Capitulo 19 | Acuarela

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April

-Lo lamento tanto-comienzo a disculparme-Me olvide por completo de nuestra reunión-bajo la cabeza y jugueteo con mis dedos en mi regazo.

-No se preocupe señorita April-la señorita Vanessa ajusta la bufanda roja aterciopelada en su cuello y asiente con la cabeza-Seguro tuvo más cosas que hacer-

Avergonzada me dirijo a mi asiento y me acomodo para recibir la clase.

-Pensé que jamás te volvería a ver- una voz masculina aturde mis oídos

-Sobreviví-contesto y saco de mi bolso el estuche de pinceles básicos, se supone que hoy trabajaremos con pintura a base de agua.

-De haber sabido que sobreviviste no hubiera llorado toda la noche- Rubén finge estar dolido y coloca una mano en su pecho.

-Me conmueves, ahora a trabajar- termino de sacar el último bote de pintura y me volteo a ver a mi nuevo compañero de trabajo. Si, Rubén.

Resulta que, como ya saben, Andrew decidió abandonarme y se fue con su... lo que sea que sea y tuve que cambiar de pareja y solo este soquete estaba disponible.

-Bien chicos-la señorita Vanessa empezó a hablar- Ya saben como amo que se expresen, así que hoy la asignación será crear algo que les inspire amor, utilizaran pinturas a base de agua, si necesitan algo me avisan- se sienta en la silla que está detrás de su escritorio y acomoda su carpeta y bolígrafos- Ah, y quiero que apliquen capas graduales -

Arrugo mi cara. ¿Amor?

-Si April, amor- volteo rápidamente al pelinegro.

No me había percatado que había hablado en voz alta

-Bien, ¿Qué se supone que haremos?- pregunto mientras acomodo el lienzo que esta frente a mí.

-No lo sé... ¿Qué te inspira amor?- Rubén me pregunta mientras destapa una de las pinturas.

Ay... ¿Qué me inspira amor? Creo que la familia inspira amor, pero es muy difícil plasmar algo en base a la familia, cuando ni siquiera tienes una completa.

-Las parejas- contesto y doy una sonrisa con los labios apretados.

-Si es lo que quieres... Lo haremos- sonríe de la misma manera y se pone de pie.

-Podríamos hacer dos sombras oscuras simulando la pareja y luego pintar con colores vividos alrededor de ellas...-empiezo a decir-Y luego poder con el aerógrafo...-me detengo al ver que Rubén no me está prestando ni siquiera una pizca de atención, está viendo fijamente el lienzo como si quisiera traspasar con la mirada el marco blanco que se alza frente a él.

Toco suavemente su hombro con mi índice y le llamo por su nombre suavemente. No funciona, nada, ni siquiera se voltea.

Simplemente mantiene su vista fija. Con una mano sostiene su anguloso mentón y la otra mano se mantiene cernida a un pincel de cerdas finísimas, un pincel que sirve para realizar detalles. Sus pupilas recorren con minuciosidad el lienzo en blanco, el color oscuro de su iris se intensifica cada vez más. Hebras oscuras caían sin cuidado por sus afilados pómulos, y algunos mechones llegaban a rozar su nariz que llegaba casi a parecer una nariz griega.

Tratando de matar el impulso de alargar mi mano y retirar esos mechones, cierro mi mano con fuerza y respiro hondo, ¿Lo analice todo este tiempo?, sí, eso parece.

Extiendo mi mano con temor a arrepentirme y con suma delicadeza llevo hacia atrás sus mechones rebeldes, disfrutando de la suavidad que le ofrecen a mis dedos. El vuelve su rostro a mí, sus ojos lucen sorprendidos como si se hubiera olvidado totalmente de mi presencia, veo como el fuerte agarre que mantenía en el pincel disminuye, devolviendo el color rojizo natural a sus nudillos y dejando caer la finísima brocha. Quito rápidamente mi mano de su cabeza y me encojo para poder recoger el pincel, dejo que mi cabello caiga suelto y que así pueda cubrir el rubor en mis mejillas.

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