PRIMER DÍA

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— Me parece que Delmar aún no está listo para marcharse. — Eleonora miraba al caballo enternecida quien estaba robando comida de los demás animales en el establo. 

— Poco importa — Dijo el joven tirando de la silla. — Haz hecho mucho por nosotros, te estoy muy agradecido. 

— No ha sido nada. 

El caballo se mostró rebelde ante las ordenes de su amo en un principio, relinchaba pero el joven lo supo manejar, se despidieron de Eleonora y por la parte trasera de la propiedad cabalgaron hasta desaparecer dejando solo un rastro en el barro. 

Eleonora volvió dentro de su casa y se aseo antes de bajar a desayunar, sus hermanas y su padre habían vuelto al amanecer por lo que a las 8:00 a.m aún estaban dormidos.

— Señorita — Milcen poso su mano en el hombro de la joven. — ¿Desea esperar a su padre y sus hermanas? 

— ¿Están despiertos? 

— No señorita, llegaron hace unas dos horas y las habitaciones están cerradas. 

— Entonces tomaré el desayuno en el jardín. — Se levantó de su asiento y le sonrió a la mujer. —  avísame cuando esté todo listo.

— Si señorita. 

Eleonora camino hasta la pequeña cabaña y tomo asiento, soplaba un viento suave y los rayos del sol se colaban por las ventanas de esta, era un día maravilloso sin embargo se sentía pensativa y algo nostálgica. 

Lysandro había dejado algo en ella, algo en él la había hecho replantearse muchas cosas, se había dado cuenta de que a lo largo de su vida nunca había pensado en un hombre como pasaba con él, de hecho no había tenido contacto tan cercano a uno además de su padre que aún así rara vez tomaba el desayuno con ella. 

Eleonora tomó su desayuno sin despegarse de la imagen del joven, observaba el camino por donde el partió, pensó en arreglarse y salir con un carruaje a ver si podía encontrarlo pero en el mismo instante se arrepintió de su idea. ¿Y si lo encontraba qué le diría? Sacudió su cabeza como intentado distraerse del pensamiento y se levantó para dirigirse a su habitación. 

Una vez en la casa se dio cuenta de que las habitaciones seguían cerradas, todo estaba en silencio, los sirvientes estaban cada uno en sus labores, Eleonora sentía una extraña soledad invadiéndola, suspiró y sentía sus ojos humedecerse,

¿Siempre había sido así?, se preguntó a sí misma. 

La respuesta era clara y algo había quitado una venda en sus ojos. 

Se dirigió a su habitación y vio al cielo nublarse, claramente la idea del paseo tendría que cancelarse con este clima en poco empezaría a llover y los caminos a enlodarse. 

Entró en su cuarto de baño y de repente vio la camisa del joven en el suelo de la tina, ahora que estaba limpia pudo ver una inscripción en ella en la parte del antebrazo. 

PALAZZO FIORE.

¿A caso Lysandro no había dicho que no trabajaba en ninguna casa y para ninguna familia? Eleonora frunció el ceño, tomo la camisa y la puso sobre una mesa. Puede ser una señal pensó. Al menos ahora tenía una excusa para ir en su búsqueda, lo medito varios minutos considerando pros y contras y al final decidió llamar a Louis encargado del transporte de la familia. 

— A las 13:30 saldré a dar un paseo. — Le dijo. — por favor alista el carruaje que bajaré en un momento. 

Llegadas las 13:30 Eleonora bajo y entro en el carruaje, le indico a Louis el camino por lo que debía tomar y este arranco. 

EL LUGAR DETRÁS DE LOS JARDINES DE BÓBOLI.Where stories live. Discover now