INFIDELIDAD

VIII

Luego de calmarse continuaron con el viaje. Ambos se sentían confiados. Reina sentía que el parto se llevaría a cabo en su tierra. El tiempo transcurría con calma cuando de pronto otra vez Reina empezo a sentir los dolores mas intensos. Juan no sabía qué hacer. Lo unico que podía hacer era darle ánimo mientras le sobaba la barriga como intentando calmarla del dolor. Los pasajeros también se sentían comprometidos en el acontecimiento. Todos daban consejos y sugerencias para que Reina se calmara. También recibieron críticas.

-Muchacha es mejor que camines- le decía una.

-Dile al chofer que se apresure antes que se le venga- clamaba otra pasajera.

-Pero como se le ocurre traerla en ese estado. Que irresponsable- decía otro sentenciando al esposo.

A Juan le parecía que el mundo se le acababa. No podía soportar verla a Reina sufrir. ¿Y si da a luz aqui en el carro? ¿Que hago si el bebé se desprende y cae? ¿Dios mío qué hago? Se preguntaba a sus adentros Juan desesperadamente.

-Cariño soporta lo que puedas. Ya vamos a llegar- la animaba.

-Siento que el bebé se quiere salir- le contestaba ella.

El tiempo se hacía interminable para ambos.

-¿Falta bastante para que llegue el bus a la Maternidad?- le pregunto a Juan.

-Si, ya falta poco, solo aguanta un poquito- le dijo él.

Por fin llegaron al lugar donde todas las que van hacer mamá llegan, al Centro Ginecológico Maternidad de María de Chimbote.

El bus se estacionó muy cerca a la puerta principal del centro de atención de la Maternidad. Gracias a Dios Juan podía respirar mas tranquilo. Inmediatamente la ingresaron a emergencia. El bus siguió su camino. Reina se quedaba en buenas manos.

Juan se encontraba en la sala de espera por el resultado. Luego de algunos minutos recibe la noticia que a Reina todavía le faltaba más dilatación y que se quedaba internada para su atención del parto.

-Puede irse señor. Regrese por la tarde trayendo ropita de bebé- le dijo la enfermera.

Continuará...

Luis Alvarez Aponte
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