Capítulo 8

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CAPÍTULO 8

Bajó del autobús en aquella ciudad londinense, llevaba un abrigo azul marino y unas botas rojas, y aquel gorro verde, no es que fuera perfectamente combinada pero no le importaba, se ajustó su bolso, y camino por la vereda que la llevaría al panteón de la ciudad, llegó hasta la tumba de sus padres y se hincó frente a ellos.

Se había casado con el deseo de volver a sentirse viva, dentro del amor de una familia, ahora se daba cuenta que había forzado las cosas, no solamente el matrimonio, había forzado a su esposo a sentir algo que en realidad quizá sólo existía en la mente de ella, y le dolía a horrores, se limpiaba las lágrimas en forma silenciosa mientras quitaba las hojas secas de sus lápidas, no había llevado flores frescas, simplemente había faltado al trabajo con mentiras y a su esposo le volvió a mentir, no creía que eso tuviera demasiada importancia para él.

Ojalá su madre estuviera ahí para poderla guiar, su matrimonio se encontraba pendiendo de un hilo, no sabía cómo volver a retomar esa chispa, volver a sentir que su esposo la quería, la procuraba, pero desde el trabajo él parecía odiarla por haberlo hecho, y se había refugiado en algo más o en alguien más y ella no tenía la valentía de preguntarle, temía su respuesta y simplemente se había alejado de él, le había vuelto a mentir y se había ido de la ciudad como si la tumba de su madre tuviera más respuestas.

Simplemente él parece no querer arreglar las cosas conmigo mamá, es como si todo fuera blanco o negro, no hay cabida en él para las posibilidades, y las dudas parecen no desaparecer de mi cabeza, como si nada existiera para él, como si no le importara.

Después de hablar con su madre en silencio se apareció cerca de la casa de Ginny, tocó la puerta con duda, pensó en irse cuando la cara de su mejor amiga apareció de la nada, un grito la sobresaltó.

-Por dios no te esperaba, pasa Hermione.

-Gracias - le dijo con incomodidad.

A los cinco minutos ya estaban tomando té, descubrió que irse a tomar una copa no era precisamente buena idea, no quería que su esposo la viera tomar, podría perder la objetividad para tratar el problema que evidentemente tenían. Cuando se sentó a un lado de ella Ginny acomodaba un platillo lleno de galletas, alzó su brazo y de pronto no la vio tan delgada como siempre, sus miradas se cruzaron y el rostro de su amiga se tiñó de rojo.

-¿Por qué no me lo contaste?

-Porque mi amiga vive del otro lado del planeta.

-No estoy al otro lado del planeta, y mi chimenea está conectada con la tuya, pudiste decírmelo pudiste... no sé, decirlo en una carta. - Le reclamó aún emocionada.

-No es un embarazo seguro Hermione.

-¿A qué te refieres con eso?

-He tenido unos problemas, por eso deje el trabajo esperando que el embarazo se logre.

-¿Ginny qué necesitas? Puedo ayudarte... venirme a vivir aquí y...

-Claro que no, saca eso de tu cabeza - le dijo de inmediato y tan abrupto que Hermione se sintió avergonzada - no me utilizaras para dejar a Severus.

-¿Qué?

-Tú apareces en la ciudad solamente cuando tienes problemas con él.

-No es cierto - se defendió de manera descarada -, puede que... no sea la mejor etapa de nuestro matrimonio, pero no es para tanto.

-¿La mejor? Me pregunto si un día han tenido un momento mejor.

-Sí, cuando vivíamos aquí - respondió por inercia sin darse cuenta de sus palabras, entonces todo cobró sentido y su esposo comenzaba a tener razón, antes de casarse parecían llevarse bien, de pronto él llegaba a la casa de ella con la cena en pequeñas bolsas de plástico, comían sobre la alfombra, tomando vino en vasos, bajo el calor de la chimenea, la televisión de fondo y con unos tímidos besos mientras ella hablaba de su vida pasada - él... tiene razón entonces.

Cuidaré de tiWhere stories live. Discover now