Capítulo I

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Betty era una joven que había pasado por muchas dificultades en su adolescencia... pues su manera de vestir siempre fue muy anticuada y el hecho de traer lentes y brackets no le ayudaba mucho ante las burlas que sufría todos los días en las escuelas a las que asistió... su padre orgulloso, logro que su hija ingresara en una de las mejores universidades privadas de Bogotá para estudiar Derecho... todo era gran felicidad para sus padres que con mucho esfuerzo se dedicaban a trabajar para que ella, hija única, estudiara y se convirtiera en una gran abogada. Don Hermes trabajaba en la empresa donde llevaba muchos años como contador y Doña Julia, que trabajaba haciendo pedidos de comida en los negocios de su barrio.

Betty llegó a la universidad con sus cuadernos nuevos pero llenos de mucha esperanza, sueños y metas. Había logrado lo que tanto deseaba... su sueño de ser profesionista era prácticamente un hecho, solo tenía que dar todo su empeño en sacar buenas notas y obtener el grado, cosa que sería fácil con la gran inteligencia y preparación que siempre había conservado, y de no ser por su padre que se empeñó en que se dedicara solo a estudiar, pues ella quería conseguir un empleo para ayudarlos con los pagos de la universidad, Don Hermes solo le pidió que conservara la beca que le dieron por ser una estudiante con buen promedio. Entro a clases, y para no sentir las miradas de sus compañeros, llego muy temprano, se sentó en el lugar frente al escritorio de la maestra, y pensó que así podría aprovechar más las clases, su primera clase era de Introducción al derecho. La maestra aún no entraba, así que se dispuso a poner su mochila en el suelo y sacar un cuaderno y una pluma. Exactamente a la hora de la clase entró la maestra, una mujer rubia y con una sonrisa que transmitía mucha tranquilidad...

Maestra: Buenos días, soy la Doctora Catalina Ángel de la materia de Introducción al Derecho, quiero darles la bienvenida a su primer día de clases, este será el inicio del futuro que ustedes forjarán para cumplir y hacer valer los derechos en la sociedad.

Betty sentía que le latía el corazón a mil por hora, esas palabras le generaban todo tipo de sentimientos ... pero principalmente de mucha alegría por hacer lo que tanto deseaba... Terminó la clase y le gustó todo lo que la maestra les había impartido durante esas dos horas, le agradó saber que si concluían su carrera, podían competir por una beca del 100% para estudiar en Europa en un posgrado ... mismo que se propuso a obtener y poder conocer el mundo fuera de la ciudad, de la que nunca había salido. También les anunció que pasando un mes de clases los alumnos de penúltimo año les organizarían una fiesta de bienvenida, esta era para reunir dinero para los alumnos becados, si bien ella no quería asistir, sabía que era becada y que quizás estaría obligada a asistir.

Betty iba caminado con una hoja donde le indicaba donde sería su siguiente clase y de repente sintió un golpe muy fuerte en la cabeza mientras que sus gafas salieron volando... acto seguido miró todo negro. Un balón de fútbol americano le golpeo en la cabeza, y ella cayó inconsciente... a lo lejos se veía un grupo de jóvenes que se reían de lo sucedido... uno de ellos era Armando el mariscal del equipo de fútbol americano, el más guapo de toda la Universidad y sobre todo el más inteligente de su generación ... junto a él estaba su mejor amigo Mario quien también era parte del equipo y que sus notas se las debía a sus conquistas que le hacían las tareas, pero notablemente tenía buena memoria para leer y saber que decir en los juicios que simulaban en las clases, siendo excelente para convencer al juez que su cliente siempre era inocente.

Ma: ¡hermano! ... 1000 puntos por tirar a la fea – este hizo que los demás compañeros de juego se burlaran de lo que había dicho.

Ar: ¡uy! ¡Si le di duro! ... pero no se levanta, será mejor que vaya a ver...

Ma: ¡no! ¡Está loco! lo van a expulsar, usted sabe que tenemos prohibido jugar aquí... mejor ¡vámonos!

Ar: Deje lo exagerado Calderón, solo veo si está bien, ustedes adelántense al entrenamiento – se fueron y Armando corrió a ver que sucedía.

¿Cómo nos conocimos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora