Parte 4

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Siguiendo con el asunto de contar hechos puntuales del pasado, un día llegó un contratista a la casa de la señora Marín. Había llegado con su auto y caja de herramientas; estuvo viendo la filtración muy seriamente y ¿Qué estaban haciendo los muchachos? Espiando la conversación.

—Es una filtración bien seria la que tiene. Me recuerda mucho a las que he visto en los edificios, pero debo comentarle que la reparación no solo será costosa, es una operación delicada.

— ¿De cuánto estamos hablando?

—Cuatrocientos dólares, pero puede hacerme pagos fraccionados. Exactamente, puede hacerme cuatro pagos; eso no lo hago con todos los clientes nuevos que me caen. Los materiales que suaré, los pondré yo si eso le preocupa.

Los espías novatos regresaron a la habitación de Lucrecia, estaban extrañados por toda la información que habían escuchado, aunque tenían opiniones que hacer.

—Yo sabía que tu idea de un cultivo en el techo era mala idea, Lucrecia— apuntó Bianca muy seria—; ahora mira todo el problema que nos causaste tú con tus lechugas orgánicas.

—Aparte de eso, pues el famoso dinero que nos íbamos a reunir con esa idea tuya dudo mucho que alcance para la reparación— continuó la idea Richard—; no soy quien para criticar las nuevas ideas, pero esta fue una pésima.

Lucrecia quería exclamar en voz alta, pero lo mejor que pudo hacer fue apretar el pañuelo que llevaba en sus manos, un viejo hábito que tenía y que llegó a pensar que lo había superado.

—Entonces ¿Qué sugieren ustedes dos? De ser por ustedes seguramente, todo se limitaría a las soluciones tradicionales. Esas mismas que están destruyendo el país. Si me permitieran investigar como reparar filtraciones, les aseguro que en menos tiempo de lo que plantea ese contratista le diríamos adiós a ese asunto.

—Creo que ya has hecho mucho y ese pañuelo que tienes en las manos no debería ser la víctima de esos arranques de furia que tienes— si algo tenía Richard era que podía aplacar con pocas palabras a su amiga Lucrecia—, así que lo mejor será apelar por las salidas convencionales.

La sala volvió a estar en silencio y los novatos espías salieron de su base, para su sorpresa ahora Marín se encontraba hablando por teléfono, su tono extrañamente era de alivio, al parecer alguien había llegado y le estaba esperando. Incluso con mucha mejor disposición que el contratista.

—Marín en persona va a ir por esa persona. En taxi— señaló Lucrecia—, de verdad que algo huele mal. Rara vez toma taxi, pero está la pregunta latente ¿Quién será?

—Seguramente alguien importante, ya que si vemos el calendario, la fecha de llegada de esa persona estaba resaltada.

El comentario del estudiante de derecho mantuvo el ambiente de sobriedad y seriedad que ellos mismos crearon, de hecho ahora la filtración había pasado a un segundo plano de importancia. Y también lo había hecho para la dueña de la casa.

—Tampoco se ha ido muy lejos, parece que esa persona llegó al terminal de pasajeros de la avenida cuatro. Debo decir, que a pesar de que aún no lo conozco, parece que tiene buen gusto en esto de viajar.

—Concuerdo, pero debo agregar algo que posiblemente va a caer mal. Creo que el problema que está arriba nuestro no debemos olvidarlo. Honestamente, yo no quiero volver a buscar otra residencia, simplemente mi bolsillo no lo soportaría.

—Richard, creo que hemos hablado lo suficiente del tema de abandonar esta casa. Simplemente no se discute. —Matizó Bianca—, creo que lo mejor será sacrificar el pago de nuestras becas.

—Ciertamente me desagrada mucho la idea de volver a estar con mi hermano. Ahora que consiguió empleo en una serie infantil juvenil. Ese bohemio siempre fue un dolor de cabeza para mi familia.

—Yo creo que es genial esto de que sea actor. Claro, es raro que alguien tan joven comience en una de esas series que ya parece un muerto viviente, pero le dinero que debe estar ganando debe ser considerable. Mira que estar viviendo en pleno centro de la ciudad no es nada económico.

—Es empleado, quien sabe por cuánto tiempo, del canal Nick en una serie que ha visto años mejores. Así que, ante mis ojos sigue siendo mi hermano menor y bohemio que cree que está cambiando el mundo mientras está vestido de quien sabe qué cosa. Esa serie "Los Poderosos Guardianes" murió para mi hace mucho tiempo.

— ¿No te había ofrecido que te fueses a vivir con él si este asunto de la filtración no mejoraba?—le preguntó Lucrecia.

—Si lo había hecho, aun me insiste en el tema, pero ya viví mucho tiempo con él, así que repetir la experiencia aquí en California, creo que no me agrada mucho. Seguramente me tendré que soportar sus largos monólogos sobre su trabajo es divertido y el mío no, que formo parte de un problema y el no. Ya saben, cosas de bohemios.

— ¿Creen que sea muy temprano para cambiar los baldes de agua? Ya se están llenando y también debo decir que, seguramente, nuestra querida casera va a estar encantada de que usemos esa agua que cae del cielo para algo útil y si está alejado de nuestra demócrata defensora del medio ambiente y feminista mejor. Eso sí, sin ofender y creo que debes usar otro pañuelo para esos arranques tuyos.

—Mi sugerencia es que usemos esa agua para regar las plantas del jardín, es lo mejor que podemos hacer, así como que creo que lo mejor que puedes hacer en esta situación querida amiga Lucrecia, es buscar el trapeador y secar el desastre.

— ¿Qué pasó con el helado que nos íbamos a comer hoy?— preguntó Lucrecia mientras buscaba el trapeador

—No creo que sea buen momento de eso, amiga— comentó Bianca—, es más creo que deberías ser consecuente con tus ideas y secar esos charcos. Mientras Richard y yo vamos a comer helado, de hecho ¡Me encanta la idea! Y ¿Qué me dices tú futuro abogado de la nación?

— ¡Una excelente idea, futuro galeno de la nación!

Richard y Bianca salieron justamente al ver que Lucrecia estuviese haciendo la labor en la cual la dejaron. Lucrecia tenía una sospecha de que aquellos dos compañeros suyos tenían algo, ya que no les molestaba dejar de lado a la responsable de que ambos se conocieran.

Pero, usaría ese argumento para usarlo en su beneficio en algún momento de aquella estadía, ellos ya tenían bastantes para usar en su contra, así que lo igual no es trampa, aquella frase que se le había grabado mucho en la cabeza gracias a un compañero suyo (extrañamente) de Venezuela.

Gracias a ese compañero, comprendió que apoyar ese gobierno no era una buena idea, ya que los comentarios de un exiliado te llegan y te pegan bastante fuerte; comenzaba a cuestionar su apoyo al ex candidato presidencial Bernie Sanders quien había dicho en alguna que otra ocasión, su admiración por tan loco gobierno en tan extraña ubicación del continente. Eso de estar al norte del sur, es simplemente extraño.

Pero ahora debía secar aquellos charcos, un momento calmado que ni recordaba cuando había sido el último que había tenido. Aunque extrañaba tener entre sus oídos los audífonos de su I—POD pero, lo mejor que podía hacer era seguir adelante con aquella tarea.

—Quizás cuando termine esto— comentó para sí misma—, me ponga a escuchar música. Tengo unos cuantos discos que debería haber reseñado hace ya tiempo, mi querido blog tiene muchos meses sin actualizarlo. Así como debo escribir unos cuantos artículos para el periódico de la universidad. 

Casa Número 86Where stories live. Discover now