REUNIÓN

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Al día siguiente, los tres magos se encontraron en el imponente edificio del gremio. El silencio reinaba en el lugar, después de todo, son muy pocos los magos de aquel ruidoso gremio que madrugaban para llegar allí. Entre aquella minoría, se encontraba la albina que habían venido a buscar para llevarla a la isla Tenrou para poder hablar con la primera sobre sus observaciones ayer y las teorías que estas conllevaban, para así fijar un nuevo curso de acción. Incluso, habían arrastrado aquí a su exceeds hasta allí, pues también les parecía importante que ellos se enteraran de la situación actual del pelirrosa y lo que planeaban hacer para ayudar.

Cuando la mayor de los Strauss se dió cuenta de la presencia de los magos que había esperado desde la mañana del día anterior, ella se volteó hacia ellos y les sonrió dulcemente -¡Buenos días chicos! ¿Cómo le fue con lo de ayer?- al final de su corto saludo su mirada se llenó de esperanza y curiosidad dirigida a los tres magos que por ahora cargaban a los tres exceeds que aun estaban medio dormidos. -Mira-san ¿podría por favor acompañarnos? tenemos que hablar seriamente sobre eso mismo, pero preferiríamos hacerlo en otro lugar. Después le daremos todos los detalles- fue la única respuesta de la maga de agua quien la miraba con una seriedad increíble. Ante la respuesta, lo único que la albina fue asentir y salir de detrás de la barra hacia donde ellos la estaban esperando. Sin embargo, antes que los otros dijeran otra palabra ella les indicó con la mano que la esperaran un momento y subió silenciosamente a lo oficina del maestro que, al parecer, se había vuelto a quedar en el gremio haciendo papeleo. Exactamente cinco minutos más tarde, la mayor de los Strauss salió de la oficina y bajó las escaleras volviendo a lado de ellos -Vámonos ahora, ya le avisé al maestro y él le dirá a Kinana que me remplace. Estoy segura que ella no tendrá problema alguno con esa petición-.

El camino hacia la isla fue completamente silencioso, lo cual no ayudaba a que la tensión entre ellos bajar. Ni siquiera los exceeds, cuando ya estuvieron más despiertos, se atrevieron a interrumpir el sepulcral silencio con alguno de sus argumentos que usualmente eran fuera de lugar. Después de la hora más larga de la Historia, el grupo finalmente arribó al lugar deseado. aunque eso no logró que la tensión que persistía en el aire disminuyera, es más, la llegada solo pareció incrementarla por diez.  La caminata hacia el claro en que los tres se encontraron con la primera el día anterior fue incluso más incomoda. Lo peor de toda la situación era que el tiempo solo parecía ir más lento entre más se acercaban al lugar, era casi como si el mundo quisiera hacerlos sufrir por tanto estrés, o bueno al menos eso es que pensaban los exceeds de toda la situación, los otros por su parte, parecían tan concentrados en sus propios pensamientos que no se daban cuenta de la atmosfera que estaban creando entre ellos. 

A los tres exceeds les hubiese gustado decir que cuando  al parecer llegaron al lugar deseado todo se calmó, No obstante, no siempre las cosas funcionan como un quiere y en este caso fue lo mismo, la tensión continuó creciendo incluso cuando ya se habían sentado en la hierba esperado ¿A qué exactamente? no tenían idea. Pero por las expresiones que mantenían los tres que los habían arrastrado hasta allí portaban, no había manera que ellos empezaran a soltar los guisantes sin que lo que sea que esperaran pasara. Rayos ¿por qué la vida tiene que ser tan complicada?

Fue entonces que escucharon la voz desde los arboles -¿A qué se debe el place de verlos a todos ustedes aquí hoy?- dijo la primera bajando del árbol en el que estaba con elegancia y delicadeza. Su entrada fue lo que finalmente logró que la fría tensión que habían mantenido hasta el momento se a minora un poco, para alivio de los felinos, pero no lo suficiente como para que se relajaran. -Primera, esto se trata de Salamander- estas palabras por parte de Gajeel trajeron la tensión al aire de nueva cuenta y esta vez multiplicada por cien, aunque bueno, ahora los felino no podían quejarse, ahora ellos también estaban contribuyendo a la atmosfera tan sofocante. Al instante, la rubia ya estaba sentada frente a ellos con un expresión seria e intimidante -¿Y qué exactamente tienen para decir?- dijo más como una demanda que como una pregunta. 

Invisible WeaponsWhere stories live. Discover now