Mello Yagahata

1 0 0
                                    

"Rojo" escuchó e hizo caso omiso al comentario. "Muérete" le gritaron frente a todos en la clase de trigonometría, y nadie hizo algo, él tuvo que tampoco hacer algo. "Inservible" le susurraron al oído y no sintió emoción alguna que fluya por él, su cuerpo se paralizó por un momento y recordó cuando trató de pedir ayuda a la psicóloga de su colegio pero fue para nada, recordó cuando su profesora de literatura lo insultó frente a todos sus compañeros y nadie la reportó ante la su superior "¿Petrarca? Eso demuestra por eres un puto inferior" al terminar de ver por lo que pasó no puedo contener reír.

Con su morrera marrón de cuero, unos pantalones rojos, y un polo de Voyaq Human, movió la puerta negra de madera y entró a una oficina muy temeroso por lo que pudiera pasar, con miedo de que la psicóloga no lo quiera ayudar, con miedo de que sea solo alguien más que lo ignore, con miedo de no poder recurrir a alguien más que ella. "Lic. Nayid Monzón" decía en la puerta, "Hola, siéntate" le dijo la psicóloga, y se sentó con cierta desconfianza. "¿Cómo te llamas?" le preguntó instantáneamente apoyando en su escritorio. "Yagahata" le respondió tartamudeando, muy nervioso. "Mello Yagahata".

¿A qué vienes? – Le dijo la psicóloga totalmente relajada - ¿Qué deseas?
¿No se supone que es por ayuda? – Respondió elevando su volumen de voz - ¿Para qué más Vendría?
¿Qué problema tienes? – Le dijo reclinándose hacia delante – Para ayudarte
Todos me insultan. ¿Me puedes decir quiénes? ¿Si lo digo, se lo dirá a ellos? Imagino que sí. Entonces no puedo. ¿Por qué? Porque me insultarían más. Bueno si no quieres ser ayudado no te puedo ayudar. Se supone que quiero ser ayudado, si no, no hubiese venido primeramente aquí. ¿Has oído el chiste del foco y el psicólogo? No. ¿Cuántos psicólogos se necesitan para cambiar un foco? No sé. Uno, pero él tiene que querer cambiar. Si se pone a contar chistes debería ser comediante envés de psicóloga. Tranquilo, yo no soy quien te hace insulta. Pero sí quien me ignora. Cálmate por favor. Ayúdeme por favor. Bueno háblame de los insultos que te dicen. Me ofenden por mi color de cabello y creen que s. Vamos a parar allí, sácate la gorra, por favor.
¿Contenta? – Yagahata de sacó la gorra – Sí, soy pelirrojo.
Perdóname un momento. – Sacó su celular y se lo puso en la oreja – Perdona, me tengo que ir. – Se paró extendió la mano en señal de que Yagahata se retire – Vuelve pronto – alistando unas hojas y metiéndolas en su maletín.
Bueno adiós – le estrechó la mano a la psicóloga sonriendo, ya que supo que por fin tenía a alguien con quien hablar – Vendré en próximo martes.
Adiós – moviendo la mano para despedirse.

Ya fuera de la oficina de la psicóloga escuchórisas que provenían de dentro "Podías decir que no me querías ayudar, hijo deputa. No me hubieses dejado entrar mierda". Se puso la gorra para tapar sucabello del que le habían obligado a avergonzarse.     

Otras historias cortasWhere stories live. Discover now