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Charles despedía al médico del pueblo, para luego dar un largo suspiro. Dando un sobresalto al sentir como unos labios que ya conocía los saludaban, rápidamente se lanzó a aquel fibroso cuerpo y se colgó al cuello de su alfa.

- Cariño, gracias por venir – soltó de forma tierna, mientras restregaba su nariz en el cuello del alfa, se sentía triste y con miedo, lo único que necesitaba en esos momentos era calmarse y nada mejor que el olor de Erik.

La esencia de Charles era tan triste, que a Erik le pico la nariz y no pudo evitar abrazar con más fuerza a su omega, y por primera vez en su vida, soltó su esencia para tranquilizar a un omega. Se quedó paralizado ante tal gesto, que nunca lo había hecho, pero tuvo que disimular rápidamente cuando el de ojos azules le quedó mirando con los ojos aguados.

- Kurt está muy mal – soltó en un sollozo, escondiendo su cabeza en el pecho de Erik – el médico nos dijo que podía morir él o el cachorro, incluso ambos – en ese momento no pudo más con la tensión, realmente estaba asustado de lo que podía ocurrir.

Con cuidado Erik lo tomó entre sus brazos y lo llevó hasta su habitación, no podía soportar ver a su omega en ese estado, sollozando de forma desesperada. Se recostó junto a él, dándole mimos y besos hasta que, entre el llanto, Charles se quedó dormido. Erik se quedó a su lado meditando, se sentía el ser más idiota del mundo, tenía ganas de soltar un gruñido a sí mismo.

Si perdía todo el control al ver un par de lágrimas en su novio, no podría llevar a cabo su venganza, debía hacerse más fuerte o no lo lograría. Entre más tiempo pasara, más atrapado estaría en las redes de aquel descarado omega. No se podía permitir una falla, así que apenas las cosas se calmaran debía llevar a cabo su plan, esa víbora que se escondía en piel de borrego debía pagar por todo lo que hizo, por como había jugado con su corazón y su ego.

Raven mordía su labio de forma nerviosa, no podía creer que nuevamente estaba viendo sufrir a su hijo. Acaso Dios era un ser tan malvado que le gustaba jugar con su inocente niño, en ese momento odiaba todo, sólo tenía ganas de dejar salir sus pensamientos más oscuros y expresar aquellas palabras que tanto tiempo llevaba escondiendo en su corazón, sólo tenía un culpable para lo que le había tocado pasar a su niño.

Cambiaba los paños de la frente de su hijo cuando un chirrido en la puerta la hizo girar, para encontrarse con los ojos vidriosos de aquel mocoso que prácticamente había criado como si fuera su hijo, Peter.

El niño se veía desolado y no paraba de temblar, con cuidado se acercó hasta Kurt para depositar un suave beso en la frente de su amigo.

- Tía ¿cómo está? –

- Muriéndose – soltó las palabras con ira. Se había negado a soltar aquello que pensó desde un comienzo, sólo por amor a Charles y por temor a alguna divinidad, pero al ver que Dios no la estaba recompensando que más daba que dijera la verdad ¿y sabes por qué? – Peter negó con un movimiento de cabeza, haciendo que Raven soltara una risa llena de ironía – porque un mocoso estúpido y malcriado como tú, lo arrastró a uno de sus bailes para niños adinerados, para perros aristócratas e idiotas burgueses – dando grandes zancadas fue hasta el platinado, quien para esos entonces ya tenía un par de lagrimas cayendo por sus mejillas, creía lo mismo que Raven, pero era muy distinto escucharlo de una boca y no de su consciencia.

- Tía, Raven, yo no quería que algo así pasara, no fue mi intención – en ese momento sus palabras se vieron frenadas luego de la fuerte bofetada que la beta le había propinado. Intentó hablar otra vez, pero cada vez que lo hacía la mujer lo volvía a golpear, hasta que su mejilla estaba amoratada y de su labio partido caía sangre.

De bailes y rencores [Omegaverse -Cherik & Wolvesilver]Where stories live. Discover now