Capítulo veintiuno

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Narradora:

Ha pasado 3 días desde que ella llegó al Reino de Jordán, durante este tiempo ella pudo admirar el lugar donde vivía el chico, fue testigo de las grandes cosas que había levantado desde cero, vio las condiciones en la que su gente vivía, el buen estado físico de cada habitante, comparado con el lugar en el cual vivía de chica con aquellos cazadores sin duda era mejor el inframundo.

También noto como todos los demonios se cuidaban entre ellos y adoraban a su príncipe aún sin conocer su rostro.

Solo había una palabra para aquello y esa era: "lealtad "

Cada uno de ellos era leal a su rey.

Por absurdo que pareciera los demonios eran mejor que los mortales, mientras los humanos se mataban entre ellos y tenían avaricia, los demonios parecían estar bien con lo que tenían además que agradecían por ello.

—Princesa Catelyn ya será hora de partir—le menciono Ethan con respeto, pues ya era hora de ir a visitar a los padres de Jordán.

Ella con una sonrisa—Estoy lista—murmuro, mientras apartaba la mirada de la ventana en la cual claramente se podía ver pequeños niños demonios correr por el lugar.

Cuando ambos llegaron a la Sala Jordán ya estaba más que listo para partir al Reino de su madre, todos ingresaron por el portal y en cuestión de minutos o segundos ya estaban en la casa de Idally.

Ella les recibió con una sonrisa.

—ya era hora de que visitaras a tu madre—reclamo un poco molesta Idally, el solo soltó una risilla—lo siento—mientras se disculpaba—es solo que el Reino no se puede mantener por sí solo.

«Eso es porque siempre te empeñas en hacer todo por ti mismo»—pensó Ethan pero ni siquiera se atrevió a decirlo.

Toda la familia estaba reunida, su padre miro a la joven y lo entendió todo.—Hijo, tú visita se debe a ella ¿cierto?—pregunto rápidamente su padre, a él no se le pasaba ningún detalle.

El chico lo miro y asintió—Así es, verán he escogido a quien será mi pareja—habló con una sonrisa—Ella es Catelyn, Catelyn ella es mi madre Idally —la señalo—Él es mi padre Axel y ella mi hermana Eiza—señalo a ambos, la chica los saludo con una sonrisa a todos.

Narra Catelyn:

Su familia era sin duda una llena de amor, se notaba a simple vista, todos ellos tenían es mirada única que reflejaba la completa felicidad.

Por lo que Jordán me habló sus padres habían sufrido, su madre más de la cuenta, entonces...

¿Cómo pueden sus ojos no mostrar ese dolor?

Si sus ojos no pueden mostrarlo significa ¿Qué ya lo olvido?

Entonces eso quiere decir que se puede olvidar y se puede vivir de nuevo.

—Un placer conocerte—extendió su mano la señora, la tome sin dudarlo, ambas sonreímos.

Madre ella es una semi-vampira—mencionó la hermana de Jordán—A qué eligió bien ¿verdad madre?

—Entonces eres semi-vampira—mencionó con una sonrisa—No importa lo que seas, mortal, vampira, demonio o talvez de otra raza siempre serás bienvenida a la familia mientras él este feliz no importa nada.

—Exacto madre, no importa de dónde provengamos pues todo se reduce a lo que somos—comentó el—podemos ser Demonios y no por ello estamos condenados a ser malditos.

Él no era como aparentaba, por primera vez pude ver un ser cálido en lugar del frío y cruel hombre que hasta ahora había podido mirar, él era diferente pero eso era algo que no podía mostrarle a nadie.

—Deberías ser así siempre—le dije con una sonrisa, él no me pareció entender entonces lo dije claro—Así de amable y lindo.

Sus padres y hermana solo miraron en silencio, talvez porque sabían lo que su propio hijo diría.

«Ser amable no me conduce a nada, ser así solo ocasiona debilidad»habló serio como si estuviera recordando algo—Si eres amable la gente te verá la cara a cada rato y te traicionaran.

Eiza—Es solo la verdad—concordó con su hermano—Si no quieres ser traicionada no confíes en nadie que no sea esta familia—advirtió de manera rápido—porque allí fuera hay un sin fin de enemigos que esperan ver caer a esta familia.

Hubo un silencio sumamente incomodo después de las palabras de su hermana y una mirada completamente apagada en Jordán.

—No piensen en ello, mejor compartamos la alegría de estar de nuevo aquí, todos juntos—habló su madre en el momento incomodo, su padre también mencionó lo mismo—no siempre vienés mejor celebremos lo bueno, olvidemos lo malo.

El príncipe del Inframundo [#3]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora