Juego perverso

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Veo un momento por las puertas de cristal como algunas gotas de lluvia empiezan a mojar las calles y las personas caminan más deprisa tratando de alejar la lluvia y no entiendo porque, es solo agua.

—¿A qué ha venido? —le pregunto al señor que tengo frente a mí.

El señor De Luca pasa una mano por su traje negro a la medida y sus ojos oscuros parecen buscar algo en mis ojos azules, pero yo no le permito ver nada.

—Hable, señor De Luca, no tengo tiempo.

Es muy parecido a Ian en algunos rasgos y a Erick en otros.

—Vine a darle a Ian una advertencia —me dice con voz profunda y un leve acento italiano—, y a recordarle que yo siempre obtengo lo que quiero.

Sus profundos ojos oscuros están llenos de odio en este momento, odio en su estado más puro. Su porte altivo no cambia en ningún momento y a penas y mueve su rostro mientras habla. Su rostro esta inexpresivo, pero sus ojos gritan todas las emociones que tiene en este momento y ninguna es buena.

—Como podrá ver yo no soy Ian o su esposa, si quiere decirle algo vaya y búsquela a ella, por lo que sé, mi hermana y usted se entienden muy bien.

El señor De Luca mueve un poco las comisuras de sus labios en una media sonrisa.

—Al igual que usted y mi hijo.

—No sé de qué habla —le digo—. No tengo tiempo para juegos.

Su sonrisa burlona se transforma en una cínica sonrisa.

—Tu apellido te queda tan grande —me dice.

Le devuelvo la sonrisa.

—Señor De Luca, si usted está aquí para doblegar mi ego pierde usted su tiempo. Yo sé perfectamente quien soy y lo que valgo, mientras que usted con apellido o sin él no es nada más que una vil rata que ha decidido salir de la alcantarilla.

La sonrisa abandona su rostro y puedo ver la furia en sus ojos.

—Cuidado niña, esa lengua te puede traer muchos problemas. Como ejemplo te pongo a Ian o la madre de él.

—Y su lengua también los puede meter en problemas a usted, creo yo que sabe quién era mi padre y quien era mi abuelo, yo también puedo tirar de algunos hilos y cortar algunas cabezas. Sus amenazas no me interesan.

Me doy la vuelta y él me sujeta del brazo con fuerza. Tira de mí y me coloca donde estaba hace un momento. No suelta mi brazo mientras habla.

—Unos hermosos ojos azules, Ian siempre ha tenido fascinación por los ojos de ese color. Eleanor los tiene del mismo color, claro que es en lo único que se parecen. Eleanor. El eterno amor de Ian.

Otra vez ella, siempre ella, la detesto y aún no la conozco.

—Ella también ha vuelto —murmura él—. Parece que todos los fantasmas de Ian hemos venido a buscarlo. ¿Quién lo encontrará primero?

Me muevo y él me suelta el brazo, me duele, pero no digo nada, sé que mañana tendré un moretón, pero ahora eso no importa.

—Dile a Ian que he venido a visitarte, él sabrá porque lo hice.

Me mira de pies a cabezas antes de empezar a caminar y salir del edificio. Me quedo de pie mirando por donde ha salido. Empiezo a caminar hacia el ascensor y saco mi teléfono mientras presionó el número de mi piso. Busco el número de Annie y mientras abro la puerta de mi apartarme marco su número.

El teléfono suena tres veces hasta que Annie conteste.

—Hola Emma. ¿Sucede algo?

—Ha venido el padre de Ian a verme, me ha dicho que viene por Ian, viene a vengarse de él. También sabe sobre Eleanor —digo todo esto sin respirar.

¡El amor es una mierda!Where stories live. Discover now