bajo su techo ahora.

—Creí que preferías pasar las Navidades ahí, Harry.

—¡Y lo hago!— aseguro. 

Los orbes azul cristalino me miran por sobre los lentes de medio luna, por lo que me parece una eternidad.
Al final, entrelaza sus manos sobre el escritorio, dándome una vista clara de su mano enegrecida.

—He de decir, Harry, que te he visto bastante extenuado ¿Algo que te preocupe?

—No no— murmuro sin convicción— es decir, tengo algunos problemas con...

—El señor Weasley y la señorita Granger, me parece.

Lo miro sorprendido, a lo que atina a sonreírme indulgente.

—No creí que supiera sobre eso.

Los ojos de Dumbledore se ven un poco más vivos, mirándome con una ligera picardía.

—Soy viejo— admite— pero los rumores en Hogwarts se esparcen fácilmente, te sorprendería todo lo que llega a mis oídos.

—Profesor... Sé que debo concentrarme en otras cosas pero siento que cada que intento arreglar algo, solo empeora...

— Tal vez estoy exigiendo de ti más de lo que puedes ofrecer ahora, Harry.

—No, puedo con todo, se lo aseguro. 

Pero Dumbledore parece no escucharme más.

—Deberías dejar de buscar las soluciones a esos problemas que no entiendes, tal vez, deberías comenzar a buscar porqué comenzaron ¿No lo crees? 

—Sí— titubeo confundido.

—Ahora, deberías irte a la cama.

—Claro, hasta mañana, profesor.

Me levanto apresurado, recogiendo mis cosas, pasando al lado de Fawkes y caminando hasta la salida.

—Cuando lo resuelvas como sé que lo harás, dale mis saludos a la señorita Granger.