Un Nuevo Comienzo

Capítulo 3

Me encontraba rodeada de un montón de amigos de mi madre en la mesa de la cena. Siempre después de un evento hacían una cena de agradecimiento por haber acudido, y mi madre no tardó ni un segundo en no hacerla.

-Nicholas, ¿a qué instituto vas a ir?- me preguntó una señora que apenas conocía.

- Al instituto Everest- dije con una sonrisa

-Igual que mi hijo, Michael. ¿Lo conoces?- dijo la señora que resulto ser la madre.

-Sí, lo conozco- dije tomando un trago de mi copa.

-Espero que se conozcan más- me dijo la madre de Michael.

No le contesté, porque no me hacía falta. Además ya sabía algunas cosas de él.

-Hola- dijo Michael dirigiéndose a su madre.

-Hola cariño, estuviste estupendo- dijo su madre dándole un beso en la mejilla.

-Gracias- contestó avergonzado.

Aún no se había dado cuenta de que yo estaba en la misma mesa que él y deseaba que no se diera cuenta, y que siga pendiente de su móvil.

-¡Nicholas!- grito mi madre.

Antes de darme la vuelta hacia donde estaba mi madre, miré a Michael que éste no quitaba su mirada de mí.

-Madre- gruñí.

-¿Qué te pareció todo?- me dijo sentándose a mi lado.

-Fue increíble- dijo una de las señoras que estaban en la misma mesa. Mi madre le dijo un "Gracias" educadamente y se volteó a mí.

-Muy bien, mamá- dije con ganas de que la tierra me tragara.

Deseaba que todo terminara de una vez, e irme a casa.

Me pasé toda la noche evitando cruzar miradas con Michael. Pero era imposible, cualquier movimiento que hacia Michael me miraba.

Son las 12 de la noche. Pensé en ir a decirle a mi madre que quería irme a casa para dormir. Y eso hice.

-Mamá, ya es tarde y tengo sueño, ¿me puedo ir?- dije.

-Sí, cariño puedes irte. - me dijo besándome la frente dando buena imagen a las personas que están presentes.
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La última semana de verano se me había hecho muy corta. Ya era lunes, primer día de clase. Mi despertador empezó a sonar, me tape la cara con la almohada para seguir durmiendo pero no se callaba el maldito teléfono. Me levanté para apagarlo.

En fin, tomo una ducha caliente y organizo mi tiempo para escoger ropa cómoda, me puse una camiseta blanca, unos jeans ajustados negro y una chaqueta de cuero.

Minutos más tarde, bajo a desayunar con mi mamá.

-Hoy me quedaré trabajando en casa- dijo con intención de que me diera cuenta que no quiere que traiga a nadie.

-Ok, ya me voy, adiós- dije abrazándola rápidamente.

Yo estaba esperando al chofer delante de la casa. Miro y ya había llegado me monte en el auto, después de unos minutos ya habíamos llegado.

Entro al edificio, creo que exageré un poco al pensar todas esas cosas negativas sobre mi estancia en este lugar.

Llego a la oficina del director y camino hasta donde está una señora sobre el escritorio.

-Hola, buen día.

La señora me mira arqueando una ceja.

-Soy nuevo, me transfirieron.