4. No quería asustarla

856 106 47
                                    

Alex

Que Lena le hubiera soltado un sermón homófobo a esa niña me sacó de mis casillas. No tenía ningún derecho de decidir por ella. Kara era bisexual y la había hecho creer que eso estaba mal. Se habría sentido fatal. Pero luego vino a disculparse y besó mi mejilla. Me dijo que estaba a salvo con ellas, que no me juzgaban, ni por a quién amara ni por lo que hubiera hecho. Me dijo que sólo una buena persona sentiría remordimientos.

Cuando la guerra comenzó, mis padres apoyaban a los extraterrestres. Me enseñaron que nadie debía juzgar a nadie por dónde nacía. Que eso no te definía. También aceptaron tranquilamente mi homosexualidad. Pero entonces, Lillian Luthor los aniquiló y cuando no pude vengarme de ningún Luthor, cambié de objetivo y me alisté. 

Perseguí aliens todos estos años, hasta hace un par de meses. Nuestra misión era descubrirlos, arrestarlos y entregarlos al gobierno. Maté a dos de ellos en defensa propia. Un día, mis compañeros y yo llegamos a una casa donde se suponía que habría una pareja de alguna especie que desconocíamos. Estábamos en medio del bosque, con un gran recorrido de vuelta a pie. Estábamos agotados por la ida y cuando nos pusimos a arrestarlos, nos atacaron y un par de compañeros les mataron. 

Pero entonces lo escuchamos. Un bebé llorando asustado de aquellos disparos. Nos miramos y fuimos a la habitación. Era un niño rubio, de dos años a lo sumo. Un compañero lo cogió entre bufidos.

-Ahora habrá que cargar con esta mierda todo el camino- protestó-.

Mi corazón estaba compungido. Era un bebé llorando temeroso. Sus ojos eran felinos pero, por lo demás, era un bebé muerto de miedo como otro cualquiera. 

Salimos de allí e iban arrastrándolo como si fuera basura. 

-Por favor- les pedí con un nudo en el pecho-  No le tratéis así.

-Por eso no quería mujeres en mi unidad- dijo mi superior riendo y contagiando al resto-.

Me callé, avergonzada. No luché por su dignidad. Un rato siguió ese niño llorando mientras le arrastraban cogido del brazo. Mi superior bufó y soltó su agarre dejándole caer contra el suelo. Sacó su arma y lo silenció.

Aquel disparo me atravesó el alma. Nunca había presenciado una ejecución. Teníamos la misión de arrestar y entregar. Las muertes a las que había asistido habían sido por atacarnos. Pero ese niño sólo lloraba.

-Total, un camino eterno aguantándole para que al llegar fueran a hacerle esto mismo. Nos lo ahorramos- soltó su verdugo-.

Me tragué las lágrimas, caminé en silencio y me escapé en cuanto llegamos a la base y pude recoger algunas cosas. Ahora había desertado y si me encontraban me ejecutarían como a ese bebé. Pero aquello no me daba miedo. Me lo merecía por no haberle protegido. Por haber valorado más lo que pensaran de mí que su miedo. Le habían matado y yo podía haberlo evitado. 

Luego pensé en todas las personas que habían muerto en nuestras manos. No era que nos atacaran y nos defendiéramos. Nosotros éramos los malos. Siempre lo habíamos sido. Así que decidí que no merecía que nadie se portara bien conmigo, que no merecía compasión. Hasta que me crucé con Lena y me hizo cambiar de opinión. 

Estaba tumbada, mirándola mientras dormía con el gesto relajado. Le había dicho que me gustaban las chicas malas, y era cierto. Era más divertido pasar una noche con ellas. Pero con ella era diferente. Había sido tan buena y comprensiva como nunca nadie, y eso que me porté fatal al principio. Pero ella vio que solamente era una actuación.

Decidí entonces que mi vida no iba a ser un pozo de autodesprecio. Quería redimirme. Y juré que jamás volvería a matar a nadie. Haría las cosas bien. Miré a la preciosa morena que tenía a mi lado y me acurruqué entre sus brazos hasta quedarme dormida yo también.

Las cosas que no dices (Agentcorp + Supersaturn) TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora