¹ 𝐄𝐋 𝐂𝐎𝐑𝐀𝐙𝐎́𝐍 𝐃𝐄 𝐅𝐔𝐄𝐆𝐎 ━━ PDC ✔

━ 02

⊱━━━━━━━━━━━━━━━━━━⊰

CAPÍTULO 2

❝ LA HUIDA DE ERICK ❞

⊱━━━━━━━━━━━━━━━━━━⊰

───────────────･｡ﾟ: ∘◦✦◦∘ : ｡ﾟ･───────────────

Los dos se miraron serios y en silencio por unos instantes. Hasta que algunos oficiales se acercaron.

—Buen día, señorita Bradley. El comodoro ordenó que regrese a casa con nosotros —dijo uno de los oficiales.

—No lo creo... —susurró la chica irritada con su padre al no cumplir lo que había prometido—. Está bien. Vayámonos —Mariam miró de nuevo a Erick y se volteo para regresar a su casa escoltada por los guardias.

—Y tú, chico, vuelva al trabajo. Hay muchos más caballos para cuidar —Uno de los oficiales dijo con indiferencia a Erick. El chico sólo sacudió la cabeza y siguió mirando a Mariam distanciarse.

El muchacho nunca le contó a su amiga sobre su deseo de abrazar la piratería, pues siempre tuvo miedo de que por ser hija de un oficial de la marina, eso causara el fin de la amistad entre ellos. Pero en algún tiempo ese asunto pasaba con más intensidad por su mente. Entonces decidió contarle su secreto y ahora temía por lo que vendría a suceder.

Mariam y Erick se conocieron cuando eran apenas niños. La madre del muchacho la señora Elena Stone era una criada en la casa de los Bradley's y siempre llevaba a su hijo consigo al trabajo. El niño tenía la misma edad que la hija de sus patrones y con el permiso de los mismos, lo llevaba para que jugara con la niña que siempre alegaba sentirse sola. Entonces una hermosa amistad surgió entre los niños e incluso con la indiferencia de James con el pequeño, ellos siempre permanecieron unidos. Eran como hermanos y aún pequeños hicieron una promesa que ni siquiera el horizonte podría separarlos.

Después de convertirse en adolescentes ya no se veían con frecuencia. Elena ya no trabajaba para la familia de Mariam y con el puesto de su padre cada vez más elevado, la chica tendría que comportarse como las otras jóvenes de la alta sociedad. Erick pasó a hacer pequeños trabajos por la ciudad hasta convertirse en cuidador de caballos. En las horas libres practicaba esgrima con su amigo Will Tuner. Un joven herrero de la ciudad, que tras la detención de su novia Elizabeth Swann, desapareció seguido de ella. Después de dos años de lo ocurrido todavía se preguntaba dónde estaría la pareja.

No había tierra, el viento no le tocaba la piel, sus ojos no alcanzaron la luz. Todo lo que sentía era el gusto salado en su boca y el peso del agua aplastandole. Sin ninguna posibilidad de socorro, ni una chispa de esperanza, sólo el mar abrazando aquel ser tan pequeño en la oscuridad del océano.

Mariam se despertó asustada y jadeante. Otra maldita pesadilla. Se sentó en su cama pasando sus manos sobre su rostro, buscando recomponerse lo más rápido posible pues su hermano golpeaba la puerta de su habitación de manera eufórica.

Se levantó y se coloco algo que cubriera su ropa interior. Abrió la puerta bostezando.

— ¿Qué pasa Alex? ¿Por qué todo ese ruido?

—La señora Stone está aquí y quiere hablar contigo. Ella parece estar muy asustada —dice el niño a su hermana, y ella le agradece enseguida.

No tardó mucho para que la chica caminara hasta el hall donde una pobre señora lloraba desconsolada mientras intentaba contarle algo a Katherine.

—Señora Elena... ¿Qué sucedió? —Se acerco y abrazo a la señora. Al instante, fue correspondida con el mismo afecto.

Las dos rompieron el contacto y se sentaron. Alex le entregó un pañuelo para que se secara sus lágrimas.

—Señorita Bradley, ayúdeme —La mujer intento calmarse para contarle a la joven lo ocurrido—. Erick... Erick huyo...

— ¿No? ¿De qué está hablando? —El corazón de Mariam se aceleró temiendo lo peor.

—Lo encontré sobre su cama —Stone le entregó un papel con algunas palabras.

❝Mariam:

Sé que prometí nunca separarme de ti, pero algunas cosas cambiaron ese día y finalmente las cosas empezaron a tener sentido. Tal vez, no quieras más mi amistad, pero si estoy equivocado, te pido que mires siempre hacia el horizonte pues un día volveré por ti.

Con amor Erick❞

Cuando la joven terminó de leer vio las letras perder su forma a cada gota de lágrima que caía sobre el papel.

—Señorita, por favor dígame. Sé que ustedes son amigos. ¿Tiene alguna idea a donde pueda haber ido mi hijo? —La señora Stone estaba afligida y tenía como esperanza saber sobre el paradero de su hijo a través de Mariam.

—Lo siento... No-no sé nada —La chica respondió con voz entrecortada. Sintió su pecho doler y su garganta arder. Pero no podía contarle a aquella pobre madre el destino cruel por el que su hijo había optado—. ¿Podría decirme por qué Erick se iría?

La mujer pensó por unos instantes, pero luego decidió compartir el motivo.

—Ayer por la noche cuando llegó a casa oyó a George y a mi conversar sobre algo que nos llevaríamos con nosotros a la nuestra tumba. No percibimos su presencia... ¡Y ahora ya no tengo a mi hijo! —Elena entró en llanto nuevamente, no concluyendo la historia.

—Por favor dígame, ¿qué secreto sería el que llevó a Erick a huir de Port Royal?