Capítulo 5

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CAPÍTULO 5

Había estado esperando con suma paciencia afuera de enfermería, aún no se había ido a bañar y se había negado a probar bocado, pero era firme en sus preceptos y no se movería de ese lugar hasta estar segura que el profesor no corría ningún tipo de peligro, vio que la medimaga salió de enfermería con paso apresurado hacia la dirección.

Se levantó despacio hasta poder entrar a la habitación, había innumerables enfermos en recuperación, pero notó que la última camilla estaba cubierta por las cortinas blancas, se acercó con pasos lentos, estaba hecha un desastre, con los jeans sucios, las botas rotas y la camisa de cuadros manchada aún por la sangre de él, se asomó y lo vio acostado en la camilla, con su rostro limpio y una venda que le cubría todo el cuello, un brazo sostenido recuperándose de una grave fractura, pero vivo.

-Señorita Granger - se sobresaltó cuando la medimaga le llamó con fuerza, no era la primera vez que la corría de ahí -, le he dicho que no puede pasar.

-Lo siento, sólo quería ver al profesor.

-El profesor Snape se está recuperando, pero necesita tranquilidad y reposo, algo que usted está complicando.

-Yo... permítame estar aquí, ayudar.

-Si usted me ayuda, será con todos los pacientes, no al que usted planea vigilar - le reprendió con la mirada, pero la castaña asintió avergonzada -, necesito que coma algo, se dé un baño y se presente cuanto antes aquí, con la ropa adecuada, puede tomar una en el vestidor de la izquierda.

Hermione se encaminó a donde la mandaban, tomó un vestido color caqui con un delantal blanco, junto con una gorra para sujetarse el cabello y un cubrebocas, salió de ahí rápido hacia los baños de los prefectos donde tomó un baño intentando relajarse, y no pensar demasiado en el profesor, ya que eso le comenzaba a dar ansiedad.

Mientras se encontraba en la bañera, sumergida en los recuerdos del profesor, no pudo hacer otra cosa más que admirar a aquel hombre, tanto temple, tanto carácter sin tener otro motivo más que corresponder al recuerdo de un amor de juventud, estaba desesperada por conocerlo, saber si había algo en el fondo que lo impulsaba a actuar de esa manera, sin embargo, también estaba asustada, apostaba que aquel hombre estaría furioso al no hacer lo que le había pedido.

...

Entró a la enfermería vestida igual que la medimaga un vestido de tres capas color caqui con un delantal blanco donde se había puesto la varita, se había sujetado el cabello en un moño abultado y procuró que aquella cofia le ayudara para que no escaparan sus bucles rebeldes, intentó no mostrarse interesada por el profesor y se dedicó a otros pacientes, limpió varias heridas, curó huesos rotos y cualquier mago que llegara con pequeños accidentes, cuando era el efecto de una maldición o hechizo lo mandaba con la medimaga.

Pasando ya la media noche se acercó a su camilla y entró a su espacio, seguía durmiendo y eso la inquietó, ya era momento que despertara de una vez, llegó hasta la mesita de noche, podía oír su tranquila respiración, parecía estar agotado, más allá de la guerra Hermione creía que estaba cansado de la vida que le había tocado sostener por todos esos años, cansado de fingir y de jugar ambos papeles que él odiaba por igual.

-Bien señorita Granger, observe con atención porque usted se encargará de las curaciones que se le harán al profesor - le dijo la medimaga que había aparecido de pronto, ella se puso nerviosa.

-¿Yo? Pero yo no...

-No sabe, lo sé, para eso la voy a enseñar.

Con sumo cuidado quitó la venda y la fue instruyendo para que limpiara la herida y colocara la nueva curación, durante ese día no despertó, fue hasta el anochecer del día siguiente, Hermione terminaba de guardar el material de curación cuando el profesor Snape había abierto los ojos, la había analizado con atención, al principio no la había reconocido, sólo había visto que era una jovencita que lo estaba asistiendo por lo que veía, pero sus cabellos castaños la delataron al igual que el trabajo meticuloso que estaba realizando, la vio acomodar con atención la sábana, hasta que tomó su mano con fuerza al ver que avanzaba hacia su cuerpo, ella se sobresaltó algo asustada.

Cuidaré de tiWhere stories live. Discover now