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✿°̥࿐❛Sexo junto al fuego en la noche. Sábanas de seda y champán sobre arroz.❜
Até mi cabello en una coleta desarreglada y alcé los ojos para ver a mi novio Shawn, el cual era un desastre, su cabello corto lucía desarreglado sin peinar y sin gel, aunque todavía usaba lentes, unos finos lentes actuales, él no dejo de usar camisas una talla más grande, pero había hecho que los pantalones los cambiara por un estilo más juvenil.
Pero ahora volviendo al tema, él no había cambiado su actitud ni un poquito y de hecho quería que siguiera así, lo amaba por lo que era, tímido y a veces bobo, me gustaba cuando tartamudeaba y más cuando de la nada salía con un hecho sobre cualquier cosa que estuviéramos haciendo, nunca me aburría con él.
Mierda, estoy divagando otra vez, a lo que quiero llegar es que metí a Shawn en la pequeña bodega del conserje, lo empujé a la pared y me arrodillé frente a él, le desabroché los pantalones y saqué su polla.
Pasé la lengua y lamí la punta rosada aún flácida de mi novio.
—Nat — susurró tembloroso, sus manos inseguras se posaron sobre mis hombros tratando débilmente de alejarme, pero yo sabía bien que eso no es lo que realmente quería. —Podrían descubrirnos...— jadeó, cuando engullí su polla lo más que pude dentro de mi boca.
Sus ojos miraban fijamente mis labios, deleitándose con la vista que le regalaba. Lo lamí de vuelta al sacarlo de mi boca y sonreí.
—Shawn lo hemos hecho muchas veces — bombee con mi mano su longitud dura y lista para mí. —nadie entrará aquí en un buen rato — se cubrió su cara con las manos y echó la cabeza hacia atrás, besé su abdomen mientras seguía masturbándolo.
—Natasha, por favor. —gimió con su voz ronca por el deseo.
—¿Qué ocurre, bebe? —le cuestioné con la voz más dulce del mundo, era todo un manojo de nervios y calentura, lo observé debatirse con sí mismo si esto estaba bien o mal.
Sus ojos se encontraron con los míos de nuevo mientras seguía chupando su erección en mi boca, era un pequeño niño asustado.
—La campana, Dios, Nat, ya sonó la campana. —gimió desesperado, sus manos me empujaron por los hombros de nuevo, pero apliqué más fuerza que él y envolví mis brazos por su cadera, sus piernas temblaron, alentándome que estaba a punto de correrse, lo saqué de mi boca y me levanté lentamente, dejando besos por su abdomen, pecho hasta llegar al cuello.
—¿No quieres follarme, bebé? — ronronee contra su mejilla, bajé a su mandíbula y chupé queriendo dejar un moretón. Gimió temblorosamente, sus manos indecisas se posaron en mi espalda, bajo lentamente hasta mi trasero y metió las manos debajo mi falda, sonreí, me encantaba cuando se ponía todo nervioso a la hora de tener sexo, aunque supiera hacerlo perfectamente.
Me separé un poco de él para observar su rostro sonrojado, peiné su cabello hacia atrás y envolví mis brazos por su cuello. Mis pechos aún cubiertos por la blusa y el sujetador se apretaron a su pecho duro, subí una pierna y la envolví en su cadera, sus dedos traviesos apartaron mis bragas a un lado, su toque tímido en mi humedad me encantaba.
—Hazlo. —Suplique viéndolo a los ojos, me mordí los labios a la vez que sentía sus dedos adentrarse en mí, suspiré en su cuello y dejé que sus dedos me complacieran.
De un momento a otro Shawn nos cambió de lugar, mi espalda chocó contra la fría pared, ahora su cuerpo me aplastaba deliciosamente, su mano libre bajó por la pierna que aún tenía apoyada en el piso y tomándome del muslo hizo que le rodeara la cadera. Solté un grito cuando sentí su erección caliente rosarme el trasero, sus dedos se apartaron de mi coño y se dirigieron a mi trasero para sostenerme.
Su polla se restregó contra mi coño, mojándose con mi humedad. Matándome de anticipación Shawn siguió con eso. —Por favor, Shawn.— sollocé, sentía el fuego líquido creciendo en mi vientre estaba por correrme solo lo necesitaba a él dentro de mí.
Rió, el muy idiota se rió de mí, estaba a punto de maldecirlo cuando me empaló, su longitud llenándome me hizo soltar un grito, eché la cabeza hacia atrás y él aprovecho para atacar mi cuello con besos y mordidas.
—¡Oigan! ¡Abran la puerta!— gritó, quien parecía ser el conserje. Sentí el cuerpo de Shawn tensarse, me miró con ojos alarmados y cubrí su boca con mis manos.
—No te detengas, estamos a punto de corrernos...— sollocé y moví las caderas, Shawn abrió los ojos entrando en pánico. —Solo muévete, haznos llegar— supliqué susurrándole, y cuando pensé que no lo haría, comenzó un vaivén rápido y profundo, ahora fue él quien cubrió mi boca para que nos escucharan.
—¡Salgan ahora mismo!— gritaron de nuevo y aporrearon la puerta con furia.
Cerré los ojos y eché la cabeza hacia atrás sintiendo mi vientre estallar, mi cuerpo comenzó a temblar, sentí como el orgasmo me consumía por completo, abrí los ojos para ver a Shawn no en mejores condiciones que yo, su cuerpo me aplastó por completo contra la pared, su polla se empaló en mi hasta las bolas, pronto pude sentir su semen en lo más profundo de mí.
Esperen ¿qué?
—¡¿No usaste condón?! — grite-susurré alarmada, sus ojos se abrieron por completo, me ayudó a estabilizarme en el piso y agachó la cabeza comenzando a arreglarse la ropa.
—¿Saben que? ¡ya me harté! ¡iré por el director!— gritó de nuevo el hombre, me bajé la falta a toda prisa y cuando oí sus pasos alejarse, tomé a Shawn de la mano y salimos corriendo de la bodega. Los pasillos estaban desiertos, corrimos hasta llegar detrás del gimnasio.
—Yo no use condón, porque no quise.— susurró viendo el piso.
—¿De qué estás hablando?— cuestioné incrédula, sus ojos se clavaron en mi vientre y sonrió.
