JULIO: CLOUDS GOT IN MY WAY

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Para cuando Ana acaba finalmente las clases, también termina Aitana las grabaciones de todas las canciones del disco. Para Luis, en cambio, empiezan las sesiones de posproducción en Londres, por lo que madre e hija se las tienen que apañar sin él a menudo.

En general, Aitana está convencida de que le está cogiendo el tranquillo a esto de la maternidad.

Por la mañana es capaz de preparar el desayuno sin incendiar la cocina. La elección del vestuario de Ana ha ganado en variedad y coordinación de color desde que ella está ahí. Y ahora que por fin las clases han terminado tienen un montón de tiempo libre para hacer cosas juntas.

Pero hay un pequeño, diminuto, insignificante e irritante problema que empieza a sacar a Luis de quicio.

Lo cierto es que Aitana nunca se había dado cuenta hasta que él se lo hace notar un día de julio de mucho calor.

Y es que ella, Aitana, jamás le llama la atención a Ana por nada, y tiende a dejarle hacer todo lo que le apetece.

Al principio, cuando decidió quedarse con ellos lo dejó pasar. Entendía que sus vínculos aún eran demasiado frágiles para ponerlos a prueba.

Pero a medida que pasan los meses, observa como Aitana se acomoda en la situación y deja que sea Luis el poli malo en todas las situaciones.

Y eso no puede ser.

Menos cuando Luis pasa ahora, por primera vez desde que Ana nació, tanto tiempo separado de ella.

Porque Ana, que de tonta no tiene un pelo, en cuanto se da cuenta de la situación, comienza a explotarla.

Y Aitana se deja hacer.

Una y otra y otra vez.

Cuando Ana decide que es una buena idea subirse a una banqueta y arrasar con el bote de las gominolas, Aitana calla y mira hacia otro lado.

O aquella vez que Ana miente y oculta una nota que Miss Liz envia en su mochila sobre su pelea con Charlotte, Aitana se da la vuelta y espera a que Luis se haga cargo de la situación.

Cosme también se da cuenta e intenta abordar la cuestión con su hija. Con escaso éxito.

El tiempo libre, el calor que empieza a ser sofocante y la ausencia de Luis, se confabulan para que Ana, comience a actuar de una forma poco habitual en ella.

Como una niña de su edad.

Una mañana de julio cualquiera, cuando Ana se niega a recoger los cacharros del desayuno pese a pedírselo, educadamente, un par de veces, Aitana se aparta un par de mechones del flequillo con un resoplido algo irritado y lo hace ella misma.

En la piscina municipal, espera pacientemente a que todos los amigos de Ana salgan de la piscina y ella lo haga también, pese a habérselo pedido varias veces, en voz extremadamente firme, opina ella.

Es después de comer que las cosas se ponen realmente complicadas.

Empieza durante la comida. O, más bien, cuando Ana se niega a comer, a pesar de que se trata de albóndigas, una de sus comidas favoritas.

Cosme intenta convencerla con alguno de los trucos que solían funcionar con Aitana de niña.

Pero en lugar de ceder, Ana, mira fijamente a su madre antes de dar su siguiente paso.

Y tira el plato de albóndigas al suelo, cubriendo este y parte de las paredes con la salsa.

Cosme observa a Aitana que impotente se muerde el labio inferior. Ni tan siquiera es consciente de que Ana está buscando los límites en su relación con ella.

Un año másWhere stories live. Discover now