52

1.5K 120 2
                                    

Emilia

Siendo las diez de la noche y a causa del cumpleaños de mi hermano más chico, estaba junto a toda mi familia, incluido Lisandro, cenando en la casa de mis viejos. Tanto ellos como mis hermanos habían insistido en que no viniera porqie yo no daba más y estaba a punto de explotar, pero de cualquier forma vine, era el cumpleaños de mi hermano no podía no estar.

—¿No te cae bien, no? —me preguntó al oído Matias, cuando terminamos de comer, refiriendose a la novia de mi hermano, Nahuel.

—¿A vos si? —reí.

—No, pero bueno —me respondió—. ¿No se supone que deberías estar pariendo vos?

—Se supone, pero tu sobrino no quiere salir todavia.

—Va a ser de River —afirmó mi hermano, mirando a Lisandro que se habia unido a nosotros, después de estar charlando con mi papá.

—Te vas a quedar con las ganas Tute, es obvio que va a ser de Boca, como el padre —contraatacó mi novio.

Mi hermano rió negando y se fue con Nahuel, aprovechando que su novia lo había soltado.

—¿Todo bien, cuñi? —apareció la novia de mi hermano. Cuñi me dice, qué.

—Bien —hice una mueca que debía ser una sonrisa, pero dudo que se haya visto de esa manera.

—¿Estás un poquito más gordita o me parece?

—¿Será porque estoy embarazada? —la miré.

Por suerte para mi salud mental, mi mamá me llamo y no tuve que seguir escuchando las estupideces que decía. No entendía como Nahuel estaba con ella, la bancaba más a Lu.

—¿Cómo estas? ¿No te duele nada, no? —preguntó mi mamá, preocupada.

—No ma, estoy bien, tranquila —sonreí.

—¿Mi sobri no piensa nacer? —preguntó Nahuel, uniendose a nosotras y abrazandome.

—Parece que no —suspiré.

—¡Ay quedense así, les quiero sacar una foto! —dijo, emocionada, mi mamá y se paró para buscar su celular.

—Pueden ser tus últimas fotos —agregó Nahuel y yo lo miré con el ceño fruncido. ¿Me estaba matando? —, con la panza, boba, no me dejaste terminar.

Viré los ojos riendo y hablé: —No sé que te haces si sin mi no vivís.

—Vos no vivis sin mi, gila —rió.

—Dale, ponganse a ver —apareció mi mamá.

Sonreimos para la foto y después de eso fui al baño. De la nada, antes de llegar, sentí que algún líquido salía y me mojaba las piernas. Miré y claramente eso NO ERA PIS. Y si no era pis, significaba una sola cosa: había roto bolsa.

—No quiero que se pongan nerviosos —dije a toda mi familia—, especialmente vos —miré a Lisandro—, pero ya está por nacer Ciro.

—¿Te duele mucho? —preguntó mi mamá, alarmada, viniendo hacia mi.

—Hasta ahora no sient.... —no pude terminar ya que sentí una contracción e inevitablemente, grité. Mi novio, que ya habìa agarrado el bolso que llevabamos a todos lados, por las dudas, se acercó y me agarró de la mano, llevandome hacia el auto.

—¿Cómo estás? —me preguntaba cada dos segundos Lisandro, mientras manejaba. Mis papas y mis hermanos también estaban yendo a la clínica pero en otro auto, claramente, porque no todos entrabamos en el de Licha y, además, no creo que les resulte comodo viajar conmigo y mis gritos.

Rivales | Licha MagallanWhere stories live. Discover now