A PRIMERA VISTA

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Ya eran alrededor de las 21:00 y los Ferri aún no llegaban, Eleonora cenó en la cocina con los que allí trabajaban, una vez termino se dirigió a su habitación para tomar un baño y después finalmente descansar. 

Al salir del cuarto de baño, se puso un pijama limpio y se dispuso a dormir, su cabeza no dejaba de repetirle el apellido de los que invitaron a su padre y sus hermanas a cenar, los Salvatore. 

En tanto imaginaba como se verían sus hermanas al llegar, la emoción de Olivia al conocer a Stefano y Nora ignorando a cuan hombre se le acercara, su padre bebiendo y conversando con hombres mayores y el resto de sus hermanas bailando y coqueteando, en su cara se dibujo una sonrisa y una risita escapó de su boca. 

Unos segundos después se quedo dormida.

Ya era la una de la mañana cuando un ruido despertó a Eleonora, venía de la parte trasera de la casa, sonó como si algo hubiera caído en medio de los arbustos y los árboles porque sus hojas chocaban violentamente. Eleonora se levantó de golpe, tiro sus sábanas, con paso rápido tomo la linterna que había cerca a la puerta, se puso una bata para cubrirse del frío y se apresuro a bajar las escaleras hasta la entrada principal de la casa. 

Alumbro hacía los árboles pero no había nada, todo estaba en completa calma, camino unos pasos hacía donde descansaban los caballos, al oírla unos de ellos relincharon haciendo sobresaltar a Eleonora, hay tampoco había nada. Se dirigió hacia la fuente en mitad del jardín, y allí oyó el gemido de un hombre, la adrenalina corría por su cuerpo, sus manos temblaban y estaban sudorosas, se acercó hacía los árboles donde había oído el ruido unos minutos antes. 

  — ¡¿QUIÉN ANDA AHÍ?! —Grito Eleonora, apuntando hacía un árbol que se mecía.  

Nada.

 — Le ordeno que se presente, ¿quién es?  — Ordenó. 

El silencio era abrumador, Eleonora se preguntó si por un momento había imaginado todo, tal vez todo era producto de su imaginación. Pero el gemido del hombre la saco de sus pensamientos inmediatamente. 

— ¿Quién es? — Dijo alumbrando de nuevo con su linterna que estaba a punto de apagarse por el fuerte soplo del viento. — No dudaré en llamar a la guardia. 

Los arbustos se mecían como si algo pesado se estuviera levantando y chocara con las hojas, en esos cortos instantes Eleonora empezó a imaginar los peores escenarios posibles, un animal, cazadores, ladrones, un grupo de revolucionarios buscando saquear casas de los adinerados del pueblo. Y de repente, el silencio volvió a reinar. 

Eleonora decidió volver hacia la fuente pues su linterna amenazaba con apagarse, con la luz de la luna llena que reinaba en el imponente cielo, decidió volver su mirada atrás para comprobar que no había nadie siguiéndola. 

— Espere — Oyó decir a sus espaldas. 

Eleonora se giró y vio un hombre con su cabeza baja y limpiando unos pantalones que al parecer alguna vez fueron blancos, ahora estaban cubiertos de lodo, tierra, hojas y raíces secas, su torso y sus pies estaban desnudos, su cabello era castaño y largo hasta sus hombros, en cuanto alzó su mirada Eleonora quedó muda. 

Era más alto que ella, su piel era morena y tenía ojos tan negros como la noche que les servía de fondo, el joven se limitó a extenderle una mano y se presento. 

— Mi nombre es Lysandro Greco. — Dijo amable. — Y lamento si la asuste. 

Eleonora no sabía que responder, no podía apartar su vista de los ojos de aquel joven, apenas si pudo extenderle su mano, tenía algo que la atrapo inmediatamente, no sabía si eran sus ojos, la calidez de su piel o su voz tan segura pero tranquila. 

EL LUGAR DETRÁS DE LOS JARDINES DE BÓBOLI.Where stories live. Discover now