Capítulo 5

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El despertador no me había sonado aquella mañana.

-¡Nicholas! ¡Date prisa!, vas a llegar tarde!- me gritaba mi mamá

Salí de casa y me monte en el auto ya que el chofer me estaba esperando

Llegue a la puerta segundos antes de que la cerraran.

Aunque hubiese conseguido entrar al instituto por suerte aun me faltaba llegar a mi respetiva clase.

Nicholas corrió como nunca antes para poder llegar, apresurado subí las escaleras de dos en dos rezando por no tropezar, cosa, que en los últimos escalones terminó ocurriendo. Cuando el pequeño ya había puesto sus manos en posición defensiva y cerrando los ojos con fuerza en espera de impacto, descubrió, con cierto alivio, que no se produjo.

Abrí los ojos con lentitud al no sentir el golpe contra el suelo y se incorporó de nuevo sintiendo como era soltado por unos firmes brazos.

Unas manos le sujetaban por detrás agarrándole de la cintura.

Nicholas, tras un breve momento en el que su mente quedó en blanco, se giró dispuesto a agradecerle a aquella persona su ayuda.

Sim embargo, cuando se dio vuelta se quedó helado, comprobando, con cierta asombro, que la persona que le había sujetado era Michael.

Una especie de agradecimiento se atascó en su garganta antes de enmudecer por completo al entrar en contacto con aquellos ojos azulados.

-Gra...¿Qué?- preguntó enarcando una ceja y sonriendo cínicamente.- Sabes, deberías tener más cuidado. ¿A qué se debía tanta prisa?- preguntó sin borrar de su cara una sonrisa que le resultó bastante desagradable a Nicholas.

-¡Mierda!- exclamó recordando que llegaba tarde.

El pequeño Nicholas salió corriendo hacia su clase dejando Michael en las escaleras. Abrió la puerta tras golpearla un par de veces y el profesor, lo observó sobre sus gafas con cierta molestia

-¿llegas tarde señor Jackson?- le pregunto acercándose.- dígame

-En, realidad, es culpa mía señor.- explico Nicholas apareciendo a su espalda.

-¿Como que suya Señor Roberts?

-Así es, al ser Nicholas nuevo en el instituto no lo conozco muy bien. Así que, yo- fue tan amable de soñarle el camino. Por eso llegamos un poco tarde a clase.

-Oh,¿Eso es verdad Nicholas?-le preguntó el maestro, el asintió con la cabeza dándole la razón.

-Muy bien, entonces pueden pasar, que no se repita de nuevo.- acabó aceptando.

-Así será señor.- le contestó Michael.

Ya una vez sentados en sus asientos el profesor continuó dando su asignatura con aparente normalidad, eso sí, no sin antes decir.

-Bueno, como veo que se han llevado tan bien. Michael, te encargarás de enseñarle el centro a Nicholas siempre que lo necesite durante vuestro tiempo libre hasta que se adapte. Y una cosa más chico, este es un permiso que debe estar firmado por sus padres para ir a Italia, tendrán que entregármelo antes del fin de semana, de lo contrario no podrán acompañarnos, por cierto, también veremos universidades para aquellos que aún no saben qué hacer de sus vidas.

El profesor Carlos pasa por cada lugar a entregar hoja del permiso.

El profesor siguió su clase.

La clase finalizó y Michael se acercó a sus amigos para hablar.

Aunque ahora supuestamente Michael tendría que enseñarme el instituto en su tiempo libre.

-Por poco no pasas.- dijo Elizabeth

-Nada, me lo encontré en las escaleras, él también llegaría tarde.- contestó encogiéndose de hombros.

Siguieron andando hasta llegar a la cafetería, el pequeño Nicholas no había comido en condiciones aquel día por culpa del accidente de la mañana, por lo que se moría de hambre. Pero por la prisa, también se le había olvidado coger dinero.

-Chicos, ¿Podéis comprarme un sándwich?, que se me quedo el dinero- le dije.

-¡Hecho!- dijo Ivan

-¡Sándwich en camino- exclamo esta vez Elizabeth

Los dos se alejaron a comprar mientras él los esperaba en la mesa.

Me quede sentado en mesa esperando que eso dos volvieran con mi comida, mi estómago no dejaba de emitir sonidos extraños y me estaba muriendo de hambre, no había desayunado, por lo manos, no decentemente.

Empecé a jugar con mis pies dando golpecitos contra el suelo hasta que noté que no tenía mi teléfono en el pantalón, así que subí a buscarlo al salón y lo entre en la mesa.

Salí y me encontré a Michael en el pasillo.

-Hay, te mucho cuidado la próxima vez. No vaya a ser que te estrelles contra el suelo- dijo Michael sonriendo muy cerca de mi cara.

-Tss...- esta vez fui yo quien puse cara de fastidio y aparte la mirada.

Tenía mucha hambre, mi estómago seguía rugiendo y yo estaba ahí, en medio del pasillo con Michael.

-Si ya has acabado, le dije apartándolo de mí- me vuelvo a la cafetería.

-Claro, adelante.- contestó indicándome con un brazo el pasillo.

-Gracias-le respondí con una falsa sonrisa y seguí mi camino.

A cada paso que daba me sentía más mareado, de pronto mi vista es estaba volviendo borrosa... Veía todo desenfocado.

Me apoyé contra una taquilla y poco a poco me fui deslizando hasta llegar al suelo para evitar un probable golpe, conocía la sensación de estarse desmayando, pero era realmente incómodo. Pensé que si me sentaba se me pasaría, pero al contrario de mi idea acabé cerrando los ojos hasta quedarme inconsciente.

Un Nuevo ComienzoWhere stories live. Discover now