16. El amor nunca lo es

740 87 18
                                    

Imra

Esperaba ansiosa ayuda, cuando un grupo de titanianos apareció en el lugar acordado.

-Vamos a por mi hermana- dijo Alex- Van a desear no haberse metido con una de los nuestros.

Winn explicó el plan que habían ideado entre él y su amiga. Todos éramos conscientes de nuestro papel cuando unas voces nos desconcentraron. Giré para encontrarme con mis padres, a los que no había visto desde la boda con Mon-El.

-Imra, ¿qué estás haciendo?

-No tengo tiempo, mamá.

-¿Todo esto por una chica?- preguntó mi padre entonces-.

-Por una no. Por la mía. No habrá otra.

-No puedes echar a perder un trato como éste, sólo por querer salvar a una kryptoniana.

-Papá...- me quejé intentando estar serena- No lo entenderéis y yo hace unos años también habría dicho que estaba loca. Pero ya soy una mujer adulta y sólo puedo decir que la quiero, que no voy a renunciar a ella, y que si continuáis la guerra no es problema mío, si no de quiénes gobiernan. Osea, que es cosa vuestra y de los padres de Mon-El.

-¡Sí, Mon-El!- exclamó entonces mi madre- ¿Qué pensará él de todo esto? Vas a hacerle mucho daño.

-Tenga por seguro- intervino Alex- que, si le encontramos, sí le haremos mucho daño.

-Sólo queremos lo mejor para ti-continuó mi madre ignorando a la pelirroja- Y debes obedecernos por mucho que tengas veintiún años.

-Tengo veintidós.

-Los que sean. Nos debes lealtad. Somos tus padres.

-Unos padres ausentes que ni me conocen. Kara sabe cuántos años tengo, el número de arrugas que se me forman entre las cejas cuando me pongo a pensar en algo que me atormenta, cuántos lunares por cada brazo... Ella me conoce, vosotros no. Ella es mi familia, no vosotros. Nos vamos- terminé por decir mientras mis padres quedaban en silencio- Por primera vez, voy a intentar dirigir mi vida hacia donde yo quiero.

Los dejé con la palabra en la boca y emprendimos la marcha hacia el edificio donde retenían a Kara. Pertenecía al gobierno y estaba muy bien protegido. Divisamos a los guardias y Alex hizo una seña para que avanzáramos. Franqueamos sin problemas a los dos tipos de la puerta, dejándoles casi inconscientes con nuestros ataques a su psique. Winn conectó un aparato a la puerta para poder acceder al código de seguridad. En unos segundos estábamos dentro.

Nos separamos y nos dirigimos a los diferentes puntos de aquel sitio. Caminé sola por algunos pasillos encontrándome a algún soldado por el camino. Uno a uno fueron cayendo fuera de combate. Algunos ya estaban prevenidos del ataque y llevaban los aparatos que anulaban mis poderes, pero yo era más rápida y les atacaba antes de que les diera tiempo a reaccionar.

Tras unas cuantas salas fallidas, me encontré una puerta de la que salían alaridos de una voz perfectamente conocida y que me azotaron el alma. Abrí lo más rápido que pude para encontrarme a mi Kara tirada en el suelo, rodeada de esas terribles piedras verdes y llorando por el dolor que le producían.

Me arrojé a ella para sostener su cabeza y sólo pudo apretar mi mano ligeramente para hacerme saber que me había sentido. Le besé la frente y mis lágrimas se la humedecieron.

-Estoy aquí, Kara. Vamos a sacarte, mi amor- y dije esto último con temor, pues había perdido el derecho de llamarla así-.

Escuché disparos a lo lejos y la adrenalina me hizo temblar. Tenía que ponerla a salvo, costara lo que costase. La levanté del suelo, apoyándola en mí y ella gimió de dolor.

Las cosas que no dices (Agentcorp + Supersaturn) TERMINADA Where stories live. Discover now