Mate Del Alpha - YoonMin

CAPÍTULO 4

||JIMIN||

Abro los ojos y me encuentro perdido y aturdido. Miro el lugar en que me encuentro y estoy mas que seguro de que este lugar no es la cabaña, ¿Qué ha pasado?
Intento levantarme pero mi cabeza palpita y termino recostándome de nuevo.

— Aun se encuentra débil, joven—me asusto al escuchar la voz, miro hacia los lados y encuentro a una mujer pelirroja observándome desde una silla.

— ¿Dónde estoy? ¿Qué ha pasado? ¿Quién es usted? —ataco con preguntas y suspira.

— No tengo autorización para responder sus preguntas, pero seguro que el Alpha lo hará cuanto antes —responde con una sonrisa.

— ¿Quién diablos es el Alpha? —pregunto exaltado y antes de que ella pueda abrir la boca la puerta es abierta.

— Despertaste, mi Luna —escucho y mi mirada cae sobre unos ojos castaños que me miraban atentos, haciendo que mis recuerdos salgan a la luz.

— Alpha —dice la mujer agachando su cabeza.

Noto como se acerca e intento levantarme con rapidez, pero el dolor en mi cabeza me marea así teniendo que sostenerme de un mueble.

— ¿Cómo se encuentra? —pregunta a la mujer.

— Bien, pero necesita reposo, fue un golpe fuerte en la cabeza Alpha —responde ella observándome.

— Muchas gracias, puedes irte —ordena el pelinegro y esta sale lo mas rápido que puede.

— ¿Dónde estoy? —pregunto de inmediato sosteniéndole la mirada.

— En mi manada —sonríe orgulloso— nuestro hogar.

¿Hogar? nada aquí se siente como un hogar.

— Estas de broma ¿no? —pregunto pero su mirada me responde.

— No, eres mi  mate, mi compañero de vida y Luna de esta manada, tu lugar es aquí, junto a mi —responde con tanta seriedad que no hay duda alguna de que esto va enserio.

— ¡No! —niego con la cabeza provocando dolor en esta— me niego a estar aquí, no te conozco ¿como puedes decir eso? ¡Me secuestraste!

— Bien, soy Min Yoongi Alpha de la manada Rising Moon, un gusto Jimin —sonríe.

— Mira, no se si comprendes que estoy aquí en contra de mi voluntad, ¿cuándo me podré ir? —pregunto y el color de sus ojos oscurece drásticamente provocandome escalofríos.

— Tu lugar es aquí junto a mi, nunca te dejare ir —escucho un gruñido salir de su boca y trago duro, recordando lo que vi en el bosque.

— Entonces tendré que escapar porque ni loco me quedo aquí un segundo más, este lugar es extraño y no soportare estar rodeado de gente extraña —mi piel se eriza al escuchar su risa seca y carente de humor.

— Mi luna —sonríe— nunca podrás escapar de mi, y en caso de que lograras hacerlo te buscaré en cada maldito rincón del mundo y no te gustara.

Antes de que pudiera abrir la boca este ya había salido azotando la puerta.

— ¿No te enseñaron que nunca debes dejar a alguien con la palabra en la boca? —grito pero no obtengo ninguna respuesta.