Tras la pequeña discusión de entrada, Catalina llegó a la cocina y se dispuso a preparar un poco de café. Saco una Moka (cafetera tradicional italiana), puso el café en el fondo de esta y el agua en la parte de encina, encendió la estufa y se dispuso a esperar mientras se preparaba. Black ingresó con su perezoso andar después de haber tenido una larga siesta. Catalina se apresuró a llamarlo indicándole que de un salto subiera hasta la silla que tenia ella enfrente. El gato felizmente subió a recibir su dosis de cariños y mimos mientras ronroneaba y cerraba los ojos.
Anthony entró en la cocina unos pocos minutos después que Black, tomó asiento en la pequeña mesa y contempló a Catalina acariciar su gato. Lo llamó por su nombre, Black abrió sus impresionantes ojos casi amarillos y brincó desde la silla hasta la mesa frente a Tony, quien se apresuró a saludarlo dándoles pequeños y suaves golpes en el lomo. Al parecer al gato esto le encantaba por que empezó a refregarse contra Tony y regresar una y otra vez para que este continuase con su masaje. Catalina observó anonadada la escena, Black era un gato muy desconfiado y tímido por naturaleza, nunca había hecho amistad con alguien tan fácilmente, pero no quiso hacer ningún comentario al respecto. Posiblemente tal vez la energía de Tony atraía a Black, tanto como para hacerse su amigo. Y le gustaba pensar, que tal vez este fuera el pequeño pasito que Black tenía que dar para ser un poco más sociable, así que simplemente se dispuso a preparar todo para el café.
- ¿Qué es eso? – Preguntó Tony.
- ¿Qué?
- Eso - señaló la moka sobre la estufa.
- Una Moka, ¿nunca habías visto una?
- Ehhh... no.
- Es una cafetera tradicional utilizada en Italia, alguien en algún momento la trajo a mi país y allí se volvieron usuales también. Trato siempre de conseguir una, o la traigo conmigo. No me gusta el café hecho en las cafeteras eléctricas.
- ¿Y esta la trajiste?
- Eh, no. La pedí por internet. – Tony levantó una ceja. – Bueno, ya sé que aquí no tenemos internet, pero le pedí a Christine que me ayudara a comprar una desde el hotel, allí si tienen conexión.
- Bien, entonces dame una taza de ese especial café de Moka.
- Un momento, señor incrédulo, hay que esperar un poco más que con una cafetera eléctrica, pero ya verás el resultado.
Catalina trató de estirar su brazo izquierdo para tomar las tazas de café, pero el relámpago de dolor le hizo soltar la taza que ya tenía entre sus manos. De la nada apareció una mano ajena a su cuerpo y detuvo la trayectoria de caída libre que llevaba la taza hacia el suelo. Tony sujeto con la otra mano a Catalina por la espalda, puso la taza sobre la encimera de la cocina. La instó a tomar asiento en una de las bancas.
- Ehy, despacio pequeña. Pidió con voz suave - aún es muy pronto para moverte a tu antojo.
El diminutivo fue utilizado en un tono de voz tierno y condescendiente, causo un efecto totalmente inesperado en Catalina, como si un corrientazo hubiese salido desde el fondo de su estómago y se expandió por todo pecho haciéndole sentir una calidez única. Cat simplemente permaneció mirándolo fijamente a los ojos y Tony le sostuvo la mirada.
- Eh... yo... gracias.
- Debes tener más cuidado. ¿Qué más deseas que te alcance? – comentó Tony tomando otra taza de café.
La actitud despreocupada, relajada y normal de Tony le indicó a Cat que para él no había sido lo mismo que para ella.
- Oye, tu... como... ¿cómo pudiste detener la caída de la taza, si estabas sentado?.
- Tengo buenos reflejos.
- ¿Buenos?... eso no es tener buenos reflejos, son excelentes reflejos... No serás acaso uno de esos súper hombres espías de los gobiernos de otros países que se infiltran para obtener información? – Preguntó jocosamente. – O uno de esas criaturas de poderes mágicos como en la película aquella donde los chicos se tele transportaban.
Tony sonrió.
- ¿Vez demasiada televisión verdad?
- Si algo.
- Demasiada diría yo.
La respuesta de Tony, aunque lógica, no le pareció a Catalina del todo convincente, el hombre en verdad tenía unos reflejos impresionantes. Él estaba sentado a un metro y medio de distancia de ella, pero aun así, se había movido lo suficientemente rápido como para sujetar la taza y tomarla a ella de la cintura para evitar que el traspié hacia atrás que dio hubiese terminado en caída.
El olor del café impregnó todo el lugar indicando que ya estaba listo. Cat tomó la Moka con la mano derecha y mantuvo cuidadosamente pegado el brazo izquierdo a su costado para evitar usarlo de nuevo. Tony caballerosamente acercó las dos tazas a ella para que pudiese verter el líquido caliente en ellas. Cat acompañó el café con una caja de galletitas dulces. Tony elogió el sabor del café preguntándole si se trataba de alguna marca en especial. A lo cual ella negó dándole todo el crédito a la Moka. Mantuvieron una charla amena, hablaron de las muchas épocas que había pasado Anthony en estas tierras. De lo frio que podría llegar a ser el invierno, haciendo que Cat se estremeciera de solo pensarlo, de los animales, de la naturaleza y toda la belleza del sitio. Catalina pidió a Tony que la llevara ver los paisajes y animales que él describía, comentándole que ella estaba empezando a aprender fotografía y que aquello la apasionaba.
- Debo revisar en mi equipaje, no sé si recordé traer mi cámara. Es que empaqué tan de prisa que no recuerdo.
Tony frunció el ceño ante el comentario de Cat, pero tampoco quiso hacer énfasis en aquello, así que omitió la pregunta. Acordaron que cuando el brazo de Cat estuviese sanado, la llevaría a ver aquellos paisajes para que pudiera fotografiarlos.

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DESEOS CUMPLIDOS |COMPLETA|
MaceraAlguna vez han tratado de correr a media noche, en medio de ningún lugar donde no se escucha absolutamente ningún ruido más que tus propios pasos y respiración.... Acompáñenme en esta aventura a la que caí sin darme cuenta. Mi nombre es Catalina S...