Enid

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En el pórtico de la casa Barrington estaba Enid, leyendo la carta que Carl me pidió que le dé. Era la tercera vez que la veía leyéndola. Y estoy segura que lo ha hecho muchas veces más.

Luego de que todo el tema de la guerra contra Negan y los salvadores acabara, hace unos tres meses, aproximadamente, todos pudimos hacer un duelo, despedir a Carl como se merecía.

- Hey, Enid.- Dije suave esperando alguna muestra de que podía continuar. Ella levantó un poco la cabeza, sacando su vista del papel, tenía los ojos rojos y un poco hinchados debido a las lágrimas.- ¿Qué tal estás? Sabes que si necesitas algo puedes decirme, ¿Cierto?

Ella solo asintió y volvió su vista a la carta.

- ¿Puedo?- Pregunté viendo el asiento que estaba desocupado junto a ella. Nuevamente, solo asintió.- Sé que no quieres estar ni hablar con nadie desde... bueno, tú sabes. Pero creo que es necesario decir esto.- Hice una pausa mirando mis pies, siento una mirada en mí y, cuando levanto mi cabeza, veo a Enid atenta a mis siguientes palabras, dando a entender que podía seguir.- Yo fui la primera en descubrir lo de Carl. ¿Sabes? Él no es, era muy precavido con sus cosas.- Hice una pausa, maldiciendo internamente mi error. Aún costaba hacerse la idea de que él ya no estaba con nosotros. Miré a Enid un instante y vi sus ojos vidriosos, en cualquier momento iba a llorar otra vez.- Lo siento, no quería.

- Está bien, también es difícil para mí. ¿Puedes continuar, por favor?

- Como decía, yo estuve con él, antes de irse también, y me siento un poco culpable por lo que le pasó. Es decir, pude haber evitado el que vaya a buscar a Siddiq. Pero no lo hice. Al contrario, le dije que vaya. Que mientras tanto yo cuidaría a Judith.- Suspiré.- Cuando él volvió estaba un poco sudado y sucio, le aconsejé que se asee mientras yo les preparaba algo para que pueda comer. Al salir del baño él fue a su cuarto y se encerró ahí. Tiempo después, cuando Judith despertó, se fue a jugar con ella. Ni siquiera comió lo que le preparé.- Tomé aire un segundo y limpié mis lágrimas.

-Ten.- Me ofreció un pañuelo.

-Cuando fui a buscarlo, lo vi tan feliz jugando con su hermana que no quise interrumpirlo. Así que fui adentro y comencé a ordenar un poco la casa. Cuando pasé por el baño, la puerta estaba abierta y pude ver el cesto con ropa sucia, así que decidí lavarla. Y ahí fue cuando la vi, su camisa rota y con manchas de sangre. Salí de la casa corriendo y cuando estuve a su lado no supe como reaccionar. En un principio quise ir y golpearlo, luego abrazarlo así que solo le dije:

"Carl, ¿puedes venir un momento? Necesito ayuda con algo."

-Una vez dentro comencé a llorar y lo abracé.

"-¿Por qué no me lo has dicho?

-¿Decir qué?- Se veía nervioso, sabía que lo había descubierto.

-¡Oh, por Dios, Carl! Vi tu camisa, vi la marca de la mordida.- Tomé sus manos.

-No quería preocuparte, quería poder hacer todo lo que quiera en mi último día, estar con quienes quiero, con Judith. Desearía también estar con papá y Enid.

-Pero... estás conmigo.

-Lo sé.- Sonrió.- ¿Puedes hacerme un favor?"

-¿Y qué te dijo? ¿Cuál fue el favor?- Dijo ella, su voz se entrecortaba y sus lágrimas comenzaron a caer.

-Me dijo que te diga que te amaba mucho y que eras lo más importan te que él tenía. También dijo que intentes ser feliz, incluso sin él.- Tomé su mano y la acaricié con mi pulgar. Nos abrazamos y ella comenzó a llorar en mi hombro.

-No creo poder ser fuerte. No en un largo tiempo.- Dijo, aún en mi hombro.

-¡Hey, sí podrás! Es decir, será difícil, pero podrás hacerlo. Y yo voy a estar cada vez que lo necesites. Él también me dijo eso, que esté contigo acompañándote, y eso voy a hacer.

-No tienes que hacerlo. Creo que tienes cosas más importantes que hacer que el estar conmigo.

-En tres meses no he hecho nada por ti, y estoy arrepentida por eso.

-Tampoco ha sido tu culpa, yo decidí alejarme de todos, de ti, de Maggie. Le prometí a ella acompañarla en su embarazo y no pude cumplirlo. Debe odiarme.

-No lo hace, sabe como te sientes y no te culpa por eso. Tu lo amabas.

-Gracias, por todo.- Hubo unos minutos de silencio, se sentía bien. Ninguna tenía nada que decir, y eso estaba bien.-¿Por qué lo hiciste?- Habló de repente tomándome por sorpresa.

-¿Hacer qué?

-Ya sabes, cuidarme.

-¿A qué te refieres? D-digo, ya te dije: Carl me lo pidió.-Ella sonrió, después de un largo tiempo.-¿De qué te ríes? Es decir, me alegro que lo hagas, pero...¿Te ríes de mí?

-Quizás.-Le di un leve empujón y también sonreí.-¡Hey! Ahora, hablando enserio, ¿Por qué lo has hecho? Siempre me ayudaste, incluso antes de conocer a Carl. Mucho antes. Cuando llegué a Alexandria intentaste que me adapte.

-No lo sé, la verdad. Creo que fue porque me agradabas, y bueno eras bonita y conocía a los chicos de ahí, eran algo imbéciles.

-¿Era?

-¿Qué?

-Dijiste "eras", ¿Ya no crees que sea bonita?

-Oh, no, no quise decir eso. Lo siento. Yo, yo sí lo creo.

-Tu también me pareces bonita.

Nuestras manos seguían juntas, mi pulgar seguía acariciando su mano, todo el tiempo estuvimos así y ni siquiera lo había notado.

Tampoco noté cuando entrelazamos nuestas manos. Pero al darme cuenta de eso, rápidamente las separé.

-¡Genial! También te asusto a ti también. Recuerdo que pasó lo mismo con Carl.

-¡No me asustas! Es solo que... no lo sé. Sólo me puse nerviosa, es todo.

-No tienes porqué.

Me besó en la mejilla.

Se levantó y fue hacia la puerta.

-Gracias por hacerme olvidar de él, al menos un instante.

Ella entró y yo solo me quedé estática. Y llevé mi mano al lugar donde Enid me besó.

Creo que ella me gusta.

THE WALKING DEAD || •ONE SHOTS•Where stories live. Discover now