¿Comó se llama el gato de Alice?

Stiles

De nuevo nos quedamos sentados en silencio. Fred aparto su mirada de la mía y empezó a jugar con el césped. ¿Y desde cuando a acá cambiamos papeles? ¿Desde cuándo yo soy la aventurera y él el responsables? Empezaba a sentir como las horas pasaban, o tal vez solo minutos, como sea no tenía control del tiempo pero si me empezaba a aburrir. El sol se empezaba a ocultar y mi estómago a crujir, la desesperación pudo conmigo. Me coloque en pie y empecé a caminar en línea recta. Luego escuche los pasos de Fred tras de mí. Seguíamos en silencio. El cielo se tiñó de amarillo, naranja y rojo, y luego de empezaba a oscurecer. Sólo nuestros pasos y en sonido de nuestros estómagos se escuchaban por el lugar. Paso de azul a negro en cuestión de minutos y dude de nuestra ubicación. Posiblemente habíamos caminado en círculos o nos habíamos perdido. De cualquier manera ya no había calma. Camine más cerca de Fred y me abrace a mi misma, moría de frío.

-Tengo hambre- dijo Fred mientras se volvía a sentar en el suelo. - y tú tienes frío. Anda ven.- dijo y palmeo el suelo junto a él.

-Estoy bien. Gracias.- Dije y de nuevo pasee mi mirada por el lugar. Tendría que haber algo de civilización por algún lado. Un aullido se escuchó por el lugar y me volví a Fred, el me miro igual de angustiado que yo. - ¿eso no fue tu estómago, cierto?

-¿Enserio crees que mi estómago podría hacer un sonido así? - me miro como si le acabara de hacer la pregunta más estúpida de todo el planeta. Mierda, lo que nos faltaba. Lobos. Mi vista se nubló y sentí como una lágrima caía sin permiso. Limpie con mi mano mis ojos y me fije en unos ojos rojos que nos miraban desde la oscuridad.

-Fred.- tartamudee, señalando al intruso. Su vista se volvió a este y cayó de espaldas alejándose de él. Lo ayude a ponerse de pie. Aún en eso tratamos de hacer los mínimos movimientos posibles. El lobo salió de la oscuridad y empezó a caminar hacia nosotros. Lento, como si nos estuviera analizando. Olfateo el suelo donde antes Fred estaba sentado y empezó a rodearnos. Las lágrimas seguían saliendo y odiaba sentirme débil.

-¿Qué hacen ahí parados? ¡Corran!- grito un señor mientras apuntaba al animal con su arma.

Fred tomó mi mano y me jalo en dirección opuesta al señor, empecé a correr, siempre mirando atrás, un disparo se escuchó en medio de nuestras respiraciones agitadas y vi como el lobo ahora corría hacia el otro lado, siguiendo posiblemente al señor que lo distrajo de nosotros, mirando para atrás no me fije en la colina de bajada que estaba en nuestras narices, cayendo. Al llegar abajo escuche como alguien corría hasta donde estaba. Un chico se arrodilló junto a mi cabeza mirando si había algún daño de gravedad- ¿te encuentras bien? - pregunto mientras me tomaba por la cintura y me ayudaba a ponerme en pie. De inmediato su mano en mi cintura fue sustituida por la mano de Fred.

-¿Te encuentras bien Alice? - pregunto analizando mi rostro. Me límite a ascender. - ¿quién eres?- pregunto ahora a mi Salvador mientras lo miraba realmente mal.

- Stiles.- dije soltando el aire. Fred y él se volvieron a verme extrañados.- ¿Enserio te llamas Stiles? - pregunte para los chicos a mi lado. Un frío recorrió mi columna vertebral y recordé mi sueño.

-¿Te conozco?- pregunto entrecerrando los ojos para analizarlos. Negué con la cabeza.- ¿cómo sabes mi nombre?

- Te he visto.- dije mirándolo a los ojos.- en mis sueños.

El silencio se volvió a levantar entre nosotros, Fred quito su mirada y dio un vistazo alrededor. No se habían vuelto a escuchar disparos en un buen rato, ni aullidos. Las posibilidades de habernos salvado empezaban a aumentar pero definitivamente hable muy pronto. Detrás de Stiles, se volvieron a ver unos pequeños ojos, en este caso azules que nos observaban, de nuevo como si analizaran cada uno de nuestros movimientos. De nuevo mis ojos picaron y mi respiración empezó a acelerarse. Ambos chicos se dieron vuelta, dándome la espalda, como si así pudieran protegerme. Un gruñido en mi espalda hizo que girara con miedo contenido. Los animales pueden olfatear el miedo. Empecé a repetirme tratando inútilmente de no gritar. Sin darme cuenta había camino para atrás chocando con Fred, se giró para ver que me pasaba, pero sus ojos se encontraron con la vestía. Ambas empezaron a aullar, como si le dieran nuestra ubicación al resto de la manda, Fred se movió para dejarme en medio de los dos chicos. Unos ojos miel se vieron entonces a nuestro lado, tome el brazo de Fred por instinto y lo gire para que viera al nuevo integrante. Por solo supervivencia, jale a Fred para que corriéramos en sentido opuesto, la luna llena ya se encontraba en el cielo y se veía un poco más a nuestro alrededor. De nuevo tenía ese sentimiento de querer escapar, de encontrar una salida. Escuchaba nuestro pasos mezclados con el sonido de los lobos tras de nosotros, mire para atrás viendo como el lobo de grande ojos miel tiraba a Stiles al piso, y este empezaba a hablar con él.

-Por Dios Scott soy yo- Le grito al lobo quién se quitó de encima suyo. Volví mi mirada al frente y vi mi cinta amarrada a uno de los árboles y la banca donde antes Fred y yo estábamos sentados, me apresure a correr hacia este tirándome para poder cruzar, luego Fred quién cayó encima de mí. Escuchamos el aullido del animal y luego el sonido que producían los ladrillos volviendo a su lugar.

Deje caer mi cabeza en el suelo y cerré los ojos para tomar aire. Una tos fingida hizo que los volviera a abrirlos. Fred aún no se levantaba y a un lado estaban nuestros compañeros de clase. George tenía una sonrisa en sus labios y Oriana me miraba extrañada. Empuje a Fred quitándolo de encima mío con afán, y este se sentó mirando a su hermano, quién luego lo ayudo a parar. Todos se fueron luego de que los gemelos lo hicieran. Me deslice hasta apoyar mi espalda en la pared y subí mis rodillas a mi pecho.

-¿Por qué las cosas raras solo me pasan a mi? - Aunque dije la pregunta en voz alta era más para mi. Oriana se agacho a mi altura y peino un poco mi cabello.

-¿Así que cuando pensabas decirme de tu relación con Fred? - Pregunto luego del incomodo silencio. Alce mi vista a mi amiga quien tenía una sonrisa dibujada en sus labios. Le respondí con una risa y la empuje haciendo que pierda el equilibrio y caiga al piso. Ambas nos reímos. Luego de eso volvimos a nuestra sala común ya había tenido suficiente de aventuras por hoy.

Oriana seguía con esa sonrisa pícara en su rostro cuando nos encontramos con Cara en las sillas de la sala común. Oriana y Cara, intercambiaron una mirada que sinceramente no supe como descifrar, y se acomodaron mejor para cada una mirarme. Mal momento para estar sentada en medio de estas dos.

-¿Por qué la gente murmura que tuviste algo de acción indebida con uno de los gemelos Weasley?- Pregunto Cara, mientras volvía su mirada a mi.

-¿Acción indebida? - Le pregunte dejando caer mi cabeza en el respaldar de la silla. - ¿De dónde sacas eso? Es más, ¿qué significa?

-Sabes a lo que me refiero. La gente que salió de clase de pociones hablaban de cómo lo encontraron encima de ti en uno de los pasillos del segundo piso. - Pregunto alzando las cejas divertida.

-Simplemente cayó encima de mí.

-Si, así le decimos hoy en día. ''Cayo encima mío''.- Dijo Oriana haciendo las comas con sus dedos. Puse mis ojos en blanco, y trate de pararme, pero me lo impidieron. - Ya mujer, empieza a hablar. ¿Qué paso entre tú y el bombom Weasley?

-He, tranquila tigre. Tiene un gemelo. Ya sabes, solo por si te interesa. - Le respondió Cara divertida.- Espérame. ¿Por qué preguntas? Ósea ¿Qué es cierto? ¿De qué me perdí?

-Snape, saco a Alice de clase, y minutos después uno de los gemelos había desaparecido. Luego de que la clase acabara, los encontramos en esa escena tan comprometedora.-Le dijo alzando las cejas.- Tu también estabas en esa clase,¿no?

-Si pero tuve que ir al baño una urgencia. - dijo Cara alzando los hombros para restarle importancia.

-Dios niñas, les juro que no pasó nada. - Les dije tratando de mirar a Oriana a los ojos. Sabía que había entendido que no quería hablar más del tema y que después le explicaría mejor. Ninguna de las dos volví a decir algo, pero seguían compartiendo esa mirada de vez en cuando.