A USA.

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Dimensiones. De eso estaba basado el mundo, de infinita dimensiones, con infinitos portales que las conectaban una con otra. Hasta ahora se llegaba a la conclusión de cerca de 57 diferentes, pero conectadas entre sí. Entre ellas interactuaban de una manera animal, intercambiaban, mataban, robaban y así mismo se auto destruían, despertando la ira de los dioses, quienes tomaron medidas al respecto. Buscaron entre cada una, encontrando a una persona idónea para poder así tener hijos e hijas en cada dimensión, hijos e hijas que fueron entrenados para la batalla, y llegada la madurez, pelearon, lucharon hombro a hombro con sus progenitores devolviendo la paz a estas, los portales fueron así escondidos entre sus mundos, y sus pueblos se educaron para la capacidad de sus personas, por ende cada dimensión fue tomada por una riqueza y así mismo por un pecado, pecado que era capaz de ser mantenido a raya por sus habitantes.

Hasta mis 11 años había vivido en el mundo terrícola, las personas de esta dimensión habían cerrado sus mentes a los incalculables poderes que están contenían, por lo que siglos atrás habían matado y asesinado a cada individuo que fuera capaz de usar más del 10% de su cerebro, sumiendo a su pueblo a la ignorancia. O eso creían, mis padres habían venido de las otras dimensiones con el trabajo de encontrar y reportar a sus gobiernos la existencia de ellos. En medio de su trabajo se conocieron, meses después se casaron como todos los civiles de esta dimensión y me tuvieron a mí, la única hija entre guardianes. A mis 11 años recibí una carta que solo creí que pasaría en mis sueños. Corrí hasta la oficina de mis padres y les enseñe la carta, había sido admitida en Hogwarts, la escuela de magia y hechicería.

-¿Te emociona Hogwarts? - Pregunto mi padre acariciando mi mejilla.

-¡Mushisimoooo! ¿Pero porque fui admitida?- Les pregunte sin entender muy bien la situación.

-Porque mi familia desde generaciones ha asistido a esa escuela.- Concluyo mi madre dando un beso en mi frente.- Y al parecer, le ha llegado el momento a mi chiquita.

Ser aceptada para estudiar en una escuela donde no sólo queda en el país más difícil de ingresar sino así mismo tener que pasar por toda la odisea que implica poder ingresar al país. Porque claro no basta con ser aprobada en la escuela también es necesario ser aprobada por el país.

Las indicaciones eran claras, luego de recibir la carta tendríamos que apartar una cita en la embajada norteamericana ubicada en nuestra respectiva ciudad, llenar un largo papeleo más el cuestionario extra por ser bruja o mago. Aguantar cerca de tres horas a la espera de que finalmente llamen tu nombre y luego someterte a un interminable cuestionario cara a cara con un hombre o mujer de hierro que tienen en ese momento en sus manos la capacidad de definir tu futuro. Te miran de arriba a abajo en compañía de tus padres y luego empiezan las preguntas.

-¿Motivo del viaje?- pregunto el señor con ojos grandes y acusatorios.

-De estudios- respondió mi padre con una sonrisa en el rostro.

-¿Estudios para quien?

-Mi hija. Fue admitida en Hogwarts.- respondió mama dando la misma sonrisa que papa. El señora asintió con la cabeza y reviso mis notas de mis escuela previa, luego la parte financiera de mis padres, miro nuestros propiedades y cada uno de los papeles que le habíamos entregado. Luego de darle varias pasadas, tomó el mango de unos de los sellos sobre su escritorio y mirando fijamente a mis ojos lo levanto y lo estrello de manera ruidosa sobre las indefensas hojas.

-Visa aprobada- menciono recogiendo ahora todos los papeles en nuestros respectivos pasaportes y la metió en un grupo de selectos juntos a su escritorio. Escuche como mama y papa dejaban salir el aire contenido en sus pulmones y sonrieron estaba vez de verdad. Papa tomó la hoja que nos daba con la información sobre que viene después y vi como el señor me guiñaba un ojo y llamaba a la siguiente persona.

-¿porqué no usamos un portal? - pregunte mirando el camino por la ventanilla de regreso a casa analizando todo lo que habíamos vivido.

-Porque muñeca, los portales no son puertas que abres para ir a un lugar específico, los portales son temperamentales aparecen cuando ellos quieran para la persona que consideren correcta y lo llevan a donde creen que debe ir. - dicho esto el resto del camino transcurrió en un silencio cómodo.

Luego de tres semanas llego mi pasaporte, a sólo dos meses de tomar el avión para ir por primera vez a Estados Unidos. Estaba nerviosa, de hecho me sentía impaciente, había tantos lugares para conocer, tantas cosas para hacer. Quería ir a Disneyland, quería conocer la estatua de la libertad, quería ir a las playas de Miami, poner ver su acuario, quería ir a Universal, conocer Hollywood y definitivamente ver el puente de San Francisco. Eran tantas las cosas que quería hacer, empaque maletas para las estaciones, porque olvídate del baúl como siempre había soñado, sería un poco raro pasar con un baúl por un aeropuerto, pero no encontraba la manera de meter todos los útiles que nos habían pedido en ellas. Si de por sí fue una odisea encontrarlos ahora meterlos junto con mi ropa fue aún peor. Y nisiquiera entendía porque mama insistía en que debía llevar ropa (o por lo menos tantas ropa) si al fin de cuentas tenía que usar uniforme.

El viaje estaba programado para el 30 de Agosto dándome tiempo de sobra para llegar puntual el 1ero al punto de encuentro con el encargado de movilizarnos a la escuela. Quería que mis padres me acompañarán pero les era imposible por normas de la escuela. Aún faltaba mi mascota pero mama había insistido en que luego me la haría llegar. Mordí mi lengua y cuando menos lo imagine el día había llegado.

Fui levantaba antes de que el sol saliera, alista y preparada por unos padres que andaban más nervioso que yo, corrían de un lado a otro de la casa en busca de sabrá dios que cosas mientras desayunaba. Mi mama me había peinado y mi papa movía mis maletas al auto, en medio de todo el trajín una pregunta surcó mi inquieta cabeza.

-Mama, ¿porqué nunca te he visto hacer magia?- pregunte haciendo que se detuviera prácticamente en seco a mirarme. Papa de había detenido de igual manera y ahora apoyaba su mano e la espalda baja de mama.

-Es una historia que aún no estas lista para escuchar.- comento papa con total calma y me alzó para llevarme hasta el auto. Mama vino detrás y cerró con llave la puerta.

Pensé que mis papas estaban locos, pero no eran los únicos, el aeropuerto estaba a reventar de gente corriendo de un lado a otro, llevando consigo tantas maletas que no podían con ellas, habían quienes para mi sorpresa empujaban baúles en carritos de apoyo para moverse por el lugar. Apreté la mano de mama y le señalé los baúles.

-Creo que para el año que vienes podrás usar tu baúl.- comento mama peinando un poco mi cabello con su mano. Me subieron prácticamente al avión y aguante las seis largas horas que duró el vuelo leyendo un libro sobre la historia del colegio, al llegar fue como si sólo hubiera durado un suspiro. Recogí mis maletas y fui guiada junto con otros niños de mi edad por el aeropuerto hasta cierto punto donde más azafatas guiaban a niños de mi misma edad pero que venían de otros vuelos al mismo punto. Una vez todos estuvieron ahí varios chicos con el uniforme de nuestra nueva escuela nos separaron en grupos de 15 y guiaron hasta la salida, en el camino vi como varias chicos de nuestra escuela eran llevados por oficiales a otros lados. Abrí los ojos como platos y trate de pegarme más a mi grupo.

-Bienvenidos estudiantes de primer año- cometo el chico a cargo de mi grupo- esta vez lo guiare yo por ser su primer año pero para el siguiente año tendrán que hacer este recorrido solos. Le recomiendo prestar atención. Me llamo William y estoy en quinto año.

Todos respondimos con un "Hola William" que sonó a coro. El sonrió divertido y siguió el camino hasta un bus que nos llevo a la estación de tren. Aún el viaje no acababa.

¿Comó se llama el gato de Alice?Where stories live. Discover now