Soulmates

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Su pecho dolía. Definitivamente, si debía concentrarse en algo, era eso. Al menos hasta que el dolor se expandió.

Dentro de su cuerpo, en algún lugar identificable, algo ardía, como llamas ardientes, expandiéndose por cada músculo y cada fibra. Sin embargo, no era lo peor. Hermione habría creído que todo se debía al caótico rumbo al que su vida se resumía, y que todo se trataba de alguna clase de ataque de pánico por sus circunstancias, por encontrarse en ese sitio, por dejarle irse... Jamás debió permitirlo. Él no debió haberla dejado.

-¿Me escuchas?

Hermione deseó responder que sí, pues realmente lo hacía y, también, añoró poder aferrarse a la voz a su lado para salir de aquel espantoso ensimismamiento que no le permitía respirar, pero no pudo hacerlo. Así como escuchaba su voz, también oía pasos y hojas rompiéndose a lo lejos, rodeada de obscuridad y desolación.

Como dos versiones de su realidad. La primera, con Ron frente a ella, en el Castillo, relativamente a salvo... La segunda, caminando en el bosque, asustada.

-Estás asustándome...- vaciló Ron.

Ella no le prestó atención. Acababa de sentir algo más, algo magnífico. Con ello, el miedo que pudo haber sentido desapareció súbitamente y en lugar de obscuridad, todo se llenó de luz y los rostros sonriéndole compensaron todo.
Su familia.

Todo iría bien.

Súbitamente, la sensación desapareció, haciéndola caer de vuelta a su realidad, como si Hermione se hubiese cegado y tuviera que aprender a mirar a través de sus ojos nuevamente.

Lentamente, enfocó al frente y se encontró con la azulada mirada de Ron. Sus ojos reflejaban su miedo y, aunque su rostro estaba lleno de escombro y sudor, su expresión era visible. Eran sus brazos los que la sostenían, enroscándose con fuerza para rodear su cintura y mantenerla entera.
Reaccionando, Hermione se desplomó contra él, jadeando ruidosamente.

Ahora recordaba. Estaban solo los dos, juntos, afuera del Gran Comedor.
Podía escuchar ahora los sollozos dentro de éste así como a los heridos quejándose, y a los múltiples cadáveres cubiertos con sábanas, tendidos en el suelo. Apartando la mirada, Hermione prefirió enfocarse en Ron, que realmente parecía asustado.

-¿Estás bien ahora?- le preguntó él, mientras deslizaba sus dedos por su espalda, que lejos de resultar un gesto reconfortante solo le provocó otra oleada de inquietud.

-No sé que me sucedió, Ron- explicó ella, acurrucándose contra de él en busca de calor. Su nueva cercanía todavía era extraña, pero tanto como la repelía, también la necesitaba, lo que fuera con tal de sentir algo.

Hermione se sentía un poco extraña con Ron tan cerca, tan ajena y perdida entre sus brazos.

-Estabas llorando- mencionó Ron, extrañado. Escucharlo diciéndolo resultó casi irónico, teniendo en cuenta que él mismo tenía los ojos enrojecidos luego de llorar por Fred.

-Yo veía...- balbuceó y entonces, por un segundo, consideró decírselo, pero sabía que, como en muchas otras ocasiones, él no entendería, además, ella tampoco entendía que le sucedía.

Ron no insistió, su interés parecía haberse esfumado, en su lugar, buscó su mano y al encontrarse entrelazaron sus dedos con necesidad. Hermione se preguntó si sería así siempre, si resultarían ser de ese tipo de parejas, tomándose de la mano todo el tiempo, pero al pensar en su futuro... En un futuro lejos de la guerra, se congeló, ¡Que egoísta era!

-¿Crees que él realmente lo haga?- preguntó Ron, mirando hacia lo poco que podían ver del bosque prohibido.

El lugar por el que él desapareció.
Sintiéndose horrible de que fuera Ron y no ella quien lo recordara la hundió, pero ahora que el pensamiento estaba allí, estaba echando raíces rápidamente.

Harry Y Hermione (one shots) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora