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˚ೃEl siguiente OS, además de tener contenido adulto, se abordará como tema principal la religión sin el fin de burlarse o denigrar cualquier creencia, recuerden que todo esto es ficción con la finalidad de entretener ೃੈ
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✿°̥࿐❛Si tan sólo supieras las cosas malas que me gustan, no pensé cómo puedo explicarlo; qué puedo decir, es complicado.
No importa lo que tengas que decir no importa lo que hagas...
Yo sólo voy a hacer cosas malas contigo.❜

—¡Dios! Sé que mis pensamientos son malos, muy malos. El demonio quiere usarme y lo está logrando. Quiere apoderarse de mí y lo está consiguiendo. ¿Qué puedo hacer? Dime, jesucristo y ayúdame a sacar todo pensamiento impuro de mi ser.  —Repitió varias veces de rodillas ante Dios. 

—Joven Shawn, llevas rezando aquí todo el día —habló la monja Lucy. —¿Seguro que estás bien?— Preguntó arrodillándose a su lado. 

—No. —Negó rápidamente. —Estoy aquí porque mis pensamiento son malos. 

—Shawn eres un adolescente, dudo que el pecado que tengas sea tan malo. Mejor ve con los demás alumnos al comedor. —Sugirió Lucy. 

—No. Me quedaré aquí para sacar mis malos pensamientos. —Repitió decidido. 

—¿Me dices cuáles son tus pensamiento? Es para ayudarte.— Sonrío la mujer. 

—Usted lo que hará es abofetearme cuando se lo diga o pegarme con la regla como hace la monja Betania cuando decimos blasfemias.— Shawn habló observándola por primera vez. 

—No haré ninguna de esas cosas, confía en mí.— Aseguró. 

—Es normal...— calló. 

—¿Si? —Preguntó Lucy haciéndole continuar. 

—¿Es normal que cuando vea a una mujer, en mi mente pasen escenas de lo que desearía hacerle? —Preguntó nervioso. 

Shawn abrió lentamente sus ojos.

—¿De qué hablas? ¿Qué escenas?  

—Sexuales. —Respondió avergonzado. 

—Creo que eso tiene que ver con tus hormonas.— habló rápidamente.— Esos temas son con la monja Beverly. —Carraspeó Lucy. 

—Por eso rezo, esos pensamientos me atormentan. Lo peor es que cada vez son más frecuentes, más reales y ya no puedo contenerme. Habló desesperado. 

—¿Quién es la mujer? —Preguntó poniéndose de pie  y sacudiendo sus rodillas. 

—¡No sé lo puedo decir!— Negó frustrado.