54

1.3K 103 28
                                    

Dos meses habían pasado desde el nacimiento de Ciro y todo iba mucho mejor de lo que pensabamos.
Nuestro hijo, para sorpresa de muchos, no lloraba tanto. No negamos haber estado desvelados un par de noches, pero nada a comparación de lo que nos pintaban en un principio.
En cuanto a mi relación con Licha, ¿qué puedo decir? Estaba cada vez más fuerte y solida. Lo amaba mucho y eso ya no era noticia, pero si lo era, la manera en la que nos habíamos manejado.

—Buen día mi amor —me desperté gracias al susurro de Lisandro y sus besos. Ya era una costumbre levantarme así y yo no me quejaba para nada.

—Buen día —sonreí—. ¿Qué hora es?

—Las ocho.

—Mhm, ¿Ciro se despertó?

—No, duerme. Recién lo fui a ver —se acomodó al lado mío.

Sonreí y aproveché para esta vez darle besos yo.

—Si fuera por mi seguríamos así todo el día, pero nuestro hijo nos está llamando —dijo, cuando Ciro empezó a llorar—, y además tenemos que irnos.

Lisandro estaba en lo cierto así que, mienrras el se fue a hacer el desayuno yo fui a ver a nuestro hijo.

—¿Qué pasa mi amor? —cuestioné (en vano, claramente), alzandolo—. Tenes hambre, ¿no gordo?

Con Ciro a upa fui hasta la cocina, donde mi novio estaba haciendo cafe con tostadas. Tal como el dijo, los dos debíamos salir: el hacia el entrenamiento y yo hacia la casa de mis papás.

Me senté en la isla de la cocina y saqué uno de mis pechos para que mi hijo pudiera succionar tranquilo y "desayunar". Aunque para el no había horarios.

—Que suerte tienen algunos —comentó Lisandro, refiriendose a Ciro. Me mordí el labio para después reír, siempre hacia los mismos comentarios.

—Callate bobo.

Desayunamos, como siempre y cerca de las nueve, salimos los tres. Sin embargo, esta vez no iríamos juntos, ya que yo había decidido ir con Ciro, caminando. Hace montón no lo hacía y ya lo necesitaba.

—¿Segura que no queres que te lleve?

—No amor, tranquilo —sonreí—, te aviso cuando llegamos igual.

—Porfa —se acercó y me dió un beso, bastante largo—, te amo.

—Te amo —dije cuando nos separamos—. Disfrutá de tus últimos días.

—¿Estas totalmente segura de que queres esto, no? - me preguntó—. Sabes que si vos no queres, no vamos. Primero estan ustedes.

—Lisandro estoy MUY segura de esto. Quiero que vos progreses y este es un buen comienzo —afirmé.

—Dios —suspiró—, sos el amor de mi vida, no tengo dudas.

—Y si, tremenda mujer soy, ¿no? —reí.

—Más que eso —sonrió y me dió un pico—. Bueno, me voy, te amo —soltó—. Chau chancho, te amo, cuidala a tu mamá —dijo, para después llenarlo de besos a Ciro.

Finalmente se fue y yo hice lo mismo, con el bebé en ls mochila que usaba siempre que tenía que salir sola con el.

Y si, tal como escucharon nos iríamos. El equipo holandes realizó una oferta por Magallan y ya estaba todo dado para hacer la revisión medica y firmar, por ende, era seguro que viajaríamos. Era de eso, justamente, de lo que iba a hablar con mis papas, ya que ellos no sabían nada.

Llegué a la casa 15 minutos después; toqué el timbre y al primero que vi fue a Nahuel.

—¿Como está el bombón de la familia? —soltó apenas nos vio.

Rivales | Licha MagallanWhere stories live. Discover now